Santiago Agrelo, el arzobispo de los inmigrantes

El Centro Neocatecumenal Diocesano ‘Sancta Maria de Africa’ de Ceuta acogerá del 8 al 11 de marzo el encuentro europeo ‘Fronteras y Migraciones’, una cita promovida por la Fundación Centro Tierra de Todos del Secretariado Diocesano de Migraciones de la Diócesis de Cádiz y la ciudad autónoma.

En el programa de la cita, el martes 10 se encuentra la presencia del arzobispo de Tánger, monseñor Santiago Agrelo, quien disertará sobre ‘Apuntes para una pastoral de presencia y acompañamiento desde las comunidades cristianas a uno y otro lado de las fronteras’ junto con el obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara, antiguo presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones, José Sánchez.

Agrelo es desde junio 2007 arzobispo de Tánger. Franciscano y natural de Rianxo, como el gran intelectual galleguista Alfonso Rodríguez Castelao se le podía denominar como el arzobispo de los inmigrantes. De 72 años, tiene poemas escritos y publicados en gallego. Además su diócesis tiene página web, posee un blog y mantiene un perfil en Facebook.

Su defensa de los inmigrantes a los que acoge en Tánger, sus declaraciones contra la valla de Melilla y sus cuchillas, la denuncia, ahora que se celebra el juicio, de lo ocurrido con los 15 inmigrantes muertos en el Tarajal al tratar de traspasar a nado la frontera de Ceuta hace un año, le han valido críticas pero también muchos apoyos: “Pienso que antes que los derechos de las fronteras están los de las personas“, declara.

También ha hablado claro sobre el supuesto canal eclesiástico televisivo 13TV, del que ha dicho, su línea editorial es “antievangélica por no calificarla simplemente de deshumanizada”. Ha recibido insultos de todo tipo como denigrarle llamándole ‘grelo’ –en alusión a los grelos gallegos- pero como ha dicho alguien, “qué se puede esperar de unos fieles que atacan a un obispo que tiene el coraje de denunciar actitudes inaceptables en un canal de televisión católico“. El pasado mes de noviembre y después de muchísimos años de ausencia fue el único obispo español en ejercicio que mandó un mensaje al XXXIV Congreso de Teólogos Juan XXIII.

Los inmigrantes subsaharianos que vagan por la ciudad norteafricana van a las zonas cercana a la catedral o son acogidos en los bloques impersonales del barrio multicultural Boukhalef, cerca del aeropuerto Ibn Battouta de Tánger, donde se ha vivido más de un incidente entre inmigrantes irregulares y vecinos marroquíes que han atacado, y en alguna ocasión con víctimas mortales, a los subsaharianos que allí se refugian. La zona está alejada de cualquier servicio social o de un centro de salud.

En Tánger, en un área de apenas medio kilómetro, se encuentra la catedral, la gran mezquita y una sinagoga. Igual situación se vive en la que fuera capital del Protectorado español en Marruecos, Tetuán.

Hay que recordar que la estructura actual de la Iglesia en Marruecos empezó en el siglo XIX. Comenzó como prefectura apostólica de Marruecos y se transformó luego, a principios del siglo pasado en un vicariato apostólico con un obispo que, en seguida, se dividió en dos vicariatos apostólicos, uno en el norte que coincidía con el Protectorado español, y otro en el sur que coincidía con el Protectorado francés, y luego se transformaron en las actuales archidiócesis de Tánger y Rabat.

Los arzobispos de Tánger siempre han sido franciscanos, el que fuera arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo también lo fue de Tánger desde 1974 hasta 1982 en que fue trasladado a Sevilla. Aún se recuerdan sus críticas por los sucesos de El Ejido en el año 2000.

La diócesis abarca desde Alcazarquivir hasta Nador, lo que era toda la zona del antiguo Protectorado español de 1912 a 1956 en territorio marroquí. Las siete parroquias son Nador, Alhucemas, Tetuán, Mdiq –la antigua Rincón española-, Asilah, Larache y la catedral de Tánger –que tiene más de medio siglo de antigüedad-. En total una comunidad de 2500 católicos, todos extranjeros en Marruecos ya que en dicho país un musulmán que se convierta puede ser condenado.

Su trayectoria social no empezó en Tánger, visitó a presos en Santiago, en Roma, trabajó 12 años en un suburbio, en medio de gente venida de fuera y que había hecho allí sus barracas. “Fue este uno de los períodos de mi vida de los que guardo recuerdos más hermosos”, sostiene. También fue director del albergue de transeúntes de Santiago durante varios años, lo que suponía “tener el teléfono en la cabecera de la cama por si la Policía o la Guardia Civil te traían a alguien para acomodarlo por la noche y despedirlo por la mañana”. En Tánger declaró, “lo que más me interesa, es que un musulmán sea un buen musulmán, que para malos cristianos ya bastamos nosotros”.

De sus muchas homilías y escritos entresacamos la dedicada a la última Navidad: “Hoy, para que la Navidad no se nos cuele en el reino, la disuadimos con vallas recrecidas, carreteras perimetrales, radar de aproximación con cámara de visión nocturna, dispersores de productos antidisturbios, alambradas de cuchillas, cables con sensores conectados a una central de seguimiento, garitas de vigilancia, cámaras de televisión. Esa muralla, que se pretende infranqueable, no se levanta contra la corrupción, no contra la violencia, no contra la injusticia, no contra la explotación, no contra la marginación; se levanta contra hombres, mujeres y niños hambrientos de futuro y de pan; esa muralla se levanta contra la esperanza, contra la Navidad. Cuanto más difícil se les hace a los pobres franquear las fronteras, más probable será que esa Navidad que llama a nuestras puertas termine ahogada en el mar. A vosotros, hijos muy queridos, no necesito deciros que quitéis la valla. Os digo sólo: Feliz Navidad“.