El mundo abandonado de Margarhete von Trotta

De nuevo una “película de hermanas”

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El mundo abandonado, de Margarhete von Trotta, cartel

El mundo abandonado (Die Abhandene Welt), último trabajo de la cineasta alemana Margarhete von Trotta (Hannah Arendt, Vision-La historia de Hildegard von Bingen), es una emotiva película que habla de algo bastante habitual de la historia de todos nosotros: la inesperada irrupción del pasado en el presente, una situación que primero nos estremece y a la que después nos acercamos con curiosidad y distancia. También habla del miedo y la culpa reprimida.

En la estela de muchas de sus películas anteriores (Las hermanas alemanas, Amor y deseos), la realizadora alemana plantea de nuevo, inspirándose en un hecho autobiográfico, uno de sus temas recurrentes: la historia de dos mujeres sin aparente conexión, que poco a poco se irán conociendo y acercando a la verdad.

Sophie, cantante de jazz y blues, recibe una llamada de su padre, Paul. Quiere verla con urgencia para enseñarle una foto que ha encontrado en una página web estadounidense de una mujer que se parece asombrosamente a su esposa, la madre de Sophie, recién fallecida. Paul está empeñado en que Sophie vaya a verla: se llama Caterina Fabiani y es una célebre cantante de ópera. A pesar de sus recelos, Sophie acepta para complacer a su padre. Sin embargo, no puede imaginar lo que está a punto de descubrir acerca de su madre, de su padre e incluso de sí misma. El resto pueden imaginarlo.

La película está protagonizada por dos de las actrices fetiche de von Trotta: Barbara Sukova (Hannah Arendt, Visión- la Historia de Hildegarde von Bingen), y Katja Riemman (Rosenstrasse), aplaudida intérprete de películas como La Farmaceútica o Todos aman a alguien alguna vez.

En una entrevista publicada hace algunos meses, von Trotta se refería a esta obsesión por las películas de hermanas y su relación con su propia experiencia: “Ya era un tema que me obsesionaba antes de que en 1980 yo descubriera que tenía una mayor, que me llevaba quince años, y que me encontró. No conseguía entender como mi madre, con la que siempre tuve una gran complicidad y acababa de morir, podía habérmelo ocultado. La había dado en adopción al nacer porque era demasiado pobre para ocuparse de ella.

Mi hermana supo a los 21 años que era adoptada. Para desanimarla a buscar a su madre biológica, le dijeron que había muerto en la guerra. Lo más sorprendente es que yo ignoraba todo esto cuando rodé Las hermanas en 1978, y elegí los nombres de Anna y María porque, a pesar de parecerme excesivamente bíblicos, no encontraba otros mejores. Solo mucho más tarde caí en la cuenta de que Anna era el segundo nombre de mi hermana y de que yo me llamo Margarethe María. No creo que sea una casualidad. Pienso que ambas estábamos ligadas a nuestra madre, de manera telepática”.

Pese a tratarse de una actriz, guionista y realizadora muy respetada y en ocasiones muy aplaudida, lo cierto es que aunque algunas de sus películas han sido grandes éxitos de crítica y público –como el reciente caso de Hannah Arendt- un recorrido por la obra que lleva su firma arroja un saldo importante de obras poco apreciadas por un público que confiesa aburrirse con el ritmo que les imprime, y una crítica que las califica de “faltas de interés”.

Margarethe von Trotta, que ahora tiene 73 años, nació en Berlín en plena Segunda Guerra mundial, en una familia de origen aristocrático, pobre pero culta. Tras una estancia en París, trabajando como au pair, en la que descubre su pasión por el séptimo arte, estudia teatro en Munich y da sus primeros pasos en el cine. En los años 1960/70 trabajó como actriz en Alemania (se la recuerda en cuatro películas de Rainer Werner Fassbinder). En 1975 dirigió, junto a Volker Schlöndorff –entonces su marido- El honor perdido de Katharina Blum, iniciando una larga y frúctifera colaboración.

En 1981 ganó el León de Oro en Venecia con Los años de plomo. Esta no ha sido la única película en la que von Trotta ha abordado la posguerra alemana: en 1995 filmó Los años del Muro, desde la perspectiva de un país finalmente reunificado. En 2000 realizó para la televisión Aniversarios, seis horas de grabación en los que repasa treinta años de historia alemana.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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