Los deiciocho millones de afganos que, hasta el pasado 15 de agosto de 2921 cuando los talibanes tomaron el poder en Kabul, vivían de la ayuda humanitaria, ahora están teniendo graves dificultades para alimentarse y algunos han empezado a pasar hambre.
Mientras informaciones de última hora aseguran que los ministerios españoles de Asuntos Exteriores y Defensa colaboran en un nuevo intento de evacuar de Afganistán a personas que, durante los últimos veinte años, han colaborado de una manera u otra con nuestro país, la directora del programa mundial de alimentos de la ONU, Mary McGroarty, ha denunciado dificultades humanitarias generalizadas, carestía, congelación de los activos y suspensión de los proyectos de desarrollo.
Según la información difundida por el canal internacional Euronews: «La economía está al borde del colapso en Afganistán. Hay crisis de liquidez de efectivo. Los bancos habían cerrado las puertas, pero ahora que han abierto sólo se pueden sacar 200 dólares a la semana. Los ahorros son intocables». El canal público internacional France 2 habla incluso de una pareja que les aseguró haber intentado vender a su bebé para alimentar a otro hijo.
Los sucesos del último mes y la falta de seguridad han forzado el desplazamiento, por el interior del país, de más de tres millones y medio de ciudadanos a quienes la funcionaria de Naciones Unidas ha visto «vender sus enseres domésticos, alfombras, electrodomésticos, vajillas… Empieza a ser habitual que las familias no coman todos los días, o que reduzcan las cantidades e incluso que los padres renuncien a comer para que puedan hacerlo sus hijos. Los bancos, sin liquidez, solo autorizan a sacar el equivalente a 170 euros semanales- Cientos de personas siguen haciendo cola diariamente ante la embajada estadounidense, con la esperanza de conseguir un visado de salida. La representante del Programa Mundial de Alimentos asegura que está llegando el invierno y esto va a peor».
Mientras tanto se han reunido durante dos días, en Qatar, algunos integrantes del actual gobierno afgano con una delegación estadounidense encabezada por el representante especial adjunto del Departamento de Estado, Tom West, y la directora de la Agencia de Estados Unidos para el desarrollo internacional, Sarah Charles. La reunión ha comenzado al día siguiente del atentado suicida, reivindicado por los terroristas del Daesh, contra una mezquita de la localidad de Kunduz, en el que murieron al menos sesenta personas.
«Les hemos dicho –declaró a la agencia afgana Bakhtar, Amir Khan Muttaqi, quien desde el pasado septiembre de 2021 ejerce como responsable interino de Asuntos Exteriores de Afganistán- que intentar desestabilizar al gobierno de mi país no será bueno para nadie”.
«Les hemos pedido –dijo un portavoz de la delegación estadounidense- que respeten los derechos de todos los afganos, y entre ellos los de las mujeres y las niñas, y formen un gobierno inclusivo ». También llevaban la petición de que el gobierno talibán conceda el libre acceso de las organizaciones humanitarias a las zonas con mayores dificultades
Después se ha sabido que los talibanes han hecho especial hincapié en que hay que descongelar la ayuda exterior y desbloquear las cuentas del Banco Central de Afganistán en el extranjero, si se quiere evitar que el país se hunda en la miseria.