Ai Weiwei no tendrá piezas de Lego para una obra de arte

La multinacional Lego se ha negado a servir una compra de sus célebres ladrillos de plástico encargada por el artista disidente chino Ai Weiwei para crear con ellos una obra de arte. Para el fabricante danés preferido por los niños de todo el mundo, Ai Weiwei es “demasiado político”. Lo que no dice es que está prevista próximamente la apertura de un Parque Legoland en Shangai, informa el canal de información continua France 24.

Ai-Weiwei Ai Weiwei no tendrá piezas de Lego para una obra de arte
Ai Weiwei

«En tanto que empresa que se dedica a proporcionar experiencias de juego creativo a los niños, nos abstenemos a nivel mundial de implicarnos o avalar la utilización de nuestros ladrillos Lego en proyectos que tengan objetivos político”, ha escrito Roar Rude Trangbaek, portavoz de Lego, en un correo electrónico enviado a los conservadores del museo National Gallery de Melbourne, lugar al que va destinada la próxima obra del artista chico, “Any Warhol/Ai Weiwei”, prevista para diciembre de 2015.

El proyecto que prepara el más internacional de los artistas chinos contemporáneos –pintor, escultor, arquitecto, fotógrafo, creador de videoarte…-, conocido por sus críticas al gobierno chino (que después de encargarle la construcción del Famoso estadio Nido de pájaro, construido para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, le ha tenido encarcelado y acaba de devolverle el pasaporte después de confiscárselo durante cuatro años) consiste en la realización de retratos gigantes de disidentes políticos de todo el mundo, a base de las pequeñas piezas de Lego.

Ai-Weiwei-Lego Ai Weiwei no tendrá piezas de Lego para una obra de arteLa reacción del artista llegó el 23 de octubre a través de las redes sociales, en forma de fotografía de una taza de water en cuyo fondo flotan unos cuantos ladrillos Lego, acompañada de unas líneas en las que denuncia “un acto de censura y discriminación. “En su calidad de empresa mundial poderosa, Lego juega un papel cultural y político influyente en una economía global de dudosos valores”, estima Ai Weiwei.

Lego es el tercer mayor fabricante mundial de juguetes. La negativa a servir al creador chino los materiales para su obra se produce una semana después de que la empresa británica Merlin Entertainments -participada en un 30% por Kirkbi, la casa madre de Lego-, que explota los parques de atracciones Legoland, anunciara la construcción de uno en Shanghai.

Las repercusiones de la solidaridad con Ai WEiwei en las redes han sido de dos tipos: por una parte están los internautas que aseguran que nunca más volverán a comparar piezas Lego, y por otra quienes se han mostrado dispuestos a ceder sus legos al artista quien ha decidido aceptarlos y anuncia que habrá “una colecta a gran escala” que anunciará en breve; de momento, un automóvil descapotable, aparcado delante del estudio de Ai Wei, se ha convertido en el primer “punto de recogida de ladrillos de Lego” al que se acercan ciudadanos de Pekín que introducen por el techo del vehículo puñados de piezas.

Ai Weiwei, de 58 años, hijo del intelectual y poeta Ai Qing (1910-1966) denunciado en 1957, durante la revolución cultural, como “enemigo del pueblo” y enviado, junto con su mujer y sus hijos a un campo de trabajo y reeducación, donde el joven artista vivió hasta los 17 años, es una de las 303 personas –intelectuales, juristas, militantes de los derechos humanos, profesores universitarios disidentes y también algunos pertenecientes al régimen- que el 9 de diciembre de de 2008 firmaron un documento (bautizado como Carta 08 en referencia a la famosa Carta 77 de los disidentes checoeslovacos) cuya publicación se retrasó unos días porque en esa misma fecha se produjo la detención del escritor Liu Xiaobo, uno de los primeros firmantes (posteriormente Premio Nobel de la Paz 2010, quien continúa detenido por las autoridades de Pekín, en principio hasta 2020, mientras su esposa, Liu Xia también escritora, permanece en residencia vigilada en su domicilio). En la Carta, las personalidades firmantes reclamaban una auténtica democracia para el país más poblado del mundo, cuyos dirigentes hacen malabarismos entre una férrea política comunista tipo estalinista y su incorporación al mercado global, capitalista y neoliberal, cuyas leyes aceptan sin rechistar.

