La Colección Phillips celebra este año en España su 95 aniversario con la exposición Impresionistas y Modernos, que la Fundación Caixa Forum acaba de inaugurar en su sede de Madrid tras pasar por Barcelona. Una muestra de sesenta obras organizadas en seis secciones temáticas procedentes de los fondos de la colección en Washington DC. Sesenta obras de cuarenta y cuatro pintores de primera línea, europeos y norteamericanos, de pequeño y mediano formato, en una exquisita selección de obras maestras.
La Phillips Memorial Art Gallery, inaugurada en Washington DC en 1921, fue el primer museo dedicado al arte moderno en Estados Unidos. Hoy en día cuenta con más de tres mil obras dedicadas al arte de la segunda mitad del siglo XIX y casi todo el siglo XX. Su impulsor fue Duncan Phillips un millonario humanista apasionado por el arte que decidió dedicar buena parte de su vida a una labor de coleccionismo y mecenazgo, siempre con vocación de dar a conocer al público norteamericano las obras de arte emergente junto a obras maestras, creando una relación dinámica entre el pasado y el presente. Este concepto ya lo especificó Duncan Phillips en el acta de constitución de la sociedad fechada el 23 de julio de 1920: “Esta colección única, está consagrada a la doble función de un museo que albergue el mejor arte del mundo y a un centro de experimentación en el que artistas contemporáneos en evolución constante puedan mostrar el resultado de sus aventuras estéticas”. A lo largo del siglo XX, la colección fue aumentando y adquiriendo la relevancia mundial de que goza hoy en día.
El diseño escenográfico de la exposición en los espacios de la Obra Social la Caixa madrileña, en la tercera planta del emblemático edificio que en origen fue una factoría de producción de electricidad, es un homenaje al estilo libre y atrevido de los montajes expositivos ideados por Duncan Phillips para la colección y exposiciones sucesivas en la casa de estilo georgiano adquirida para albergar la colección en Washington. El propósito era siempre ‘dar visibilidad a contrastes y analogías’, reunir las ‘almas afines de artistas de distintos lugares del mundo’ y ponerlos a dialogar entre ellos y con sus espectadores.
Los ámbitos de la exposición transitan por los caminos del Clasicismo, Romanticismo y Realismo seguidos por el Impresionismo y Posimpresionismo; París y el Cubismo derivan hacia el Intimismo y Arte Moderno. A Naturaleza y Expresionismo le sigue la sección de Expresionismo Abstracto que pone fin a la muestra.
Ver en ‘Clasicismo y Romanticismo’ a los siempre enfrentados Ingres y Delacroix rivalizando con dos obras prototípicas, Pequeña bañista sentada de espaldas, con alguna vértebra añadida como en La gran odalisca y los Caballos saliendo del mar, con un jinete marroquí, de los tiempos de la misión diplómatica de Delacroix en Marruecos no puede ser casual y sí, es divertido. Otro gran clásico de los años sesenta del XIX, La prensa de vino de Puvis de Chabannes, un cuadro que casi traslada a la Grecia clásica. Romanticismo francés por lo español en un delicioso Ballet español de Édouard Manet, en que el artista pintó en su estudio como si estuvieran actuando a una compañía española que representaba en París el ballet La flor de Sevilla, con el colorido extraordinario de sus trajes destacando de un fondo oscuro. El realismo representado por algunos de los más notorios paisajistas del XIX: Camille Corot con una preciosa Vista desde los jardines Farnese de Roma y una joya de verdes y ocres en Genzano. La nota dramática la pone Gustave Courbet en su cuadro Peñas de Mouthier con sus intensos verdes y marrones y pequeñas salpicaduras de luz bajo un cielo claro y el asombro que produce el cromatismo increíble de El Mediterráneo. El realismo social en El levantamiento de Honoré Daumier, que Duncan Phillips consideraba el cuadro más importante de la colección, inspirado quizá en la revolución de 1848, narrando un drama de la vida cotidiana con un lenguaje universal. Henri Fantin Latour con unos Melocotones de una belleza y realismo indescriptibles.
La sección dedicada al Impresionismo y Posimpresionismo es un auténtico tesoro de obras maestras de grandes maestros; naturalismo visto a través de impresiones retinianas de la luz y sus reflejos en el aire, pintura alla prima, sin dibujos o planificación previa.
