El filme «Colossal», cuarto largometraje del santanderino Nacho Vigalondo (“7,35 de la mañana”, “Domingo”, “Marisa”), protagonizada por Anne Hathaway (Oscar a la Mejor Actriz por “Los miserables”, “Amor y otras drogas”, “Los mejors enemigos”) y Jason Sudeikis (“Somos los Miller”) es, evidentemente, una historia concebida para hacer las delicias de un público fiel que adora el género ciencia ficción, monstruos, comics, terror con una dosis de humor y algunos otros alicientes.

Para evitar que la destrucción vaya a más tendrá que averiguar el papel de su insignificante existencia en un evento colosal que podría cambiar el destino del mundo.
Psicodrama de horror, medio thriller psicológico medio comedia de ciencia ficción, y también medio romance, es un cuento para adultos previsible, repetitivo por momentos y a veces incoherente, salido de la mente del realizador que es también el autor del guión, algo de estilo Gozilla, que se detiene también en las consecuencias del abuso del alcohol y el sentimiento de posesión mal gestionado, todo ello en un ambiente sombrío y con –en mi opinión- el único encanto de Anne Hathaway, que tiene secuencias encantadoras en su representación de esa mujer imperfecta y vulnerable.
Lo que empieza como la comedia romántica de una mujer que lucha con sus demonios para intentar recomponer los pedazos de su vida se va trasladando hacia la película de monstruos que acaba siendo: en primer lugar del monstruo real que tiene la destrucción de una ciudad en sus manos, y en segundo plano todos esos “monstruos interiores” que interfieren en nuestras vidas, incluido el de la violencia doméstica (que también es violencia de género cuando el maltrato procede de un amigo especial que a la vez es la persona que te ofrece un trabajo) y las relaciones existentes entre hombres y mujeres que se hacen daño.



