El miedo a estar sin el móvil, enfermedad del siglo XXI

La nomofobia, el miedo a encontrarse sin el teléfono móvil, y no digamos a perderlo, se está convirtiendo en una de las enfermedades más extendidas del siglo XXI.

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Cuando están a punto de finalizar las Jornadas Mundiales sin teléfono móvil (creadas en 2001, que se celebran del 6 al 8 de febrero), nos enteramos de que ya existen centros especializados para curar la nomofobia, una dependencia que cada vez afecta a más personas, informa el digital Myeurop.

Para Stéphanie Berthelon, psicóloga en el Centro de tratamiento del stress y la ansiedad de Lyon, no existe un perfil específico de las personas que padecen nomofobia: “Si la persona utiliza el teléfono para distraerse puede hacerse adicta a los juegos, hasta el punto de que se convierta en obsesión. En otros casos, el móvil sirve para tranquilizar, para verificar todo, para sentir que controla su medio ambiente”. Esta especialista ha constatado que, en el caso de los jóvenes entre 15 y 20 años, cada vez organizan más su vida social en torno al móvil. «El problema de la dependencia se plantea cuando tiene impacto negativo sobre la vida social, profesional e incluso conyugal, cuando la persona solo tiene contacto con su móvil”.

Uno de los pocos estudios sobre este tema se remonta a 2012 y demuestra que dos tercios de los ingleses se declaraban angustiados ante la idea de perder su móvil. Entre las señales que avisan de la nomofobia está evidentemente el apego del usuario al móvil, que no es capaz de prestarlo a nadie y que poco a poco se va alejando de su entorno habitual, para acabar encerrado en una burbuja. En los casos más graves, puede volverse agresivo si encuentra dificultades en el uso del aparato. Para que el objeto no adquiera poder sobre la persona, los psicólogos aplican una reflexión sobre la utilidad y necesidad real del móvil, así como una serie de ejercicios de comportamiento destinados a irse liberando poco a poco de la dependencia.

En un artículo publicado el 6 de febrero de 2014 en el diario digital Huffington Post (edición francesa), la periodista Victoria Belz enumera hasta 9 “males” físicos que puede causar el uso excesivo del teléfono móvil, otras tantas razones –dice- para desconectar aunque solo sea en estas Jornadas, que van desde la tendinitis en los dedos por el tecleo continuado, hasta problemas de audición o dolor en la nuca, pasando por el contagio de microbios y bacterias acumulados en la superficie del aparato y, naturalmente y el más peligroso, la adición.

Las Jornadas mundiales sin teléfono móvil parten de una propuesta, efectuada en 2001 por el escritor francés Phil Marso quien dos años antes, en 1999, había publicado “la primera novela policíaca en torno al teléfono móvil”, titulada El asesino del móvil sin móvil aparente (editada por Megacom-ik). El principio de las Jornadas es provocar un debate en los medios sobre esta nueva herramienta de comunicación. El tema elegido para 2014 era “El lenguaje abreviado SMS”. Phil Marso propone ahora la palabra “Adikfonía” para sustituir a “Nomofobia” que, en su opinión, muchos usuarios no entienden y además puede llevar a confusiones con “homofobia”.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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