Escasez de agua en el Planeta azul

Los hechos son claros: se necesitan de una a tres toneladas de agua para producir un kilo de cereal y hasta quince toneladas para conseguir un kilo de carne. Se calcula que para producir la comida diaria de una persona hacen falta entre 2.000 y 5.000 litros del líquido elemento, informan los corresponsales de IPS en Roma y Berlín.

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Planeta Tierra

La creciente escasez de agua es uno de los principales desafíos para el desarrollo sostenible, y seguramente se agravará a medida que la población mundial siga creciendo y el cambio climático se intensifique.

La competencia por el agua se acrecentará a medida que la población del planeta supere los 9000 millones de personas alrededor de 2050.

De hecho, millones de familias agricultoras de los países pobres padecen falta de acceso al agua dulce, y los conflictos por los recursos hídricos ya superan a aquellos por la tierra en algunas regiones, afirmó José Graziano da Silva, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ( FAO), en el Foro Mundial para la Alimentación y la Agricultura que tuvo lugar del 19 al 21 de este mes de enero de 2017 en Berlín.

Además, el cambio climático ya está alterando los regímenes hidrológicos en todas partes, agregó, citando estimaciones referidas a que unos mil millones de personas en regiones secas – con una alta concentración de pobreza extrema y hambre – podrían soportar una creciente escasez de agua en un futuro próximo.

«La agricultura es a la vez una causa y una víctima importante de la escasez de agua. La agricultura representa alrededor de 70 por ciento de los retiros de agua dulce en el mundo de hoy, y también contribuye a la contaminación hídrica debido a los pesticidas y los productos químicos», señaló Da Silva.

Para superar la situación, la comunidad internacional acordó que uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se dedicara exclusivamente al agua, e integró una mejor gestión de este recurso natural clave en todo el entramado de los ODS, indicó el director de la FAO.

Da Silva instó a los participantes en Berlín a promover formas de usar menos agua y de manera más eficiente, y tomar medidas para asegurar el acceso, especialmente para las familias agrícolas pobres: «Hacerlo no impedirá que ocurra una sequía, pero puede ayudar a prevenir que las sequías resulten en hambre y trastornos socioeconómicos», aseguró.

Un tercio de los alimentos perdidos o desperdiciados

Da Silva indicó igualmente que reducir los residuos alimentarios tiene un papel importante dentro de un uso más juicioso del agua. Explicó que cada año un tercio de los alimentos que producimos se pierde o desperdicia, lo que se traduce en un volumen de agua para usos agrícolas malgastado equivalente a tres veces el lago de Ginebra.

En la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático la FAO presentó un marco global para hacer frente a la escasez de agua en la agricultura para apoyar esos esfuerzos, añadió Da Silva.

El marco busca facilitar el desarrollo e implementación de políticas y programas para el uso sostenible del agua en la agricultura y fomentar la cooperación entre las diferentes partes interesadas, incluyendo la sociedad civil, el sector privado, las instituciones financieras y las organizaciones de desarrollo.

El Foro Mundial para la Alimentación y la Agricultura, organizado por el Ministerio Federal Alemán Para la Alimentación y la Agricultura, se celebra todos los años y reúne a responsables de alto nivel, expertos técnicos, investigadores y agricultores para discutir cuestiones urgentes que afectan a la agricultura.

El tema del Foro de este año fue «Agricultura y agua: claves para alimentar al mundo».

De hecho, es tan importante para alimentar al mundo que la FAO proyecta que la producción de agua para regadío aumentará más de 50 por ciento en 2050, pero la cantidad de agua retirada por la agricultura solo puede aumentar 10 por ciento, si se mejoran las prácticas de riego y los rendimientos.

El mundo contiene unos 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua. Pero solo 0,003 por ciento de esta cantidad, unos 45.000 kilómetros cúbicos, son «recursos de agua dulce» que se pueden usar para beber, higiene, agricultura e industria.

El uso de aguas residuales en la agricultura

Es hora de dejar de tratar las aguas residuales como basura y en su lugar gestionarlas como un recurso que puede ser utilizado para los cultivos y ayudar a abordar la escasez de agua en la agricultura, exhortó la FAO.

Las aguas residuales pueden ser usadas de manera segura para apoyar la producción de cultivos directamente a través del riego o indirectamente mediante la recarga de acuíferos, pero para ello se requiere una gestión diligente de los riesgos sanitarios mediante un tratamiento o un uso adecuado.

La forma en que los países abordan el problema y las últimas tendencias en el uso de las aguas residuales en la agricultura fue un tema central en el Foro Mundial para la Alimentación y la Agricultura, en Berlín.

«Aunque no se dispone de datos más detallados sobre la práctica, podemos decir que, a nivel mundial, solo una pequeña proporción de las aguas residuales tratadas se utiliza para la agricultura», expresó Marlos De Souza, un funcionario de la División Tierra y Agua de la FAO.

Pero un número cada vez mayor de países -Egipto, España, Estados Unidos, Jordania y México, por ejemplo- exploran las alternativas ante la creciente escasez de agua.

«Hasta ahora, la reutilización de las aguas residuales para el riego tuvo más éxito cerca de las ciudades, donde está disponible y en general, libre de costo o a bajo costo, y donde existe un mercado de productos agrícolas, incluidos cultivos no alimenticios», explicó De Souza.

«Pero la práctica también se puede utilizar en las zonas rurales, y desde hace mucho tiempo ha sido empleada por muchos pequeños agricultores», añadió.

El crecimiento demográfico y la expansión económica aumentan la presión sobre los recursos de agua dulce. La tasa global de retiros de aguas subterráneas aumenta constantemente un uno por ciento anual desde la década de 1980. Y el cambio climático agrava esas presiones.

La agricultura representa 70 por ciento del retiro de agua dulce a nivel mundial, y se calcula que la demanda de alimentos crecerá al menos 50 por ciento para el año 2050. La demanda de agua de las ciudades y las industrias también está en aumento.

Sin embargo, las aguas residuales no tratadas contienen microbios y patógenos, contaminantes químicos, residuos de antibióticos y otras amenazas para la salud de los agricultores, trabajadores de la cadena alimentaria y consumidores, y también plantea problemas ambientales.

En todo el mundo se aplican tecnologías y estrategias para tratar, gestionar y usar las aguas residuales en la agricultura, muchas de ellas específicas de la base de recursos naturales locales, los sistemas agrícolas en los que se utilizan y los cultivos que se están produciendo, dijo De Souza.

  1. Traducido por Álvaro Queiruga
  2. Publicado inicialmente en IPS Noticias
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