Platiquemos con el día. Le hemos de contar nuestras cosas, curiosidades, sí, pero también fundamentos con los que hemos de incrementar el patrimonio del corazón.
Nos formularemos respuestas que nos quitarán las ansias que recrean lo negativo. Podremos avanzar. Somos muy capaces. No nos alteraremos.
Busquemos las señales que nos indican por donde no naufragar. Mudaremos las estampas que nos rompen. No viviremos en la súplica. Mantengamos la dignidad de lo humano.
No nos deben faltar criterios de consenso. Nos insertaremos con vocablos que llenarán los vacíos. Nos alentaremos con fe.
Supondremos lo necesario. También nos apartaremos de lo que nos involucra en una carga imposible. Hemos de ser eficaces sin caer en la hipocresía ni en la dualidad mental. La belleza empieza por el interior, y cada día la hemos de abonar.