La ciudad antigua de Nimrud, destruida tras la ocupación de dos años por el Daesh y recuperada en noviembre de 2016 por las fuerzas gubernamentales iraquíes, ha sufrido “daños considerables” según una misión de evaluación de la Unesco. El organismo cultural, que forma parte del grupo de agencias de Naciones Unidas (ONU), pide ayuda para “actuar con medidas de urgencia” que ayuden a salvaguardar lo que queda de la ciudad, informa Culturebox, suplemento digital cultural del canal internacional France 24.
“Las estructuras construidas y los relieves esculpido han sufrido daños considerables a consecuencia de las explosiones y ataques con bulldozers”, subraya la Unesco en su comunicado de fecha 15 de diciembre 2016. “Algunas medidas urgentes deben garantizar a protección física inmediata de Nimrud, para que se pueda hacer un inventario detallado de las pérdidas y prevenir el saqueo de los fragmentos que quedan… Es vital para el pueblo iraquí, es esencial para la seguridad de la región, es importante para la Historia de la Humanidad”, insiste la directora general de la Unesco, Irina Bokova.
El sitio arqueológico de Nimrud -joya del imperio asirio considerada por muchos historiadores como la “cuna de la civilización”- fue fundado, a lo largo del río Tigris y a unos treinta kilómetros al sudeste de Mossul, en el siglo XIII antes de nuestra era y está constituido por templos, fortificaciones, esculturas y tumbas reales. Forma parte del Patrimonio cultural de la Humanidad.
Nimrud, segunda capital del imperio asirio, conoció su apogeo bajo el reinado de Asurnacirpal, cuando se llamaba Kalkhu y estaba rodeada por un inmenso muro defensivo.
Unas imágenes tomadas por satélite mostraron, en marzo de 2015, como los yihadistas destruían monumentos con bulldozers y y picos, entre ellos el templo de Nabú, construido hace 2800 años y dedicado al dios mesopotámico de la sabiduría y la escritura. Durante los dos años de ocupación, los yihadistas de Daesh, que consideran idólatras las estatuas que representan figuras humanas o de animales, se dedicaron, lo mismo que están haciendo en Siria, a la destrucción sistemática de de distintos lugares que ahora la Unesco pretende reparar e incluso reconstruir. Los yihadistas no solo han destruido la ciudad, también han robado piezas arqueológicas, que después han vendido en el mercado negro para financiar sus operaciones.
El lugar ya había padecido diversos saqueos cuando la invasión estadounidense de 2003, puesta en marcha por Georges W. Bush y apoyada por sus aliados Tony Blair y José María Aznar. Mucho antes, en el siglo XIX, algunas de sus esculturas de leones y toros alados fueron a parar al British Museum. Desde hace muchos tiempo, la mayor parte de los objetos artísticos de valor inestimable procedentes de Nimrud –una de las ciudades preferidas por la escritora británica Agatha Christie, que vivió allí con su segundo marido, arqueólogo- se encuentran expuestos en museos de Mossul, Bagdad, París y Londres.
En 1998 fue exhumado el conocido como “Tesoro de Nimrud”, una colección de más de 600 joyas y piedras preciosas cuya antigüedad se estima en más de 2800 años. El tesoro, que desapareció tras permanecer durante un corto período de tiempo expuesto en un museo de Bagdad, apareció en 2003 en un edificio del Banco central iraquí, dañado por los bombardeos.