De gitanos y guardias civiles, policías y mossos de escuadra

Carta abierta al ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska

Juan de Dios Ramírez Heredia[1]

Excmo. Sr.
Don Fernando Grande-Marlaska Gómez

Estimado amigo y Ministro:

A estas alturas de la vida ya casi nada nos sorprende. Sin embargo, a veces, nuestra capacidad de sorpresa queda superada cuando leemos u oímos noticias tan alarmantes como la que hace tan solo unos minutos acabamos de conocer.

Dígame usted, señor ministro, si lo que sigue no tiene todas las trazas de ser una crónica de guerrilla o de ataque perfectamente planificado de un pequeño ejército de hombres armados ―algunos les llaman “efectivos”, denominación horrible para señalar a seres humanos― contra un bastión de resistencia bélica. Observe:

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No queremos entrar a valorar el contenido de la información desde la perspectiva periodística de dar la noticia. Nuestra campaña permanente de “Periodistas contra el racismo” es un reclamo constante para pedir a los profesionales de los medios que eviten hacer referencia a la raza, al origen o a la cultura de las personas “en contextos peyorativos”. Así consta literalmente en el Código Deontológico Internacional de la profesión periodística. Hoy queremos llamar su atención, señor ministro, sobre la lamentable información ofrecida por las Fuerzas de Seguridad cuando se han dirigido a los medios.

La policía no puede decir que se trata de una operación contra un peligroso grupo criminal liderado por personas de etnia gitana”. Como tampoco puede afirmar, temerariamente, que “espera encontrar en los registros grandes cantidades de dinero y armas”. Y para más INRI los tres cuerpos policiales filtran esos comentarios y afirmaciones cuando el juzgado ha decretado el secreto del sumario.

Ni contra la mafia italiana se despliegan tantos medios

Señor Ministro: esto es un despropósito. Llevamos muchos años luchando por lograr un cambio en la mentalidad de una parte de la ciudadanía que ve en nosotros, los gitanos, la imagen de todas las trapacerías y de la pequeña delincuencia. Está costando muchos esfuerzos y, sobre todo, estamos desarrollando un trabajo de titanes para lograr que los periodistas nos ayuden en esta necesaria tarea. Por eso le digo que los agentes de la autoridad no deben proporcionar una información que aumentará la prevención y el nivel de discriminación de nuestra comunidad. Después de esto habrá quien pensará que hemos alcanzado un nivel de peligrosidad similar al que ostentan otros grupos de maleantes muy bien organizados. Y si no, ¿para qué tanto aparato de guerra?

Mucha gente dirá que hemos dado un gran salto. Ahora se necesitan 300 agentes entre Mossos, Guardia Civil y Policía Nacional para perseguirnos, además de poner en marcha al Grupo Especial de Intervención. Todos ellos auxiliados de perros caninos y guías de subsuelo bajo la dirección del Área de Investigación Criminal de los Mossos. Y todo esto ¿para qué? Al final lo que queda claro es que la policía ha dicho que iba a detener a un grupo criminal liderado por gitanos y que esperaban encontrar en sus casas gran cantidad de armas y de dinero. Ya veremos en qué queda al final tanta e imprecisa acusación.

El papel de los medios de información

La noticia, tal como la he leído, no es producto de la fiebre del periodista ansioso de dar una noticia de primera plana. El redactor se ha limitado a transcribir lo que les han dicho los agentes de los tres cuerpos de seguridad que estaban interviniendo en los registros y detenciones. Y eso es lo grave. Siempre hemos dicho, y así lo hemos manifestado, que para nadie constituye un secreto que los medios de comunicación social son los artífices, en gran medida, de la creación de los «estados de opinión». Si hace años solía decirse que lo que no aparecía en los libros no merecía crédito, hoy en día puede afirmarse que el horizonte cognitivo de la mayoría de los ciudadanos se encuentra determinado, casi por completo, por el contenido de los medios de comunicación. Por eso siempre hemos mantenido desde la Unión Romaní que nuestro primer y principal objetivo es ganar el respeto y la colaboración de los medios de comunicación.

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La policía debe dar ejemplo

Dicho lo anterior, señor ministro, usted comprenderá la gran importancia que tiene lo que le voy a decir a continuación. Corría el año 1978 y los diputados de aquella primera legislatura estábamos empeñados en terminar de redactar la Constitución. Fue entonces cuando presenté en el Congreso de los Diputados una iniciativa que, entre otras cosas, pusiera fin al trato vejatorio que en ocasiones ―muchas ocasiones― recibíamos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Y la guinda la puso el responsable de la Guardia Civil de entonces en la ciudad de Hospitalet de Llobregat. Este mando policial se dirigía a nosotros para asustarnos diciéndonos:

Quiero que sepáis, gitanos, que a mí me llaman el tigre y a mis guardias los leones.

Imagínese la escena, señor ministro. Temblábamos como conejos cuando nuestros delitos consistían en quitarnos el hambre a bofetadas “protegiendo” alguna gallina desorientada o cogiendo algunas frutas de los árboles que lindaban con los caminos polvorientos de entonces. Todo para evitar que nuestros hijos murieran de hambre.

Déjeme decirle que los Diputados de entonces reaccionaron de maravilla. Y el Gobierno de don Adolfo Suárez también. Y especialmente su predecesor el ministro del Interior de entonces don Rodolfo Martín Villa quien tras conocer el resultado favorable de mi iniciativa parlamentaria me abordó en un Pleno del Congreso y me dijo:

― Quiero hacerle un regalo para que lo conserve usted entre sus recuerdos de esta etapa. Aquí tiene el original de la orden que acabo de enviar a todas las Comisarías de Policía de España y a todas las Comandancias de la Guardia Civil del país. En esta orden digo que a partir de ahora no se utilice la palabra “gitano o gitana” cuando se redacte alguna diligencia relacionada con la comunidad gitana. Y que cuando sea absolutamente imprescindible la identificación de alguna persona tampoco se diga “gitano” sino que se proceda a su descripción en términos parecidos a “de color moreno” o “de pelo ensortijado”, etc.

Tome nota, señor Ministro. Usted puede hacerlo dando una alerta a la policía y a los guardias. Y me consta que usted lo hará porque le conozco y sé de su compromiso militante en la lucha contra el racismo y la exclusión social.

Atentamente,

  1. Juan de Dios Ramírez Heredia, abogado y periodista
editor
Los editores de Periodistas en Español valoran las informaciones y artículos recibidos en la redacción con criterios profesionales y tienen la obligación de cumplir y hacer cumplir las normas deontológicas que deben suscribir todos los colaboradores.

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