Nos convertimos en referencias para seguir adelante con un tono más que mágico. Nos prestamos emociones. Las usamos en positivo, para ayudar, para mancomunar opciones, que tenemos.
Hemos levantado el ánimo gracias al amor que nos profesamos. Nos entendemos sin aplausos. Nos dejamos ir hacia ese lado que alimenta.
Nos apostillamos recuerdos que nos invitan al progreso. Tenemos mucha suerte. Nos vacunamos con experiencias renovadas. Nos saltamos los conceptos que antes fueron agudos.
Nos evitamos. Ya no hay mundos negros. Nos encariñamos. Nos pensamos con determinaciones que nos ubican donde el sentido nos une con el corazón y el pensamiento.
Dejamos atrás los malos vientos. Todo se ha vuelto mansedumbre con firmeza, con ansias con libertad, así como con querencia y con apuestas claras. Nada nos falta. Estamos en el sitio, con la persona adecuada, y quizá en nuestro tiempo. Por ahí haremos la más ingente apuesta.