Ai estudió cine en Pekín y en 1979 fundó con otros artistas el grupo de vanguardia “Las estrellas”. En 1981 se trasladó a Estados Unidos, estudiando en la Parsons The New School for Desihgn de Nueva York, y frecuentando a personajes del East Village, como el poeta Allen Ginsberg, bajo cuya influencia empezó a hacer arte conceptual, modificando objetos ready-made. En 1993 regresó a China y se instaló en Pekín. A partir de 1994, con el crítico de arte Feng Boyi, creó una colección de publicaciones underground tituladas “Los libros de la bandera roja”, que tuvieron gran influencia en los medios artísticos de Pekín. Después, Ai Weiwei descubre la arquitectura y el diseño y participa activamente en la creación de su residencia habitual, la Studio House, inspirada en una fotografía de la Stonborough House de Paul Engelmann y Ludwig Wittgenstein en Viena, así como de la CAAW (China Art Archives ans Warehouse), primera galería y archivo de arte contemporáneo en China.

A partir de entonces empieza su declaración de abierta hostilidad hacia las autoridades chinas, y a declararse anticomunista. Primero fue la exposición Fuck On (con la fotografía de su mano con el dedo corazón enhiesto sobre la Puerta de la Paz Celeste, situada en la Plaza de Tiananmen). Una idea que retomaría posteriormente en Estudios de Perspectiva, en los que su ya célebre dedo aparece levantado ante la Casa Blanca, la Torre Eiffel, la catedral de San Marcos de Venecia o la Opera de Sydney…

En Paisajes Provisionales, serie de fotos realizadas entre 2002 y 2005, presenta la realidad social y urbana de China, denunciando el “capitalismo anárquico que se desarrolla y las contradicciones de la modernidad. Las callejas del viejo Pekín han desaparecido para dar paso a nuevo edificios, sin respeto de la historia ni de la cultura”.

En 2003 crea el estudio de arquitectura FAKE Design, en el que da trabajo a 19 personas y donde se desarrollan proyectos como el Yiwu South Riverbank (Jinhua), las nueve Boxes-Taihe Complex (Pekín) o el Restaurante Gowhere, también en la capital.
Las obras de Weiwei se han expuesto en Estados Unidos, Bélgica, Italia, Alemania, Francia, España, Australia, China, Corea y Japón. Su trabajo ha participado en la 48 Bienal de Venecia (1999), la First Guangzhou Triennial (China), la Bienal de Sydney Zones of Contact (2006) y la Documenta 12 de Cassel.

En 2008 creó un blog en el portal oficial Sina y, tras el terremoto de Sichuán que mató a miles de personas, publicó en él los nombres de todos los niños desaparecidos en el seísmo, denunciando la mala construcción de las escuelas en el país. En 2009, cuando se conmemoraba (clandestinamente, claro) el veinte aniversario de la masacre de Tianamen, publicó un poema titulado “Olvidemos”, donde decía lo que pensaba de la censura, el Tibet, la policía secreta, los sucesos de Tinanmen…. Las autoridades le cerraron las cuentas online, unos desconocidos le dieron una paliza y un grupo de sicarios destruyó el taller que acababa de inaugurar en Shanghai.

En 2010-2011 presentó su más famosa instalación, Sunflower Seeds (Pipas de girasol), en el museo Tate Modern de Londres. La escultura (denominación usada por el comisario de la exposición) está formada por millones de pequeñas pipas de girasol de porcelana -pintadas a mano una a una por 1600 artesanos y obreros de la ciudad de Jingdezhen, e instaladas en los 1000 metros cuadrados del hall del museo- alude a la célebre metáfora de Mao Zedong de que el pueblo chino debía girarse hacia él lo mismo que los girasoles se vuelven hacia el sol. En 2013, se pudieron ver obras de Ai Weiwei en el Monasterio de la Cartuja de Sevilla en la exposición Resistencia y tradición.

Ai Weiwei fue detenido por la policía en el aeropuerto internacional de Pekín en 2011, cuando se disponía a volar a Taipei, oficialmente por evasión fiscal, y puesto en libertad con fianza 81 días más tarde; durante ese tiempo permaneció encerrado en un lugar desconocido “y en condiciones degradantes”. Después le acusaron de pornografía, tras fotografiarse sentado en una silla tradicional china rodeado de cuatro mujeres desnudas. No ha podido salir del país desde entonces hasta julio de 2015, cuando le han devuelto el pasaporte.

Ai Weiwei es miembro de Academia de las Artes de Berlín y, junto con la cantante estadounidense Joan Baez, ha recibido en 2015 el Premio Embajador de Conciencia que Amnistía Internacional entrega a las personas que mejor han defendido los derechos humanos a lo largo de su vida.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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