Reciclemos emociones con deleites que nos disipen las dudas y nos hagan vivir en equilibrio y bondad. Nos gustamos. Es un buen punto de partida. Nos hemos de tener en los sitios perfectos, cuando menos medio adecuados.
No nos volquemos en experiencias lejanas. Tengamos a mano soluciones limpias que nos hagan aterrizar en los sitios de paz. Respiremos.
No malgastemos los hechos que hemos protagonizado y que nos deben servir de expresiva experiencia. Saboreemos. Nos debemos complacer.
No vivamos en el disgusto, ni en las apariencias. Sepamos lo que nos merece la pena y tratemos de defenderlo de principio a fin. No finjamos. Adelantemos los pasos.
Expresemos. Tanteemos. Subamos a las cimas donde otearemos certezas, y saquemos ritmo y diversiones como conceptos esenciales.
No apaguemos las luces. Más bien las debemos encender. Los pasatiempos nos apartarán de lo extraño. Aguantemos con dulzura y afán de compañerismo. Podemos mucho. Las dificultades se superarán.