En un comunicado que acaba de hacer público, la Alianza Evangélica Española (AEE) se pronuncia acerca de los recientes cambios en relación a la materia de Enseñanza Religiosa en la escuela que reintroduce la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), la controvertida ‘Ley Wert’, concretamente a propósito de la asignatura de Religión.
“La escuela pública no debería impartir ningún tipo de enseñanza religiosa confesional”, sostiene la AEE. Sin embargo, habida cuenta de que -por más inopinado que parezca- las confesiones minoritarias con Acuerdos -de “tercera división”- con el Estado se prestan a impartirla -en manifiesta desigualdad de condiciones-, los firmantes del comunicado entienden que “opcionalmente y para evitar situaciones de discriminación y marginación social se ofrezca impartirla a las demás confesiones, siempre que sea una materia opcional y no evaluable”.
Este es el texto íntegro del comunicado:
1.- La enseñanza religiosa es un derecho y deber de los padres, que en su caso pueden compartir con la institución confesional o privada que consideren más adecuada dentro de sus creencias: parroquia, mezquita, sinagoga, iglesia o el lugar que considere más idóneo.
Entendemos que es básico el principio de la aconfesionalidad del Estado. De acuerdo con este principio de separación entre el Estado y las diferentes confesiones religiosas, la escuela pública no debería impartir ningún tipo de enseñanza religiosa confesional.
Esta ausencia de asignatura/s de enseñanza religiosa confesional es la situación ideal que defendemos.
Sin embargo, mientras se permita hacerlo a la Iglesia católica, entendemos que opcionalmente y para evitar situaciones de discriminación y marginación social se ofrezca impartirla a las demás confesiones, siempre que sea una materia opcional y no evaluable.
En esta línea, valoramos el trabajo realizado por la ERE (Enseñanza Religiosa Evangélica, dependiente de la Federación Evangélica -Ferede-) y nos parece encomiable el esfuerzo de muchos maestros que han impartido la asignatura de Religión Evangélica durante los últimos 17 años, generalmente de manera altruista y frecuentemente en circunstancias de desigualdad e incluso de discriminación en relación a la enseñanza religiosa católica.
2.- Dicho esto, consideramos un retroceso convertir la enseñanza religiosa confesional en evaluable como parte del curriculum académico. En primer lugar porque difícilmente puede evaluarse una enseñanza que tiene que ver no sólo con el conocimiento intelectual, sino con un concepto integral de vida. En segundo lugar porque establece un currículum sin equidad, ya que habrá diferentes asignaturas con distintos contenidos y criterios, y por lo tanto no equiparables en su evaluación. Y en tercer lugar, porque se opone a esta asignatura la opción alternativa de otra no confesional, con lo que o bien es innecesaria, o bien se priva a quienes elijan religión de cursarla.
Sin duda estamos ante todo un contrasentido, una vuelta a épocas nada democráticas ni respetuosas con la aconfesionalidad del Estado, y en definitiva una concesión a un mayor control por parte de la jerarquía católica de la enseñanza pública, que repetimos que debería ser no confesional.
3.- Finalmente, nos preocupa la falta de formación objetiva en España del hecho religioso en general, algo que afecta al protestantismo de forma especial, ya que se une a siglos de desinformación sobre cualquier religión que no sea la católica.
Hay una enorme incultura que mezcla los prejuicios con la falta de conocimiento y que originan una ausencia de datos y de juicio intelectual a la hora de entender la historia, la cultura y la sociedad actual en lo relacionado con el hecho religioso en general y el evangélico o protestante en particular.
En este sentido creemos que la enseñanza objetiva y no confesional de los aspectos culturales, sociales e históricos de las religiones y creencias merece ser tratada bien dentro de las asignaturas correspondientes de arte, sociedad e historia, o bien como una asignatura independiente en el concepto de “Historia y cultura de las creencias”.
4.- Por último, entendemos la urgente necesidad de un debate y consenso de las fuerzas sociales y políticas al respecto de manera que no exista un continuo debate sobre la misma situación.
Firman el Comunicado Amable Morales (presidente) y Pedro Tarquis (portavoz).
Tema delicado. Involucra el respeto a las creencias, la tolerancia o la intolerancia en tales materias, a dogmatismos y laicismos. No hay duda alguna, la creencia de toda fe legítima (es decir no grupos como «adoradores de ovnis», por ejemplo) es digna y sublime en la humanidad, debiendo poder expresarse sin afectar las libertades de los otros y sin imposiciones valiéndose de la estructura del Estado. Pero…igualmente, los que tienen o no profesan una fe religiosa, los que son o se consideran «sin Dios», los agnósticos, los que están en duda, los que tienen escepticismo, los positivistas, también están en sus plenos derechos a ser respetados y no ser enseñados a la fuerza en una fe, en tanto, igualmente, tampoco dañen o atropellen a los otros.
Yo veo que «de todo hay en la Viña del ….» en materia de virtudes. Religiosos ejemplares y trascendentes, creyentes magníficos seres humanos, ateos plenos de cualidades positivas y elevada moral.
Lo mismo veo hacia los defectos.
A la hora de convivir y compartir en lo muy personal no hago diferencias, soy amigo y colaboro con todos en tanto sean virtuosos y de noble moralidad, dentro de la gran familia GRANDE que es la humanidad misma y donde en cada uno se debe sentir y tener un hermano siempre.
En Chile, extremo sur de América, la situación no es tan diferente a lo analizado para España.