La enseñanza del ajedrez es actualmente algo habitual en países de los cinco continentes que lo han incorporado, de una forma u otra, a las escuelas. Pero si alguien se pregunta cuál fue el primer colegio del mundo en incorporar el ajedrez a la enseñanza, entonces hay que detenerse en el llamado pueblo del ajedrez, Schachdorf, Ströbeck, perteneciente al municipio alemán de Halberstadt, donde todo allí gira en torno al noble juego desde hace más de mil años.
La villa acaba de celebrar los dos siglos, doscientos años, desde que en 1823 el alcalde nombró al ajedrez como materia habitual en la escuela. La semana del 18 al 22 de septiembre tuvo lugar el festival ‘Doscientos años de celebración del ajedrez’.
Por este motivo, tuvieron lugar toda una serie de celebraciones en la escuela, cuyo nombre, evidentemente, debe estar ligado a los escaques, el del segundo campeón mundial y único alemán, Emanuel Lasker (1868-1941).
A la inauguración del festival acudió el ministro de Ciencia y Energía en el estado de Sajonia-Anhalt, Armin Willingmann. «En 1823, Ludwig van Beethoven y Johann-Wolfgang Goethe vivían y trabajaban mientras en Ströbeck el ajedrez estaba incluido en el programa de enseñanza como una materia obligatoria con la nota correspondiente», señaló.
Un damero a cuadros blancos y negros colgando debajo del techo con ventanas y paredes cubiertas con trebejos de ajedrez presidieron el acto en la escuela. El cuarto grado ofreció una actuación con la orquesta de la escuela. Se recitaron poemas y se representó una obra de teatro. El director, Volker Heinold, impartió un discurso con motivo de esta semana de celebración.
El programa infantil consistía en jugar al ajedrez. Un total de 119 niños aprenden en la escuela primaria de Ströbeck. El ajedrez es una materia regular en la que las calificaciones son iguales, incluso en el certificado.
Al final de sus estudios, los mejores de la promoción juegan en tableros de ajedrez artísticos que están hechos especialmente para este propósito. Esta es también una tradición en el pueblo desde hace doscientos años.
Se instaló una exposición en el auditorio de la escuela. Se pudieron contemplar muchas fotografías históricas, así como documentos, textos y, por supuesto, juegos de ajedrez. La exposición itinerante está disponible para ser prestada a clubes, instituciones y comunidades de ajedrez interesados de Alemania.
La gran maestra femenina de ajedrez de origen ucraniano (ganó el campeonato femenino en 1996), Tatiana Melamed, de 49 años, acudió a la escuela donde jugó unas simultáneas con los alumnos tras responder a sus preguntas.
«El ajedrez es la forma en que la gente crece en la ciudad», explicó el que fuera profesor del juego en la escuela secundaria de Ströbeck, Renate Rohrmann, de 75 años.
La profesora Isa Hanf, de 57 años, enseña ajedrez en Ströbeck. «Es como en otras materias», explica: «Hay pruebas. Se evalúan las respuestas en clase, incluidas propuestas. Hay lecciones teóricas y prácticas. Y al igual que en la educación artística o deportes, en las clases de ajedrez, por supuesto, hay niños a los que no les gusta la materia. Pero a la mayoría le gusta mucho. Quizás también porque los niños pueden jugar en clase».
Hanf es la única profesora de ajedrez escolar en activo en el estado de Sajonia-Anhalt. Desde hace 32 años enseña en la escuela primaria de Ströbeck y, por lo tanto, contribuye decisivamente a que la tradición ajedrecística siga viva. Enseña a los niños que en Ströbeck aprenden algo especial: «Tienes una materia que no existe en ningún otro lugar. Nadie en Sajonia-Anhalt tiene ajedrez en su certificado».
En la clausura hubo una fiesta local en el pueblo, que se denominó Fiesta del Ajedrez. Como anécdota, el administrador educativo de la región del Harz, Thomas Balcerowski, retó al alcalde de Halberstadt (municipio al que pertenece Ströbeck), Daniel Szarata, a una apuesta: «Si el alcalde pierde en una partida de ajedrez contra los estudiantes, invito a todos los estudiantes a comer helado». La máxima autoridad municipal aceptó el desafío. Se pueden imaginar el resultado, todos tomaron helado.
