Nos debemos animar ante el nuevo día, que nos regalará aquello que plantemos y abonemos. No dejemos atrás los buenos intereses, que nos complementarán.
Nos pegamos a la vida misma, con regulaciones, con intrusiones en las verdades más positivas, con resortes que nos harán experimentar en tranquilidad.
Nos calmaremos. No paremos porque sí, ni tampoco prosigamos acelerados. Los tránsitos han de ser plácidos, con reclamaciones de complementos naturales.
Introduzcamos las claves para no quedarnos sin la felicidad a la que tenemos derecho. No nos fuguemos. Hemos de adivinar hacia dónde podemos marchar.
Los conceptos de otras etapas nos deben configurar con respuestas a las dudas que puedan ir surgiendo. La vida sigue, siempre lo hace, y desde ella hemos de ser capaces de transformarnos para ser mejores. Juntos somos, estamos, crecemos.