La masificación en las grandes ciudades supone un reto que tienen que enfrentar a diario los gestores públicos para conseguir una convivencia ordenada, y ese objetivo sería difícilmente alcanzable sin una comunicación adecuada, dirigida a la sociedad de forma global para educar en patrones cívicos, y también en una comunicación especializada para colectivos con necesidades concretas que tienen que desenvolverse de forma integrada con los demás.
Publicidad de marketing directo con azafatasEn determinadas capitales, a los problemas generales que se derivan de la masificación se añaden los que genera el turismo, ya sea de ocio o de negocio, que en ocasiones puede llegar a colapsar la movilidad o saturar la demanda de servicios, de tal forma que se frustran las expectativas creadas por un viaje, un congreso o cualquier otra iniciativa personal o profesional.
En el mundo de la publicidad se intenta dar respuesta a estos nuevos retos, y las agencias se ven actualmente en la necesidad de innovar con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, porque las personas caminan ahora más pendientes de la pantalla de su teléfono móvil que de los elementos urbanos que encuentra en su camino.
Paradógicamente, para determinados productos o servicios se mantiene la necesidad del contacto directo que permita al vecino o al turista tomar conocimiento de que tiene a su alcance aquello que puede necesitar en un momento concreto, y en este escenario aparecen empresas con personal especializado, como Publi-azafatas.com, que cumplen con los principios clásicos de la publicidad expresados en la teoría o regla AIDA: en primer lugar llamar la atención, después despertar el interés, seguidamente despertar el deseo y, finalmente, facilitar la acción de compra, suscripción o adhesión a la oferta.
Un ejemplo de lo comentado lo tenemos en la ciudad de Barcelona, España, la gran urbe del Mediterráneo en la que las autoridades municipales mantienen el empeño por conciliar intereses vecinales y empresariales como en cualquier otra gran capital, pero con la sobrecarga añadida de una masificación del turismo que amenaza los objetivos de convivencia y desarrollo comercial inherentes a grandes concentraciones de población.
Para responder a estos retos hay que tener en cuenta que ser publicista no es una tarea fácil, y como decía el personaje de Don Draper en la serie de televisión Mad Men: “aunque el éxito sea una realidad sus efectos son temporales”, y lo recomendable es acudir a servicios especializados.
Así, siguiendo con la empresa antes citada, en la unidad especializada de Publi-azafatas en la ciudad de Barcelona, piden únicamente para diseñar una acción de publicidad directa poder responder a preguntas básicas, como qué es lo que se desea obtener, si se quiere dar a conocer un nuevo producto o servicio o una una línea, o simplemente que se conozca la marca, porque en función de esos objetivos determinará qué recursos técnicos y humanos son los más adecuados, y mantienen activa una agenda de personal especializado como azafatas y azafatos de imagen, promotores, modelos, actores y actrices, animadores o coordinadores.
Pero no hay que olvidar que un problema de la publicidad, desde sus inicios en la antigua Babilonia con tablillas de arcilla con inscripciones para un comerciante de ungüentos, un escribano o un zapatero, 3000 a.C, o en la Tebas egipcia o en Pompeya con los anuncios grafiti, los pregoneros en Roma y Grecia que anunciaban de viva voz la llegada de embarcaciones o caravanas cargadas de diversos productos, acompañados en ocasiones por músicos, que eran contratados por comerciantes o por las autoridades, es el control de cómo se desarrolla la campaña y cuantificar en alguna forma los resultados obtenidos.
La publicidad moderna se beneficia en este apartado de seguimiento y control de las nuevas tecnologías, y actualmente es posible seguir online, en tiempo real, que se está haciendo en cada sitio elegido, ya sea en tiendas, ferias o congresos, o en la vía pública, a través del PC, tablet o smartphone la evolución de las campañas, conectarse con las personas desplazadas y acceder en tiempo real al resultado de cada encuesta o formulario, o tener acceso a los informes en el momento de ser redactados.