Pero mantener la tradición educativa del ajedrez no siempre fue fácil. Por ejemplo, cuando la escuela secundaria local cerró en 2004 debido a un número insuficiente de estudiantes, muchos pensaron que era el fin de las lecciones de ajedrez. Pero en la escuela primaria de Ströbeck continuó, y la enseñanza parece garantizada, al menos por el momento.
Existe una colaboración muy estrecha entre la escuela, el club de ajedrez y el Ayuntamiento. «Mantenemos la tradición del ajedrez en toda la ciudad y también en la escuela», afirmó el alcalde de Ströbeck, Jens Müller (SPD).
Museo del Ajedrez
Actualmente, el alcalde está muy preocupado por el Museo de Ajedrez. Hace casi cuatro años, en noviembre de 2019, hubo un incendio. Aunque la mayoría del material, seis mil objetos y piezas que albergaba, se salvó siendo reubicado, todavía falta mucho para que abra de nuevo el museo.
La exposición de la semana del festival en la escuela contó con piezas de museo. Según Müller, esta exposición también debería demostrar que no se renuncia al museo. Los planes están en marcha. Se va a reconstruir una casa en el pueblo y lo que se espera es financiación.
El pasado mes de abril el Bundestag (Parlamento federal) no incluyó el Museo para recibir financiación. Incluso si el gobierno federal hubiera aprobado la financiación solicitada de 3,5 millones de euros, el municipio habría tenido que sumar otros 875.000 euros como su propia contribución, lo que habría sido otro desafío ya que apenas superaban los 50.000 euros.
El Museo se inició en 1991, gracias a la iniciativa del profesor jubilado de ajedrez Josef Cacek, quien fue nombrado ciudadano honorario de la localidad. En 2009 el Museo fue ampliado con dos nuevas salas gracias a los fondos comunitarios.
Sus instalaciones mostraban la historia del ajedrez, piezas de de todo el mundo, destacando un tablero histórico de 1651 donado por el duque de Prusia, Frederick William (1620-1688). También contaba con biblioteca, además de organizar exposiciones especiales sobre temas relacionados con los 64 escaques.
La relación de Ströbeck con el ajedrez se inicia cuando el obispo Arnulf, de Halberstadt, quien ejerció su mandato de 996 al 1023, había encarcelado en la llamada Wahrturm (torre de defensa) al noble Gunzelin de Kuckenburg (965-1017) quien durante sus ocho años de cautiverio enseñó a sus guardianes y de ahí pasó a los agricultores y resto del pueblo. Les gustó tanto que desde entonces es una tradición.
La primera cita escrita del hecho es de 1515 y posteriormente fue descrito detalladamente en el primer libro de ajedrez en lengua alemana, publicado en Leipzig en 1616. En concreto, fue el duque Augusto II de Brunswick-Lüneburg (1579-1666), alias Gustavo Selenus, nombre con el que escribió su libro ‘Ajedrez o juego del Rey’, en 1616, donde dedica un capítulo entero a Ströbeck.
Desde 1689 están documentadas representaciones de partidas vivientes de ajedrez, en las que las piezas eran representadas por personas vestidas para la ocasión. Esta tradición todavía perdura hoy.
En el siglo diecinueve, numerosos artículos periodísticos citan a la localidad, cuyo escudo precisamente es un tablero, donde se crea su club local de ajedrez en 1883.
Entre las curiosas costumbres locales unidas al juego se encuentra la que cuando un jugador local podía verse en una celada en la partida, los espectadores asistentes podían decir ‘Vadder, mit rata!’ en el dialecto local, ‘Padre, ten cuidado’.
Otra costumbre era que cuando alguien pretendía casarse con una mujer nacida en el pueblo debía jugar una partida con el alcalde. El actual regidor, Jens Muller, señala que desde 2011 no ha tenido que disputar ninguna partida, entonces ganó la última y el novio debió donar setenta euros al club local de ajedrez.
En 2016 la tradición local del ajedrez fue incluida como Patrimonio Cultural Inmaterial en Alemania y aspira a ser candidato también en la Unesco.