El día que conocí a Pedro Sánchez y a Cristina Cifuentes

En la profesión periodística el destino te reserva a veces sorpresas, situaciones que ni tú mismo podrías llegar a imaginar. Cuando pasan los años y vuelves la vista atrás te preguntas cómo es posible que aquello sucediera, pero lo cierto es que sucedió, y la vida sigue para todos.

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Conrado Granado, con corbata roja, posa delante de Pedro Sánchez y dirigentes del PSOE local en Tres Cantos, el 7 de mayo de 2011

Lo que nunca llegué a imaginar es que un ya lejano (o no tan lejano) día 7 de mayo del año 2011 iba a conocer a dos personajes totalmente desconocidos por entonces, y que con el tiempo llegarían a dar mucho juego en el ámbito político. Tanto, que una llegó a presidenta de la Comunidad de Madrid, y el otro a presidente del gobierno de España. Se llamaban, y se siguen llamando, Cristina Cifuentes y Pedro Sánchez.

El caso fue que las Juventudes Socialistas de Tres Cantos (la rama juvenil del PSOE), organizaron en esta ciudad próxima a Madrid un debate político en torno a la región, invitando a participar a los diferentes partidos políticos existentes por entonces, para lo cual me pidieron que, como periodista, fuera el moderador, cosa que acepté gustosamente, ya que la “polis”, la ciudad, según nuestros maestros griegos, es cosa de todos.

Y allí estaban los participantes como representantes de sus respectivos partidos, los que por entonces existían, porque lo cierto es que la cosa ha cambiado mucho en estos años. Un representante del por entonces prometedor partido Unión Progreso y Democracia (UPyD) de Rosa Díez, aquella mujer que iba a poner orden al parecer en la descarriada grey de la clase política. Una representante de Izquierda Unida (IU), cuando todavía era conocida como tal, con identidad propia, antes de ser arrastrada por lo que vendría poco después. El Partido Popular (PP), por su parte, también envió a su representante a la mesa del debate, al igual que lo hiciera el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

Hay que advertir que a la hora de los debates los partidos políticos suelen tener en cuenta el lugar donde se desarrollan y, consecuentemente, lo que cada uno puede sacar de provecho, como es lógico. En este sentido, a las ciudades grandes suelen enviar a primeras figuras, nombres de relumbrón que atraen al público, expertos en estas lides, en las que no siempre se sale airoso. A los pueblos o ciudades pequeñas, como es el caso de Tres Cantos, se envía a gente de rango menor, menos conocida, sin que esto desmerezca en absoluto a las personas enviadas.

Tan desconocidas eran algunas para este moderador, que por ejemplo Cristina Cifuentes apenas me sonaba, ya que comenzaba en las lides políticas en una ciudad como Madrid, con más de tres millones de habitantes, y donde hacerse un hueco en el campo político suele ser harto difícil. Pero mucho más desconocido para mí, y creo que para muchos, era el representante enviado por el PSOE, un tal Pedro Sánchez, al que veía por primera vez en mi vida, y del que no había oído hablar hasta entonces.

El debate sobre los temas tratados fue correcto en todo momento por parte de todos, si bien he de decir que como moderador tuve que cortarles la palabra a todos en alguna ocasión, porque ninguno respetaba los tiempos, los minutos acordados, después de permitirles uno más de propina. Pienso que un moderador es el responsable del acto en sí, de cualquier programa, y que no puede írsele de las manos. Por eso me producen sarpullidos algunos debates actuales donde los tertulianos no se respetan, se desgañitan lanzándose improperios unos contra otros, al parecer pensando que el que más grita es el que más razón tiene. Y mientras tanto, el moderador mirando  al tendido…

Sí me llamaron la atención un par de cosas de dos de los participantes: la tal Cristina Cifuentes fue la única que subió al estrado pertrechada de un ordenador portátil, que usaba continuamente y en el que tomaba apuntes, imagino, o incluso se comunicaba directamente por las redes sociales, en vivo y en directo. Y del tal Pedro Sánchez me di cuenta de que era una especie de verbo florido, un “piquito de oro” como decimos en la Villa y Corte de Madrid a los que manejan la palabra con soltura. Hablaba al respetable sin apenas mirar los apuntes, por lo que llegué a la conclusión de que posiblemente aquel joven desconocido prometía…

Con el paso del tiempo los dos, tanto Cristina Cifuentes como Pedro Sánchez, han prometido, y mucho, como hemos podido comprobar con el paso de los años. La primera ha llegado nada más y nada menos que a la presidencia de la Comunidad de Madrid, una comunidad que con cerca de siete millones de habitantes cuenta tanto y en todos los sentidos en nuestro país. Sobre su ascenso y derrumbe se ha escrito hasta la saciedad, por lo que huelgan las palabras. Lo único que siento es que por tu torpeza, y la de su partido (fuego amigo) pase la historia embarrada por dos tubos de crema, amén de otras cuitas académicas…

Y cuando escribo estas líneas resulta que aquel por entonces joven desconocido llamado Pedro Sánchez ha cubierto un largo trecho en el campo de la política, llegando a ser secretario general del PSOE, siendo defenestrado por parte de los suyos, recuperándose posteriormente por mor de los votos y alzándose de nuevo con el santo y seña de un partido largamente centenario. Pero lo más impresionante de todo es que en pocos años, y después de lo que ha caído, ha llegado desde la nada a convertirse en presidente del Gobierno de España. Sí que prometía, sí.

Conrado Granado
@conradogranado. Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. He trabajado en la Secretaría de Comunicación e Imagen de UGT-Confederal. He colaborado en diversos medios de comunicación, como El País Semanal, Tiempo, Unión, Interviú, Sal y Pimienta, Madriz, Hoy, Diario 16 y otros. Tengo escritos hasta la fecha seis libros: «Memorias de un internado», «Todo sobre el tabaco: de Cristóbal Colón a Terenci Moix», «Lenguaje y comunicación», «Y los españoles emigraron», «Carne de casting: la vida de los otros actores», y «Memoria Histórica. Para que no se olvide». Soy actor. Pertenezco a la Unión de Actores y Actrices de Madrid, así como a AISGE (Actores, Intérpretes, Sociedad de Gestión).

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