Busquemos entre los quehaceres y en los pocos o muchos recursos y encontremos las auténticas joyas, que no tienen que ver totalmente con lo material, muchas veces no.
Generemos empatía. Nos hemos de sumar a las aficiones más hermosas, con impresiones gustosas, con intenciones diáfanas. Las llaves nos han de unir.
No apaguemos las luces. Sumemos esfuerzos. Nos colocaremos en los puntos más señeros. Nos entregaremos a la paciencia y la armonía con lucidez y entereza. Seamos serios, sin renunciar a las bromas.
Tomemos en consideración las claves, sin rumbos predeterminados, sin naturalezas muertas, sin luchas innecesarias. No abandonemos a los amigos.
Nos pretenderemos con sinceridad, con gracia, con sensaciones de transcendencia útil. Nos engancharemos desde la solidaridad para hacer más grandes cosas, y que sean más perdurables en el tiempo.
Estemos listos, pero bajando la guardia, sí, bajando, que, ante todo, hay que vivir. Eso supone también aprender de los errores.