Ajedrez, Discapacidad y Autismo

La Federación Internacional de Ajedrez (FIDE, siglas en francés) ha organizado las Primeras Olimpiadas digitales para personas con discapacidad. Participan un total de 440 jugadores representando a 61 equipos de 45 países diferentes.

En principio los favoritos eran países tradicionalmente muy proclives al noble juego, Rusia y Ucrania aunque también hay que citar a Polonia, Alemania, Israel, Filipinas y Cuba. En semifinales Rusia ganó a Filipinas mientras la otra la disputaban Polonia y Ucrania. España, con un solo equipo, ocupó la mitad de la plaza, 32 sobre 61.

Las partidas en siete rondas se iniciaron el 20 de noviembre y se prolongan hasta este 3 de diciembre, Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Entre los participantes se encuentran dos grandes maestros y varios maestros internacionales.

Hay que mencionar a dos campeones del mundo que contaban con alguna discapacidad. El primero es el llamado Mago de Riga, Mijail Tal (1936-1992), al que le faltaban dos dedos de la mano derecha, además de sufrir una enfermedad renal que comprometía su carrera ajedrecística. Ese defecto no le impidió, por ejemplo, tocar el piano.

Una vez, hablando de sí mismo, comentó sobre una partida disputada «el cadáver jugó bien», y es que siempre contaba con una buena dosis de ironía además de convertirse en un gran bebedor.

El segundo fue el armenio aunque nacido en Tiflis, Georgia, Tigran Petrosian (1929-1984) quien pasó a la historia por ser uno de los jugadores más difíciles de derrotar, además de ser un ídolo en Armenia donde cuenta con varias estatuas. Contaba con una gran sordera desde una edad temprana y usaba audífono que se quitaba para concentrarse más intensamente para jugar.

Hay que citar que existe la Asociación Internacional de Ajedrez de Discapacitados Físicos (IPCA), fundada en 1992 y que desde 1996 está afiliada a FIDE. Está compuesta por doce países –no se incluye España- y está presidida por la rusa Svetlana Gerasimova, quien participa en las Olimpiadas por uno de los tres que contaba Rusia.

Autismo

Por otra parte, hay varios estudios sobre el autismo y el ajedrez. Hay diferentes niños que se han integrado en escuelas de ajedrez, y según sus responsables, estos pequeños «lo único que necesitan es una atención individual con unas explicaciones claras y simples».

En Francia, Assam Mehdi, de 31 años, es autista y colabora como animador con el club local de ajedrez, Echiquier Dieppois, de la localidad marítima de Dieppe: «Cuando practico ajedrez, tengo a alguien delante de mí y debo ponerme en contacto con ella», afirma.

Además es miembro de Dirección Nacional de Discapacidad y Autismo y acaba de publicar un libro en Francia ‘Asperger-coaching, cinco elementos que facilitarán la vida diaria’. En esta obra dedica varios capítulos a su experiencia ajedrecística, donde es monitor de ajedrez tras conseguir el diploma federativo.

Así, sostiene: «El juego del ajedrez ayuda a las personas con discapacidad a sentirse valoradas. Lo que me sorprendió es que incluso personas con grandes dificultades de aprendizaje lograron después de varios meses, practicarlo».

La clave para enseñar ajedrez a alguien con autismo es la comunicación; creando un mundo tan pequeño que se vuelve sobre los 64 escaques.

Las reglas y la estructura claras brindan seguridad cuando intentan iniciarse en el juego. Los autistas descubren que es seguro hablar sobre su plan de ataque, cómo defenderán a su rey y qué harán a continuación, con la persona con la que están jugando.

Hay que recordar que el ajedrez es una herramienta terapéutica que requiere memoria, reflexión, estrategia y creatividad.

Así, en autistas, el juego estimula el desarrollo social, emocional y cognitivo, a la vez potencia la inteligencia de las personas que tienen grandes dificultades de comunicación.

El tablero tiene unas normas fijas y muy claras, además de ser un juego individual y sin contacto físico, por lo que es compatible con los síntomas del autismo.