Los pintores: Alfred Sisley, Claude Monet, Paul Cézanne, Vincent van Gogh, Edgard Degas, Berthe Morisot y Odilon Rédon participan con obras maestras incontestables y absolutas, los cuatro primeros rivalizando en paisajes en los que la impresión se fija en la retina del espectador de forma indeleble. La nieve en Louveciennes de Sisley casi con tantos matices cromáticos como pinceladas y empastes en la nieve que crean la sensación de sonido de crujido al pisarla. El camino de Vétheuil de Monet es una asombrosa sinfonía de colores cálidos y fríos, con impresiones rosas y azules en la vereda que conduce al pueblo, de verdes, amarillos y ocres en ambas orillas y pasada la aldea unos casi fantasmagóricos reflejos azules en un atardecer de otoño y con una impecable organización espacial. Para Cézanne, la montaña Santa Victoria es un referente icónico, pintado sí, decenas de veces pero cada vez con una realidad distinta. Él la veía desde su casa en la cercanía de Aix-en-Provence y la pintaba sin prisa, lo que le permitía conectar sus sensaciones visuales con los cambios constantes en la geografía de su entorno. Es una mañana de primavera avanzada, con fuertes contrastes de verdes intensos, ocres y rosa-amarillo en los planos primero y medio con sus casas y huertos, contrastando con los azules y rosas pastel de la montaña y colinas al fondo. La marca del espacio es el pino a la derecha cuyas ramas extendidas abarcan y acercan todo el panorama.
Casa en Auvers de van Gogh es un hermoso poema dramático pintado por un hombre que ha decidido morir y quiere expresar todo lo que siente antes de que llegue el fin. Auvers fue su última morada y durante las últimas diez semanas de su vida que pasó allí su producción fue prodigiosa. Quiso vaciarse, dejar aquí todo lo que tenía para dar y expresar. La casa en Auvers es eso, una bellísima y dolorosa despedida que emociona hasta las lágrimas.
Degas participa de los dos periodos, impresionismo y post; del primero con un retrato que titula Melancolía que transmite más bien cierta desesperación y tristeza. Es tan intenso que duele. El periodo post con dos Bailarinas en la barra de 1900, al final de su vida. Es un cuadro – música, una sinfonía de naranjas y azules en un ejercicio de libertad compositiva, de simetrías y contrastes en las que el interés por lo espacial desaparece…Y las Dos muchachas de Berthe Morisot pintadas el año anterior a su muerte y donde como tantas veces pinta a su hija Julie Manet con una deliciosa languidez, en un inacabado maravilloso y perfecto en el que el color lo es todo.
En París y el Cubismo, con solo once cuadros de nueve pintores, la muestra de Caixa Fórum recrea el París capital del arte y de oportunidades para artistas del mundo que fue durante la primera mitad del siglo XX, hasta que la segunda guerra mundial trasladó el foco a Nueva York. Tres Picasso, La habitación azul de 1901; Corrida de toros de 1934 y un retrato de Dora Maar de 1939 que él llamó Mujer con sombrero verde, muestran no solo tres momentos en la carrera del artista; también tres estados de ánimo y tres momentos en el devenir histórico de España y Europa. Teniendo en cuenta que el azul fue el color de un estado de ánimo causado por el suicidio de Carles Casagemas y que las tres obras dedicadas a la muerte y entierro de este jovencísimo pintor fueron pintadas en 1901, unido al hábito de Picasso de retratar a sus mujeres sin identificarlas, hace intuir que salvo por el color del pelo la mujer de la habitación azul podría ser Germaine Gargallo, causante inocente del suicidio de Casagemas y poco después amie de coeur del malagueño. La melancólica expresión, su desnudez y la forma de lavarse como si quisiera desprenderse de algo, la infinita soledad que grita en el silencio dramático de esa habitación…Es bellísimo y contrasta con el surrealismo post cubista de la corrida de toros de 1934, de rotundos contrastes cromáticos; hay muchas metáforas que conciernen a comportamientos humanos, como el amor, la violencia y la muerte, todo ellos con un trasfondo del mito animal y humano, con el hombre quizá simbolizado en el caballo blanco herido por un toro que como el hombre es violento y mata; pero hay mucha pasión de vivir en ese cuadro. Vida y muerte, las dos polaridades contadas en lenguaje taurino. Y en 1939, ese bellísimo retrato de Dora Maar que destila abandono, desolación, tristeza y locura , como la España y la Europa de ese año.
