¡Cómo me hubiera gustado, hoy, seguir siendo eurodiputado, para replicar, como gitano, a la diputada racista que tan fieramente nos atacó!
Juan de Dios Ramírez-Heredia[1]
La noticia ha corrido como la pólvora. Hasta la sede de Unión Romani, y a mí personalmente, nos han llegado decenas de denuncias, llamadas de alerta, textos donde se replica a la Diputada racista de extrema derecha Mara Bizzotto, y peticiones para que desde nuestra federación hagamos algo para que esta indeseable persona sea reprobada por las autoridades parlamentarias de la Cámara de Estrasburgo.
Por supuesto vamos a hacer llegar al presidente de la cámara, y a los portavoces de los grupos parlamentarios, nuestra queja más enérgica con la petición de que se apliquen a esta parlamentaria las sanciones máximas contempladas en el artículo 116 del Reglamento que permite sancionar a los eurodiputados que vulneren las reglas básicas de respeto a los miembros de la Cámara y a los ciudadanos que representan.
Dicho lo anterior permítanme manifestar que las expresiones racistas y los comportamientos xenófobos siempre han estado presentes entre los parlamentarios de extrema derecha, encabezados en mi época de diputado del Parlamento Europeo (1986-1999) por Le Pen, padre de la actual candidata a la presidencia francesa, y un histórico nazi italiano llamado Giorgio Almirante. Entonces el Grupo Parlamentario del Frente Nacional estaba formado por unos 25 diputados. Todos racistas que presumían de pertenecer a una casta pura y privilegiada, guardiana de las esencias de la vieja Europa.
Hoy, con una Unión Europea formada por 27 Estados y un Parlamento Europeo integrado por 751 eurodiputados ―a los que hay que restar los 73 que corresponden al Reino Unido que deberán abandonar la Cámara tras el Brexit― el número de diputados y diputadas racista son un centenar.
Eurodiputado por unas horas
Sí, me hubiera gustado tener la posibilidad de replicar a esta infame diputada para desmontar sus estúpidos y demagógicos argumentos, pero, sobre todo, para maldecirla y desearle todo tipo de sobresaltos. Esto ya lo hice una vez en un pleno de la Cámara de Estrasburgo. El viejo Le Pen intervino para sembrar la duda sobre la existencia del holocausto nazi. Vino a decir que era razonable pensar que la existencia de las cámaras de gas era una invención de la izquierda europea. Cuando el presidente me dio el uso de la palabra no pude evitar maldecirle como lo hubieran hecho los familiares de los millones de personas que perecieron en aquellas antesalas del infierno. Recuerdo que le dije que aquella noche, y durante muchas noches más, se le aparecerían los espectros de los muertos desaparecidos en los hornos crematorios. Y que los ancianos, los enfermos, los jóvenes y los niños inocentes que murieron de aquella forma tan criminal se le presentarían decididos a cogerle por el cuello para llevárselo al lugar del infierno donde las llamas fueran más vivas para achicharrarlo mejor.
A Mara Bizzotto la habría maldecido mi abuela María, que era una gitana canastera que tenía unos poderes especiales para adivinar los acontecimientos leyendo la palma de la mano de quienes, a cambio de unas monedas, querían saber que les deparaba el futuro. Han pasado muchos años, pero creo recordar que las maldiciones de mi abuela tenían un alto índice de cumplimiento.
La diputada italiana Mara Bizzotto pertenece a la Liga Norte. Partido xenófobo, racista y peligrosamente violento. El mismo partido del que fue alcalde de Treviso Giancarlo Gentilini, quien presumía públicamente de haber destruido dos campamentos gitanos en su ciudad y de tener la solución para acabar con todos nosotros: eliminando a los niños gitanos.
El lunes próximo enviaremos una carta al presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani. En ella le haremos relación de las penas que puede imponer a la diputada Bizzotto, al tiempo que reclamaremos de los diferentes Grupos Parlamentarios el apoyo a nuestra justa reclamación.
- Juan de Dios Ramírez-Heredia es abogado y periodista, vicepresidente de UNIÓN Romani Internacional