Un año después de que se declarara la pandemia de la COVID-19, la situación de las niñas y jóvenes de México es aún más grave de lo que ya avisaban las asociaciones que velan por sus derechos.
La exclusión y discriminación que viven solo por su edad y género representan los principales factores que las limitan a desarrollar su máximo potencial. Aunado a esto, la pandemia las ha puesto en mayor riesgo ante la violencia, el matrimonio infantil, las uniones informales, los embarazos tempranos y el trabajo infantil.
Al inicio de la situación sanitaria, Save the Children advirtió sobre los riesgos de abandono escolar provocados por cierres prolongados de las escuelas. Tan solo en el ciclo 2020-2021 se calculó una disminución del diez por ciento en la matrícula escolar de nivel básico, de los cuales, casi millón y medio son niñas y adolescentes mujeres. De continuar con esta tendencia, es posible que para el próximo ciclo escolar se duplique ese número y que una gran parte no vuelva nunca más a clase.
Alrededor de quince millones de niñas y adolescentes en educación básica y media superior dejaron de asistir a la escuela de manera presencial, asegura Save the Children, quienes indican estar muy preocupados, ya que conforme pasa el tiempo, aumentan las posibilidades de abandono escolar.
El cierre de escuelas provoca efectos colaterales, y diferenciados entre niñas y niños. Por ejemplo, durante el confinamiento, en muchos hogares han sido las niñas y las adolescentes mujeres las que se han encargado de labores del hogar y cuidado de los hermanos menores, o incluso de otros adultos, lo que limita su tiempo de dedicación a la escuela, a jugar, descansar o hacer actividades de esparcimiento.
Debido a los impactos económicos en miles de familias, no dudan de que «muchas prefieran que las niñas y adolescentes sigan cuidando el hogar, mientras el resto de los miembros intenta buscar otros medios de subsistencia», ha afirmado Maripina Menéndez, CEO de esta organización en México.
El cierre de escuelas por pandemia también ha aumentado el riesgo de las niñas a unirse con una pareja de manera informal. Estar unidas a temprana edad las hace, a su vez, aún más propensas a abandonar la escuela, pues se estima que el 92 por ciento de las niñas y adolescentes que viven en uniones informales no estudian, además de estar expuestas a embarazos de riesgo.
Asimismo, Menéndez destaca que, respecto a 2019, los embarazos no deseados han aumentado un doce por ciento entre las menores, debido a la falta de acceso a métodos anticonceptivos y a la vulnerabilidad de vivir abusos en los hogares.
En este sentido, desde antes de la pandemia, para muchas niñas y adolescentes su propio hogar era el principal espacio de peligro. En 2020, entre marzo y diciembre, el número de teléfono de emergencias registró 219.157 llamadas relacionadas con violencia de género, un incremento del treinta por ciento con respecto al mismo periodo del año 2019. Estas llamadas registran incidentes como abuso sexual, acoso sexual, violación, violencia de pareja y violencia familiar. Adicionalmente, en 2020, 112 niñas o adolescentes fueron víctimas de feminicidio.
Por todo ello, y en el marco de las conmemoraciones del Día de Internacional de la Mujer, Save the Children exhorta al Estado mexicano a tomar acciones inmediatas a fin de proteger a niñas y adolescentes, particularmente frente a los efectos de la pandemia, tales como:
- Fortalecer las capacidades de las instituciones públicas para prevenir, atender, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra la niñez, incluyendo perspectiva de género.
- Focalizar presupuesto público, y asegurar un eficiente ejercicio del gasto, en programas estratégicos para alcanzar la igualdad de género y garantizar los derechos de niñas y adolescentes.
- Monitorear la posible deserción escolar de niñas y adolescentes, y a quienes estén en riesgo, proporcionarles los programas e intervenciones necesarias para que continúen con su educación.
- Escuchar y tomar en cuenta la participación de niñas y adolescentes en todas las formas de decisiones públicas que les impacten.
- Ejecutar programas transformadores para abordar las causas de las uniones informales.
- Mejorar los sistemas de recopilación de datos con perspectiva de género en cualquier factor que impacte directamente en sus derechos, como su supervivencia, desarrollo, protección y participación.