Otra mujer, pintada por Amedeo Modigliani en 1917, la artista francesa Elena Povolozki, casi un retrato escultórico, en el que atraen como imanes sus ojos azules de mirada triste. Sobre fondos oscuros y ropa oscura, el rostro y cuello en tonos rosa pastel abarcan todo. También están Juan Gris, Georges Braque y un precioso Estudio del artista de Raoul Dufi que como siempre es un fiel testimonio del placer de vivir.
Intimismo y arte moderno es un despliegue de interiores que empieza por los nabis Édouard Vuillard y Pierre Bonnard. Duncan Phillips compró obras de la última década del XIX de estos artistas en los años veinte, las primeras en un museo norteamericano. El periódico de Vuillard refleja el estado de ánimo de confort y tranquilidad que siente en su casa, con su madre leyendo el periódico antes de iniciar sus labores de costurera. Niñera con un niño vestido de marinero, obra maestra nabi casi tan etérea como La amazona del circo de Bonnard. En los años veinte Bonnard crea una maravillosa serie mediterránea llena de luz y color, que aquí vemos en La Riviera. En la lejanía suaves ondulaciones azules de los Alpes Marítimos y un primer plano de masas exuberantes de follaje que más que recibir luz iluminan. Un Raoul Dufy de 1938, Joinville, un canto alegre lleno de color al placer de vivir. Dos cuadros, dos joyas absolutas, del final de carrera de Georges Braque y de Henri Matisse, dos interiores que transmiten sentimientos muy distintos; El filodendro que atrae, impacta e inquieta y de nuevo la gloria mediterránea en Interior con cortina egipcia, Braque y Matisse aún más vivos, creativos y llenos de energía que en su juventud.
La muestra culmina con Naturaleza y Expresionismo y Expresionismo abstracto, europeos en Estados Unidos y norteamericanos que crecieron como artistas con el mecenazgo de Phillips. Vassily Kandinsky, Oscar Kokoschka, Chaïm Soutine, Georges Rouolt y los norteamericanos Georgia O’ Keeffe, cuyas Hojas de castaño en sinfonías otoñales de 1926 fueron su primer cuadro en un museo. Arthur G. Dove, también patrocinado por Phillips, muestra aquí una Barcaza roja cuyo reflejo en el río es tan real como el objeto mismo, ambas inmersas en una abstracción de follaje impresionante. Los expresionistas abstractos son los norteamericanos Jackson Pollock con una Composición hecha para sugerir a través del color; bellísimos Caballetes de la brasileña María Helena Vieira da Silva. Impactantes franjas verticales de colores de Morris Louis. Mark Rothko y Adolph Gottlieb rivalizando en sendas abstracciones Sin título y Equinoccio; Richard Diebenkorn asombrando con los colores de California en dos abstracciones totales de gran formato. Abstracción que como años antes el surrealismo deja en total libertad al espectador para interpretar subjetivamente las propuestas de los artistas. Y la más sugerente de todas, Fuga, del francés de origen ruso Nicolás de Staël, en una clara invitación al espectador a explorar las sutiles decisiones tomadas en la creación de este mosaico compacto de cuadrados inspirados en la naturaleza con sus variaciones de luz, forma y color.
Sesenta pinturas, sesenta obras maestras de excepción, fieles al propósito de Duncan y Marjorie Phillips desde que empezaron a crear un museo, en principio íntimo, en homenaje al padre y hermano fallecidos. Obras maestras ahora al alcance de una visita. Pero si van a Washington alguna vez no pueden perderse la colección completa.
- Ficha de la exposición.
- Título: Impresionistas y Modernos
- Sede: Caixa Fórum, Madrid. Paseo del Prado 36
- Duración: 14 de julio a 23 de octubre 2016.
- Comisaria: Susan Behrends Frank
- Itinerancia: Palazzo delle Esposizioni , Roma; Caixa Fórum, Barcelona y Madrid.