Ahí está el detalle, sostiene Cantinflas

Agosto se llena de gusto para celebrar el cumpleaños de Mario Moreno (México, 1911). Por eso, no les voy a escribir mucho porque el que mucho escribe poco abarca y, si se trata de abarcar, lo más probable es que el que apriete se embarque como novia de pueblo. Dirán ustedes, entonces, para qué escribir corto si no se tiene mucho qué decir. Será, pues, mejor no escribir nada y dejar que hable la cantinflada. 

Xulio-Formoso_Mario-Moreno-Cantinflas Ahí está el detalle, sostiene Cantinflas
Xulio Formoso: Mario Moreno, Cantinflas

 

Sobre la azotea de la casa de la abuela, en una sala de todas las estrellas ya que el firmamento era el techo, sin acústica pero con el privilegio de mirar, crecimos coleándonos anónimamente en el autocine del barrio.

Creíamos entonces que todo el cine era mudo, sólo imagen. La pobreza en la que vivíamos no nos permitía el derecho a ir al cine. Más adelante Cantinflas nos explicaría ese rollo: “Los países subdesarrollados tienden a desarrollarse dentro de un desenrollamiento natural porque si no nos enrollamos”. Habrá siempre la tentación del éxito ajeno, la envidia de quien anduvo con facilidad la senda que se nos presenta tan dificultosa pero hay quien se traga las amarguras y sale con el alma ilesa de la aventura de crecer.

Luego, con el correr de los años y los estudios, llegó el primer televisor en blanco y negro a la casa de la abuela. Cada sábado por la tarde nos reunía frente al aparato para mirar alguna de las tantas películas de este personaje que asumía variados oficios conservando sin embargo el mismo espíritu docente. El Barrendero, El Padrecito, Si yo fuera diputado, El Profe, El Mago y una larga lista más nos hablan del ejercicio ético de cualquier trabajo. Nos arracimábamos queriendo aproximarnos lo más posible a la pantalla, sumirnos en ella; acompañar cada escena, conmovernos con los diálogos, crecer e identificarnos con el sentimiento expuesto, saber que la comunicación es tangencial, nunca se expresa abiertamente pero logra su objetivo. Fuimos aprendiendo que ser cómico es algo muy serio: “el mundo debería reírse más, pero después de haber comido”.

En la actualidad, somos muchos quienes quisiéramos poder mudarnos cerca de una cinemateca para tener acceso al cine cada vez que requiriésemos dejarnos de lado y vivir por un rato la vida de otras personas escapándonos en una mirada de los sótanos habitados por la incertidumbre y el dolor; huir en un travelling de las cavernas de palabras y técnicas no siempre pacientemente explicadas, abandonar esas locaciones tan cargadas de violencia. Nos parece tan actual la expresión que escucháramos en la infancia en boca del comediante mexicano: “Estamos en guerra porque ya estamos. ¿Por qué razones? Ustedes me dirán. Y yo les contestaré: razones fundamentales que todo conglomerado debe entender y son tres: la primera, la segunda y la tercera. ¿Qué cosas, verdad? Pues así es”. No se puede desoír a quien no puede pronunciarse por no saber cómo y no poder saber cómo saber. Porque si hay que componer que sea amorosamente, si hay que consolar que sea sin lástima, si hay que enamorar que sea con acordes de una escala intachable.

Quisiéramos ser el autor o autora responsable de la obra, quien sin subterfugios asume la producción con sus logros y fracasos; aprender de quien particularmente nos muestra su sabiduría y del colectivo a quien nos debemos; corregirnos, inventarnos, superarnos; dar testimonio de nuestros aciertos, dar cuenta de lo perdido en el camino. Quisiéramos escindirnos de la realidad, contemplarnos críticamente desde afuera para retomarnos luego en primer plano. Quisiéramos ser audiencia multitudinaria en función de estreno pero terminamos siendo pocos ojos que confluyen en una pequeña pantalla de cristal líquido que sirve de batiscafo para llegar a las profundidades de la auténtica solidaridad aunque en el fondo sepamos que “hay momentos que son realmente momentáneos”.

No te distancies de la mano tendida, que la humildad te acompañe y sepas que sólo bajando la cabeza puedes ver tu imagen reflejada en el estanque que navegas: no hay quien no se venza con el señuelo de la ternura y quien no quiera refugiarse en el compás de un beso. “¡Ahí está el detalle! Que no es ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario”. La vida no te elige, la vida es un destino que se escoge y el amor no es un sentimiento sino una opción con el cual nos comprometemos ya que cada quien es imprescindible y si se ha de transitar en búsqueda de la trascendencia es mejor no hacerlo en solitario sino en cambote.

¡Qué riqueza la de quien tras la pobreza y a fuerza de tesón hace cine de calidad!

Ileana Ruiz
Ileana Ruiz (Venezuela). Activista de derechos humanos, investigadora social y periodista. Asesora en resolución de conflictos, educación popular, participación ciudadana y derechos humanos y profesora de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. Articulista en el semanario venezolano “Todosadentro” del Ministerio de la Cultura desde 2006. Premio Nacional de Periodismo de Opinión, 2013. Entre sus publicaciones: De la indignación a la implicación (2006); Pueblo de agua: Cuentos para la educación en derechos humanos sobre la identidad del pueblo warao (2009); Servicio de policía bajo la mirada ciudadana (2010); La clave del acuerdo. Practiguía para la resolución pacífica de conflictos (2011); Pasos dados poco a poco. Memoria y cuentos del proceso de constitución de los Comités Ciudadanos de Control Policial (2012).

1 COMENTARIO

  1. Mario Moreno, inolvidable en su personaje Cantinflas. Impresionante y eterno en su discurso en «Su Excelencia», donde como imaginario representante de la imaginaria República de los Cocos, en una imaginaria Naciones Unidas les habla a los «Verdes» y los «Colorados» y a todos los países, en un discurso de tolerancia, fraternidad e igualdad en la humanidad, y donde todos están al debe, del color que sean o no.

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