El Museo Reina Sofía expone por primera vez en Europa la obra plástica y audiovisual de Bruce Conner
En 1959 se organizó en San Francisco una manifestación contra la pena de muerte a raíz de la condena a Caryl Chessman, un preso de la cárcel de San Quintín acusado de crimen y violación, cuyo caso ocupó durante años a la opinión pública internacional. Norman Mailer, Ray Bradbury, Aldous Huxley y hasta Eleanor Roosevelt pidieron la conmutación de la pena. En aquella concentración los manifestantes portaban en andas una pequeña escultura, fea y desagradable, que atrajo todas las miradas. Se trataba de “Child”, obra de un entonces desconocido artista underground llamado Bruce Conner.
No sería la única obra con la que criticaba la vigencia de la pena de muerte en los Estados Unidos. Al año siguiente, tras la ejecución, rendía homenaje a este condenado a la cámara de gas con “Homage to Chessman”. En 1961 “Child” estaba ya en el MoMA de Nueva York.
Artista en los márgenes
Bruce Conner (1933-2008) vivió intensamente los años del Flower Power y la contracultura de la costa oeste de los Estados Unidos, en cuyos ambientes era reconocido como uno de los cineastas experimentales más rupturistas. Fue amigo de Timothy Leary y del galerista británico Robert Fraser, quien le presentó a los Rolling Stones y dio a conocer sus películas a John Lennon.
Conner estuvo desde siempre enfrentado al stablishment, una imagen de artista marginal y de culto que se mantuvo hasta el momento de su muerte. Ingresó muy joven en Wichita Vortex, un grupo de creadores experimentales al que Allen Ginsberg dedicó un poema en 1966, y se casó con la artista Jean Sandstedt.
Además del cine su obra multifacética abarca el dibujo, la fotografía, el grabado, la pintura y una escultura enigmática, inquietante, hecha en gran medida de desechos y restos de basura. Una obra en la que denuncia y advierte sobre los males de la sociedad americana, desde el consumismo y la utilización del cuerpo femenino como objeto, a la violencia y la amenaza nuclear.
La exposición

Desde la década de los sesenta Conner realizó collages y assemblages con materiales que adquiría en tiendas de segunda mano y recogía de las calles de Western Addition, un barrio romántico victoriano que desapareció bajo la remodelación urbana moderna. “Child” pertenece a esta época, junto a “Looking glass” y “Black Dhalia”, esta última sobre el asesinato de una joven en Los Ángeles en 1947. El nailon con el que recubre sus essemblages, en los que incluye restos de las más variadas procedencias, el mismo con los que se fabrican las medias de mujer, transmite sensaciones de misterio y muestra el interés del artista por la construcción de la identidad femenina, explícita en sus homenajes a actrices como Jean Harlow y Mae West.
Entre sus assemblages destacan las esculturas oscuras, hechas con cera negra, con las que manifestaba su rechazo a la violencia que se había apoderado de las calles de los Estados Unidos (“Heart/Worm/Mirror”), al militarismo y a la amenaza nuclear durante la guerra fría (“Medusa”). Sus creaciones audiovisuales que tienen como tema central las explosiones del hongo nuclear son de una espectacularidad fascinante

Sus fotografías se mueven entre el experimentalismo y la abstracción. Una de sus series, que realizó para el fanzine “Search & Destroy”, está dedicada al auge del movimiento musical punk de San Francisco, en el que veía similitudes con la Beat Generation.
Aficionado a las performances y a las acciones efímeras, arrojó uno de sus assemblages a la bahía de Nueva York y abandonó otro a la puerta de una tienda cerrada de San Francisco. En ocasiones dibujaba obras con tinta endeleble para que se fueran borrando con el tiempo. Bruce Conner es el autor de la pintura que aparece sobre la piel de una cría de elefante en la película “El guateque”, protagonizada por Pete Sellers, y asesoró a su amigo el actor Dennis Hopper en la película “Easy Rider”. En la James Willis Gallery organizó una exposición de sus obras que presentó bajo el nombre de Dennis Hopper, como si éste fuera el autor, para comprobar cómo reaccionaba.
- TÍTULO. “Es todo cierto”
LUGAR. Museo Reina Sofía. Madrid
FECHAS. Hasta el 22 de mayo 2017



