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Crónicas Alemanas: “Merkiavelismo” en tiempo de crisis

Ha comenzado la cuenta atrás. La canciller alemana Angela Merkel, dirigente del país considerado motor de la Unión Europea, ha dado por concluidas sus vacaciones en el Tirol para dar el pistoletazo de salida de cara a las elecciones del país germano de septiembre, en las que parte como clara favorita.

Pero como buena protestante trabajadora, ella no da nada por ganado de antemano, sino que hay que conseguirlo con el trabajo. Sesenta mítines le esperan en los que recorrerá un país de 82 millones de habitantes atentos a lo que diga o deje de decir, ya que tan importante va a ser una cosa como la otra. Hoy comienza la gira en tierras de un canciller que fue carismático, Helmut Khol, la ciudad de Ludwigshafen porque, conviene no olvidar, Kohl fue en gran parte el artífice de la reunificación alemana con la caída del muro de Berlín y la desaparición del lado comunista, con la “perestroika” de fondo.

Decía a principios del presente año en el diario El País el profesor Ulrich Beck de la London School of Economics y de la Universidad de Harvard, refiriéndose a la canciller, que “la afinidad entre Angela Merkel y Nicolas Maquiavelo produce ‘Merkiavelo’: un modelo que permite, frente a la crisis actual, relajar las normas democráticas para extender la política de ahorro alemana a toda Europa”. Es decir, que en opinión de este sociólogo, Merkel tiene en su forma de actuar algo de Maquiavelo, con la intención que cada cual quiera darle. Y basaba su tesis en cuatro puntos esenciales: que como Alemania es el país más rico y poderoso de la Unión Europea, el resto de los países deudores dependen de lo que los alemanes estén dispuestos a avalar. El segundo punto se basa en la dilación, en no actuar todavía para hacerlo más adelante. En estos momentos Alemania no necesita invadir países por la fuerza, porque sencillamente está de forma omnipresente, económicamente hablando, en parte de ellos. Es por ello que en su opinión –también en la mía- resulte absurdo hablar de lo que algunos denominan como Cuarto Reich. Creo sinceramente que los que lo hacen o bien saben muy poco acerca del Tercer Reich y lo que significó esta hecatombe para todos, o tienen muy mala opinión del pueblo alemán actual. En el tercer punto cree que la intención de voto nacional va a ir vinculada con el papel que juegue Alemania como arquitecto de Europa, por lo que todas las medidas a tomar para salvar el euro tienen que adecuarse y superar primeros el examen de adecuación a la política interna. Finalmente, opina que Merkel “quiere prescribir a los países socios, o incluso decretar, lo que en Alemania se considera la fórmula mágica: ¡ahorro!”. Claro que si bien para lo que en opinión de “la suaba ama de casa” significa ahorro, para otros países equivale a bajada de pensiones, menos educación, investigación, infraestructuras, etcétera.

Hay que admitir que para algunos Angela Merkel se ha convertido en una alumna aventajada de Maquiavelo, que en su libro de cabecera para gobernantes, “El Príncipe”, ante la disyuntiva de que qué es mejor, ser temido o amado, afirma: “La respuesta es que se deben ansiar ambas cosas, pero como resulta difícil aunar ambas, es mucho más seguro ser temido que amado…”. Pero también debe tenerse en cuenta que, como estamos en la Unión Europea, y las elecciones alemanas están a la vuelta de la esquina, nos encontramos en que por una parte Angela Merkel es para muchos europeos comunitarios el diablo en persona, lo peor de lo peor, la que está trayendo la ruina a muchos países, pero en cambio para sus paisanos, los ciudadanos alemanes que también forman parte de esta UE, y en la que tanto tienen que decir, resulta que según los sondeos en estos momentos otorgan a la Democracia Cristiana, partido al que pertenece la actual canciller, 20 puntos de ventaja sobre el Partido Socialdemócrata de Peter Steinbrück.

Falta apenas un mes para que las urnas hablen y unos y otros sepamos a qué atenernos, qué va a pasar en el futuro de Alemania, cómo va a repercutir en el futuro de la Unión Europea. El eslogan elegido por el CDU de Merkel para estas elecciones ha sido muy significativo: “Juntos trabajamos por el éxito de Alemania”. Cada una de las palabras es ya de por sí un mensaje en un país al que hay que conocer: juntos, es decir, todos los alemanes; trabajo, algo a lo que el pueblo germano se entrega de lleno, y Alemania, el país, el de todos los alemanes sin distinciones, en contraposición con lo que sucede en alguna países, sobre todo ribereños, inmersos en nacionalismos de toda índole. Todo ello va a suceder en un momento en que a la pregunta de que “¿Qué pasará con el Euro?”, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha respondido: “Depende de lo que haga y decida Berlín”.