Todo empezó por el Brexit, continuó con los nuevos etiquetados, por otro lado, comenzó la escasez de principios activos en Asia. Lo cierto es que las farmacias españolas hoy ya tienen serios problemas de abastecimiento de los principales fármacos consumidos por los pacientes.
El desabastecimiento de los medicamentos que afronta la Unión Europea globalmente tras el Brexit, ha supuesto que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) haya revisado los que están autorizados centralmente (CAP) sobre los que existe inquietudes y ya hay 39 cuyo suministro está seriamente en peligro.
Actualmente, la legislación europea establece que, para poder comercializar con medicamentos en la Unión Europea, se debe presentar una solicitud de autorización centralizada de comercialización a la EMA y ya está comprometido el suministro de al menos 108 medicamentos. Cuando esta haya sido concedida, el fármaco podrá ser comercializado por la empresa autorizada siempre y cuando los países pertenezcan a la Unión Europea. En el caso del Reino Unido, tendrán que transferir la titularidad a los Estados miembros para que puedan circular sus productos por la región.
La Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) ya está informada, por parte de las farmacéuticas, de que algunos de los fármacos no serán suministrados hasta pasado el verano en, al menos, 13 provincias españolas. Ese es el caso, por ejemplo, de la medicina más vendida en España, Adiro de Bayer, un anticoagulante muy utilizado por las personas con problemas cardiovasculares.
Del analgésico Nolotil y el ácido acetilsalicílico ASS, tanto de 100 como de 500, así como Hemovas, un vasodilatador periférico del grupo Ferrer, tampoco quedan existencias. De igual forma, la pomada antibiótica Bactrobán, Daisy para bajar la fiebre de los niños, Primperan para evitar los vómitos, o Stopcold para la gripe, son algunas de las bajas en más de 1500 farmacias de España.
La AEMPS asegura que aunque no existe una fecha aproximada para conocer cuándo volverán a suministrarse estos fármacos, si bien, los pacientes pueden comprar otro del mismo principio activo y la misma vía de administración aunque tienen que comunicarlo en el centro de salud para que les sea cambiado en la tarjeta sanitaria. Este supuesto que pudiera ser la solución no lo es, porque en algunos casos no existe un medicamento igual, y los sustitutos también escasean. Hay que recordar que no se puede garantizar que ambos medicamentos, aunque parecidos, tengan el mismo margen terapéutico y los farmacéuticos no son responsables de ello.
Actualmente empieza también a existir una enorme sobrecarga en atención primaria, debido a que las recetas que se pautan no existen y el paciente regresa a por otra, que no siempre puede atenderse tampoco. Hay que resaltar que la adherencia a los tratamientos pudiera verse afectada, así como el cambio de color y la cantidad de pastillas que para las personas mayores es complicado tomarlas correctamente.
Por otro lado hay que tener en cuenta que también falta la vacuna Typherix contra la fiebre amarilla y, si tuviera pensado viajar a países tropicales, es conveniente que sepa que hasta pasado el verano puede que no encuentre existencias en España.
En el caso de Reino Unido, los pacientes están haciendo acopio de algunos fármacos, dado que representantes de los médicos ya saben de la escasez de estos y se está comprando más de la cuenta ante la posibilidad de llegar a un Brexit sin acuerdo.
Otra de las causas que resalta la AEMPS es que varios principios activos ya casi no se elaboran en Europa, sino en Asia, y es posible, añaden, que tengan problemas de distribución y fabricación en el gigante de China. Recuerdan, de igual forma, que el hecho de bajar mucho el precio de los medicamentos esenciales puede conllevar problemas y demandan la obligación que se contrajo, que no era otra que debían suministrar a todos los países.
Estos hechos, sumados a la retirada de varios lotes de medicamentos terminados en «sartanes», no ha favorecido a las farmacias españolas, que tienen serios problemas para atender a sus pacientes por falta de abastecimiento; una cuestión que tardará meses en ser regularizada.
