Entre los muchos cambios en la sociedad de Afganistán que prevén los talibanes tras su llegada al poder se encuentra la práctica del ajedrez.
Los amantes del juego-ciencia en el país tienen muchos motivos para la preocupación, así, recuerdan que cuando tenían el poder de 1996 a 2001 lo prohibieron. Entonces era ilegal y solo algunos valientes se reunían en secreto a jugar partidas.
La campaña talibán fue tan intensa contra el noble juego que no se encontraban prácticamente tableros cuando fueron expulsados del poder en 2001. Como anécdota, un comerciante comentó que había guardado tan bien las piezas y tableros que ni se acordaba, seis años después, donde los escondió.
En esa etapa negra, encontraron a un empresario de Kabul, Haji Shirullah, jugando al ajedrez con su hermano. La respuesta de la policía religiosa fue quemar el tablero y las piezas y condenarles a dos días de cárcel.
La justificación, ya antigua, es que quita tiempo a la oración e incluso lo consideran un «invento de Satanás», por lo que se incluye en la lista de prohibiciones o haram (ilícito), junto con el alcohol, la música o los fuegos artificiales, entre otras muchas.
La plataforma oficial de la Federación Internacional de Ajedrez, FIDE, Worldchess, contaba con 64 suscriptores en Afganistán que ya han mostrado su desesperanza, no se sabe si los talibanes pueden volver a prohibir el ajedrez: «La situación está cambiando muy rápido, no hay nada que indique que el nuevo gobierno accederá a que se juegue al ajedrez».
El país cuenta solo cuenta con dos maestros internacionales que no superan los dos mil puntos Elo.
Pero, sin duda, como en otros aspectos, la peor situación la vivirán las mujeres ajedrecistas que, poco a poco, estaban aumentando en el país su presencia ante los 64 escaques.
Hay que recordar que el pasado 8 de marzo, para celebrar el Día de la Mujer, se celebró en Kabul un torneo de ajedrez exclusivamente femenino. Entonces, una de las jugadoras, Mahnaz Saleem, manifestaba que se trataba de un escape a la brutal realidad en que vivían: «hay explosiones, no podemos ir a la universidad, ni hacer lo que quieres. Cuando juegas al ajedrez solo piensas en el tablero, en el juego, nada más».
Otra expresó su deseo de poder «ganar a un hombre en el tablero, ojalá lo quiera Dios» (inchallah, en árabe).
En el norte del país, también se jugaron torneos y había clubes con presencia de las mujeres y jóvenes jugando al ajedrez, así en Sibargan (también conocida como Sheberghan), capital de la provincia de Jawzjan y Mazar-e-Sarif, capital de la provincia de Balj.
Hay que recordar que en Irán, Iraq y Arabia Saudí, e incluso Turquía, diferentes autoridades religiosas integristas abogaron por prohibir el ajedrez.