Odisea entre realista y encantada de la Grecia actual
Cuestión de actitud (Xenia), cuatro largometraje del cineasta griego Panos H. Koutras (ateniense, 50 años, gay militante desde los 14, El ataque de la musaka gigante, Real Life, Strella), aplaudida en su presentación en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2014 y Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Gijón es el viaje de dos hermanos adolescentes por la geografía griega en busca de un padre, que les abandonó cuando eran bebés, y al que no han vuelto a ver.
Odyseas (Nikos Gelia, 18 años muy maduros, trabajador clandestino en un puesto de comida basura en Atenas) y Dany (Kostas Nikouli, casi 16 años, infantil, caprichoso, pegado invariablemente a un chupa-chup y homosexual que probablemente busca en hombres mayores el padre que ha idealizado acunándole, residente hasta entonces en Creta) necesitan encontrarle para conseguir la nacionalidad griega –y poder emigrar a otro país- ya que la madre, que acaba de fallecer, era una cantante albanesa emigrada, lo que les convierte en extranjeros en su tierra, e ilegales.
Los dos jóvenes, actores no profesionales hasta la fecha, bordan sus personajes con interpretaciones memorables y cargan con todo el peso de una road-movie muy original, en busca de un hipotético padre y una identidad, puntuada por una espléndida banda sonora con canciones de una de las grandes de la música popular italiana, Patty Pravo (que tiene un emocionante cameo al final de la película). También se escucha el “hit” de los ’90 Rumore, popularizado por la estrella televisiva Raffaella Carrá.
Xenia, en griego, significa hospitalidad. Xenia es también el nombre de una cadena de hoteles griegos, construidos para albergar el creciente turismo de los años 1960, la mayoría de ellos hoy completamente en ruinas. La Xenia de Koutras es un película paródica, una fábula de humor corrosivo y momentos fantásticos, una epopeya homérica centrada en la realidad actual de un país asolado por la crisis y enfrentando al aumento de la intolerancia, el neofascismo y la xenofobia en la que triunfan la juventud, la imaginación y la inteligencia.
Pese a sus elementos de moderno cuento de hadas –con su princesa adolescente y rubia, su conejo de peluche encantado y su hada madrina reencarnada en un viejo homosexual que ha querido a los hermanos desde la infancia- Xenia es una película profundamente política y muy griega, rodada en el país donde se escribió el primer capítulo de la Historia Universal y ahora se está escribiendo el último de una era, a cuenta del fracaso del capitalismo neoliberal más salvaje, lo que le convierte en el espejo que refleja toda la incertidumbre europea.