La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) atraviesa una crisis financiera extrema que tendrá graves consecuencias en su capacidad para cumplir con su mandato y funciones básicas, que a fecha de hoy, 23 de mayo de 2016, ha obligado a suspender las visitas previstas para este año, así como de los Períodos de Sesiones 159 y 160, programados originalmente para julio y octubre.
La Comisión informa además que el 31 de julio de 2016 vencen los contratos del 40 % del personal y no cuenta con los fondos, ni con la expectativa de recibir fondos, para poder renovarlos.
En un comunicado, la CIDH señala que «resulta alarmante» que por esta crisis de financiación tuvieran que desmantelarse áreas esenciales en el cumplimiento de su mandato, y expresa «profunda aflicción ante las víctimas, los peticionarios y las organizaciones de la sociedad civil que tenían planificado participar en audiencias, reuniones de trabajo y otros espacios previstos para las sesiones de octubre».
Asimismo, la CIDH expresa su extrema preocupación porque la suspensión de las sesiones tiene un impacto directo en la capacidad de la Comisión de avanzar en el procesamiento de las denuncias de violaciones a los derechos humanos, ya que es en dichas sesiones cuando los comisionados analizan, debaten y aprueban informes sobre peticiones y casos.
La CIDH sostiene que «resulta igualmente perturbador el estado de indefensión en que quedarán miles de víctimas de violaciones a los derechos humanos» porque el retraso procesal que se intentaba reducir con la programación actual de sesiones volverá a aumentar y llegará a un punto incompatible con el derecho de acceso a la justicia.
En el comunicado se afirma que, en los últimos meses y semanas, la CIDH y su Secretaría Ejecutiva han hecho todos los esfuerzos que estuvieron a su alcance para confirmar donaciones que estaban previamente conversadas, pero desafortunadamente no prosperaron. En este escenario la CIDH insta a los países miembros, los países observadores y otros posibles donantes a hacer aportes financieros urgentes y de libre disposición, antes del 15 de junio, para evitar la pérdida de personal altamente cualificado y poder reprogramar los períodos de sesiones, las visitas y el desarrollo de todas las actividades previstas para el año 2016.
Recursos financieros
La CIDH sostiene que esta crisis es consecuencia de una situación estructural y sistémica de financiamiento inadecuado que es indispensable atender y resolver. Existe una profunda discrepancia entre el mandato que los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) le han asignado a la CIDH, y los recursos financieros que le otorgan. El presupuesto regular de la CIDH para el año en curso no alcanza los 5 millones de dólares, o sea menos de cinco milésimas de dólar ($0.005) por habitante. El personal de la CIDH financiado por el fondo regular de la OEA totaliza 31 personas, es decir, tiene menos funcionarios/as que países bajo su jurisdicción. Los otros 47 funcionarios están financiados con donaciones, las cuales presentan problemas de inestabilidad e imprevisibilidad, tal como lo demuestra la crisis actual.
La Asamblea General de la OEA ha aprobado varias resoluciones comprometiéndose a atender la situación, pero no se han visto reflejadas en un aumento significativo de recursos. Mientras que el Consejo de Europa destina el 41,5 % de su presupuesto a la promoción y protección de los derechos humanos, la OEA destina el 6 % de su presupuesto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La CIDH espera que la próxima Asamblea General de la OEA, a celebrarse en junio, adopte una decisión «histórica y trascendental», que refleje el compromiso de los Estados con la defensa de los derechos humanos en la región. Esto significa aumentar de forma radical el presupuesto del fondo regular de la OEA y asignar a la CIDH y al Sistema Interamericano de Derechos Humanos los recursos necesarios para el cumplimiento del mandato asignado por los propios Estados: «Es indispensable, imperativo y urgente que los Estados efectivamente adopten una solución sustentable a este grave y crónico problema y demuestren su compromiso con el respeto y garantía a los derechos humanos con hechos y no sólo palabras».
La CIDH es un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo mandato surge de la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La Comisión Interamericana tiene el mandato de promover la observancia de los derechos humanos en la región y actúa como órgano consultivo de la OEA en la materia. La CIDH está integrada por siete miembros independientes que son elegidos por la Asamblea General de la OEA a título personal, y no representan sus países de origen o residencia.
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