¡ay!, hay y ahí: ¡Son tres cosas diferentes!

Los constantes y prolongados apagones ocurridos en Venezuela en los días más recientes, han sido el motivo por el que en dos ocasiones ha dejado de aparecer mi aporte sobre temas relacionados con el lenguaje oral y escrito. He tratado de tomar previsiones en función de no fallar a la cita sabatina; pero la ausencia de energía eléctrica ha sido determinante.

Luego de la más reciente interrupción, que se prolongó por más de cuarenta horas, por lo menos en el municipio en que el que habito, el Sistema Eléctrico Nacional (Sen) tiende a estabilizare, y los venezolanos comenzamos a retomar las actividades cotidianas, que en mi caso son el periodismo informativo institucional en la Alcaldía de Guanarito, y de opinión en Periodistas-es.com. 

Antes de abordar el tema de hoy, admito el doble error en el que había incurrido desde hacía bastante tiempo, al atribuirle a Mario Briceño Iragorry la autoría del vocablo “pitiyanquismo” y llamarlo poeta. En “Léxico para antinacionalistas”, Briceño Iragorry aclara que la referida palabra la acuñó el poeta puertorriqueño Luis Llorens Torres. 

Además, es menester acotar que el ilustre compatriota venezolano fue ensayista, y aunque escribió poesía, no fue la suficiente como para ser considerado poeta. Estas observaciones me las hizo mi amigo Ricardo Galindo, quien es un estudioso de la vida y obra de don Mario Briceño Iragorry. ¡Gracias, Ricardo!      

Muchos redactores ignoran la diferencia entre ¡ay!, hay y ahí. Es una impropiedad muy frecuente de la que están plagadas las redes sociales, y lo peor de todo es que quienes incurren en el desliz, son personas que por su profesión y ocupación habitual deberían ser ejemplos del buen decir y mejor escribir. 

Con ejemplos sencillos y fáciles de digerir, trataré de mostrar el uso adecuado de cada una de estas palabras, que aunque tienen un sonido parecido, cumplen diferentes funciones dentro de la oración. 

Cabe destacar que este no es el único caso de confusión en cuanto a vocablos de sonido parecido, pues hay a quienes se les dificulta distinguir entre esta y está.  

¡Ay! Es una interjección que se usa para expresar diferentes estados de ánimo, especialmente dolor o aflicción, y siempre debe ir entre signos de admiración: ¡Ay, qué pena no poder acompañarlos!”; “¡Ay, qué dolor tan grande!; “¡Ay, qué cosa más buena, caballeros!”. 

Existe un merengue titulado “¡Ay, doctor!”, que al recordarlo, muy bien pudiera servir de guía a la hora de una duda. Desde luego que el título del mencionado tema musical no alude a la existencia de un doctor, sino a una expresión de dolor de un enfermo que le cuenta sus males al médico.

Hay es una forma impersonal del verbo haber, que se usa para indicar existencia, disponibilidad de algo, obligación, lamentación o reprimenda, según el caso: “En la frutería  solo hay uvas, peras y manzanas”; “Hay que comprar hielo para evitar que la carne se dañe”; “Hay que ver que tú eres bastante testarudo”, etc. 

Por su parte,  ahí es un adverbio que indica lugar. Es palabra bisílaba y aguda, cuya mayor intensidad de voz está en la i: “Ahí no se consigue nada barato”; “Ahí es el lugar adecuado”; “Ahí está el detalle”. Sobre este último ejemplo, una frase que popularizó Mario Moreno “Cantinflas”, la palabra “ahí” mantiene su función de adverbio de lugar, solo que este es indefinido. 

A todas estas, conviene recodar que AY es una exclamación, AHÍ es un adverbio de lugar, y HAY es de existencia, tal como lo ilustra el siguiente ejemplo, muy de moda en las redes sociales, ideado para despejar las dudas: “Ahí hay un hombre que dice ¡ay!”. 

David Figueroa Díaz
David Figueroa Díaz (Araure, Venezuela, 1964) se inició en el periodismo de opinión a los 17 años de edad, y más tarde se convirtió en un estudioso del lenguaje oral y escrito. Mantuvo una publicación semanal por más de veinte años en el diario Última Hora de Acarigua-Araure, estado Portuguesa, y a partir de 2018 en El Impulso de Barquisimeto, dedicada al análisis y corrección de los errores más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana. Es licenciado en Comunicación Social (Cum Laude) por la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica) de Maracaibo; docente universitario, director de Comunicación e Información de la Alcaldía del municipio Guanarito. Es corredactor del Manual de Estilo de los Periodistas de la Dirección de Medios Públicos del Gobierno de Portuguesa; facilitador de talleres de ortografía y redacción periodística para medios impresos y digitales; miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Portuguesa (CNP) y de la Asociación de Locutores y Operadores de Radio (Aloer).

4 COMENTARIOS

  1. Gracias, David. Honrado por tu reconocimiento en medio de esa dilatada labor educativa que has adelantado en el correcto uso del idioma. Siempre a la orden en los aportes que podamos hacer.

  2. Hola David, saludos. ¿Qué tal este ejemplo? Hay ciertas personas, por ahí en la calle, que al verlo a uno le dicen ¡Ay, que alegría me da verte!

  3. Buenos días, muy oportuna aclaratoria, cuando vemos en las redes sociales el uso irracional de palabras que quienes la utilizan, no saben su verdadero significado. Saludos, un Abrazo.

  4. Ese tema es motivo de dudas frecuentes, y por es es muy oportuna la aclaración del periodista David Figueroa Díaz.

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