Apostemos por el día asumiendo que los errores forman parte de las necesidades y de los planteamientos donde somos verdad. Aprovechemos los desafíos.
Nos debemos ayudar, precisamente, a asumir que los retos son importantes para avanzar y no quedarnos fuera, detrás. Nos volveremos de vez en cuando a la noche que nos distrae sin tiempos. Hemos de prevenir, pero también progresaremos sabiendo de los riesgos que hemos de afrontar.
Procuremos tiempo para nosotros mismos. Nos pongamos fuegos innecesarios en nuestros pies. Prefiramos, sí, pero sin obsesiones. Miremos al cielo.
Hemos de comenzar las jornadas con esa visión del milagro que suponen. Nos debemos definir en los conceptos básicos y no liar en demasía lo que nos permite salir adelante con entereza y felicidad.
Inventemos los mejores conceptos y vayamos hacia ese lado que nos nutre con propuestas de existencia en positivo. Todo irá bien. Tenemos el ánimo. Nada nos faltará.