Chile: votando el futuro

Teresa Gurza¹

Con tranquilidad que no auguraban los estallidos sociales de hace un año y los actos vandálicos de hace semanas, casi el 79 por ciento de votantes chilenos aprobaron este domingo 25 de octubre de 2020, la redacción de una nueva constitución en reemplazo de la de Pinochet que aún rige.

Que en realidad no es totalmente de Pinochet, porque la firma el presidente socialista Ricardo Lagos en cuyo gobierno se reformaron veintisiete artículos; no fueron más, dijo Lagos entonces, porque se opuso la derecha.

Y ahora, en conversación con el diario La Tercera, festejó «Chile recuperó un poquito de su autoestima» y recordó las palabras dichas en abril de 1979 por Jaime Guzmán, ideólogo de Pinochet y redactor de la constitución que será derogada:

«Quiero hacer una Constitución, dijo Guzmán, que cuando lleguen algún día a gobernar los que piensan distinto a nosotros, no puedan llevar adelante sus ideas porque la Constitución se los prohíbe».

Pero los 41 años transcurridos, la persistencia de la desigualdad, divisiones en la derecha, y el anhelo de la juventud por modificar el futuro, pudieron más.

Las opciones de votación fueron «Apruebo» o «Rechazo» (una nueva constitución).

El plan para el plebiscito se inició el 12 de noviembre del año pasado, cuando en uno de los días más violentos el presidente Sebastián Piñera pidió a las fuerzas políticas llegar a un acuerdo; que se alcanzó tres días después, cuando presidentes de casi todos los partidos firmaron el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución.

Y el domingo 25, pese a la pandemia, votaron alrededor de siete millones de chilenos; el cincuenta por ciento de los electores, con medidas sanitarias que incluyeron mascarillas obligatorias, distancia y llevar la propia pluma.

Apenas cincuenta minutos después del inicio del conteo y antes del primer boletín oficial, el senador de derecha Juan Antonio Coloma (UDI), del comando del Rechazo, reconoció el triunfo del Apruebo.

«Son resultados contundentes… La democracia es así y lo que cabe es seguir el proceso», dijo.

Se votó también, porque los redactores de la nueva constitución sean 155 personas electas el próximo 11 de abril, con paridad de género y representación de los pueblos originarios.

Podrán registrarse en forma independiente o por partidos políticos; pero no podrán hacerlo, senadores y diputados en activo.

El proyecto de Constitución se hará en una «convención constitucional» a partir de mayo; y cuando esté terminado, habrá otro plebiscito.

Y mientras la centro izquierda festeja, las divisiones recrudecen en la derecha; pero se prevé vuelva a unirse y sea la izquierda, la que podría tener problemas para integrar una lista única de candidatos constituyentes.

Las discrepancias se dieron hasta en el interior de las familias; porque la mayoría de los jóvenes eligió aprobar.

Por rechazar, votaron quienes consideran que los cambios afectarán la economía, el desarrollo social y los valores religiosos; y ganaron únicamente, en cinco de las 346 comunas del país:

La de la Antártica, en la Región de Magallanes donde votaron en total 31 personas; Colchane, en el altiplano andino limitando con Bolivia en la Región de Tarapacá, donde hubo 505 votos.

Y Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, de la Región Metropolitana de Santiago, donde viven 400.000 personas que concentran la mayor riqueza y mayor nivel educativo del país y casi toda la cúpula política, militar y empresarial, y 166.544 electores votaron Rechazo.

Los diarios chilenos El Mercurio y La Tercera, consignaron opiniones señalando que para los del Apruebo, «la Constitución de 1980 es la madre de las desigualdades… y un sistema cooptado por caudillajes, familias con numerosos representantes en cargos de relevancia y creciente distanciamiento de las necesidades de la ciudadanía».

Y diarios de fuera de Chile, mostraron interés en el proceso:

El País de España: «… ninguna fuerza política podría arrogarse un triunfo que fue de la ciudadanía…»

El País de Uruguay: «Chile es un espejo. Hay que aprender de los errores de su oficialismo, que arruinaron una agenda de cambios muy necesaria… y tomar nota de lo que es capaz de hacer una izquierda antidemocrática…»

El Tiempo, de Colombia: «Chile es el único país del mundo donde el agua es privada; esa realidad y otras tantas sustentadas por su Constitución, quedarán en el pasado…”

El Comercio de Perú: «con mascarillas, largas filas y esperanza de un cambio, el proceso transcurrió sin incidentes…»

En fin, el futuro no será fácil.

Ojalá los cambios sean por consenso; porque quedó claro, que las divisiones no terminaron en un plebiscito por pacífico que haya sido.

  1. Teresa Gurza es una periodista mexicana multipremiada que distribuye actualmente sus artículos de forma independiente
editor
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