Como es sabido, Ana Taboada, candidata por Somos Oviedo a la alcaldía de esa ciudad, pudo haber sido alcaldesa si la Federación Socialista de Asturias no se hubiera empeñado en que ese cargo lo ocupara el candidato del PSOE, Wenceslao López, a pesar de haber conseguido este partido menos votos que Somos Oviedo.
En última instancia, y a fin de que la alcaldía no volviera a recaer en la derecha -que ha gobernado en Oviedo desde hace casi veinticinco años-, Ana Taboada renunció al cargo y López pudo ser nombrado alcalde de la ciudad, actitud que fue muy valorada por lo que comporta de renuncia a los egos y afanes de protagonismo en los que tanto se prodiga la izquierda en este país. Eso sí, siempre predicando una confluencia que reiteradamente parece imposible, en la medida en que se multiplican foros y grupúsculos.
Tan loable comportamiento político me llevó a interesarme por Taboada y a concertar una entrevista con la vicealcaldesa ovetense. No me defraudó. Habían pasado muy pocos días desde que había accedido a su despacho en el Ayuntamiento -que todavía no tenía- y nuestra conversación giró principalmente sobre la necesidad de hacer partícipes a los ciudadanos de la política municipal, así como sobre la trascendencia que para una ciudad como Oviedo -tan apegada a una cultura institucional muy de protocolo, cortesana y elitista- sería el avivamiento, potenciación y desarrollo de una cultura popular, repartida por barrios y localidades limítrofes. Especialmente preocupada noté a la vicealcaldesa por la política comunicacional, a la que espera dotar de canales que potencien ese mensaje participativo y socializador con el que confía lograr una ciudad más activa.
Llegó a confiarme Taboada que, de haber sido alcaldesa, su intención hubiera sido no asistir al tradicional evento de la entrega de los Premios Princesa de Asturias, por lo que, en cierta medida, ha sido un respiro para ella no ocupar ese cargo. También me confió esa tarde las primeras dificultades que había tenido el tripartito (PSOE, Somos Oviedo e Izquierda Unida) al negarse de principio IU al recorte de sueldos propuesto por Somos Oviedo.
Hoy me entero de que en el último Pleno, efectivamente, los tres concejales de IU rompieron la unidad del gobierno tripartito en el Ayuntamiento al votar conjuntamente con el PP y Ciudadanos (C’s) la propuesta de asignación a los grupos parlamentarios y la de liberaciones y sueldos de concejales, en contra del criterio de los otros dos socios. Izquierda Unida, Ciudadanos y PP se unieron para aumentar de 37.000 a 44.000 euros las asignaciones a los grupos municipales. La propuesta de la Alcaldía, de 26.000 euros al año para cada grupo y 7.000 euros más por cada concejal, no ha llegado a ser votada.
También ha sido aprobada una enmienda del PP, con el apoyo de los ediles de Ciudadanos e IU y los votos en contra del PSOE y Somos, sobre las retribuciones a los concejales.
La enmienda validada del PP supone que los concejales liberados, 18 de 27 que tiene la corporación, tendrán un sueldo bruto anual de 44.000 euros. La vicealcaldesa y portavoz de Somos Oviedo, Ana Taboada, afirmó que la propuesta del PP supondrá al Ayuntamiento un incremento del gasto de más de un millón de euros sobre la propuesta de su partido. La enmienda de Somos, que abogaba por 36.657 euros brutos al año para los ediles liberados con un límite mensual de 1.945,80 euros en 14 pagas, no fue aprobada al contar con el rechazo de PP y C’s y la abstención de IU y PSOE.
Ponga el lector el comentario que mejor le parezca a esa primera desavenencia por razones de estipendio en un gobierno municipal de izquierdas. ¿Podemos aspirar así a un Ahora en Común? Al firmante solo le corresponde refrendar la buena impresión que le causó Ana Taboada, unida a la que le merece a priori el actual alcalde de la ciudad. Wenceslao López dijo con ocasión de su nombramiento que su sueldo seguiría siendo el de un pensionista y que solo iba a cobrar por el cargo las dietas que le correspondiesen. En sus manos, en la de Taboada y demás concejales está hacer otra política en Oviedo, muy distinta a la padecida por la ciudad durante más de dos decenios.
Esperemos que sea posible, a pesar de esos comienzos rupturistas nada halagüeños en el tripartito gobernante.