El portavoz de la agrupación cubana Arco Progresista, Manuel Cuesta Morúa, anunció en Madrid que Cuba está cambiando por una “especie de mutación social”, no como un proyecto del régimen de los Castro ni como resultado de una estrategia ciudadana, sino más bien, en búsqueda de vías y fórmulas que permitan enfrentarse a la realidad actual, informa Carmen Chamorro.
Este partido social-demócrata está trabajando, en la actualidad, en lograr una buena combinación entre la equidad social y el ejercicio de las libertades, junto con el respeto de los Derechos Humanos.
Desde este partido, se sustenta una dirección de consenso “Proyecto Nuevo País”, conglomerado de propuestas sociales para democratizar y empujar hacia la participación ciudadana: “Estoy hablando de una búsqueda de puntos mínimos de confluencia dentro de la sociedad civil, en la que, de alguna manera, influye el proceso inspirador de transición en España a través de actores vivos”.
Ante esta coyuntura, Arco Progresista de Cuba (PARP), -de ideología socialdemócrata, fundado el 20 de julio del 2008-, es un partido opositor al gobierno del Partido Comunista de Cuba, que aborda una perspectiva más global de trabajo en equipo, en la búsqueda de una plataforma común entre los diferentes sectores que persiguen una transición pacífica hacia la Democracia.
El racismo y la extrema pobreza se alternan con la incapacidad del Estado cubano de crear políticas de consenso social, según Manuel Cuesta Morúa, quien señala que las autoridades cubanas, que comienzan a acusar la presión internacional para que Cuba camine hacia un proceso de normalización, anuncian supuestos cambios que no conducen a nada, como el establecimiento de una sola divisa y las dificultades que ello entraña: “La existencia de dos monedas supone un obstáculo a la inversión extranjera y normalización de la actividad económica en la nación, si bien la unificación en una sola divisa será tarea ardua”.
Agrega, asimismo, que la actual situación de Cuba se reduce a hipotecar el futuro de la Isla en manos de un apoyo geoestratégico extranjero como Venezuela y Brasil ahora, junto con la represión en la actividad económica competitiva frente al Estado, que consiste en el cierre forzoso de pequeños negocios dedicados a la venta de ropa, zapatos y que junto al sector hostelero de las cafeterías, ocupan el 60% de la totalidad del movimiento comercial individual.