España: Rajoy y Rubalcaba pasados por las urnas

El 25 de mayo de 2014, a las once de la noche hora de Madrid, la vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Rodríguez de Santamaría, compareció sonriente para informar de los resultados de las elecciones europeas:

Soraya-europeas-2014 España: Rajoy y Rubalcaba pasados por las urnas“Ha ganado el PP”, comentamos al unísono quienes veíamos en ese momento la televisión, al ver su rostro radiante mientras anunciaba que el PP había obtenido 16 eurodiputados y el PSOE 14.

La rotundidad de estas cifras: PP 16 frente a PSOE 14, y el hecho de que hubiera que bajar hasta los 6 eurodiputados para encontrar la siguiente fuerza política (Izquierda Plural) difuminaban una realidad brutal para los políticos que llevan asumiendo alternativamente el poder desde la transición democrática: los españoles les han dado la espalda, han optado por intentar una renovación con formaciones alternativas por la derecha y por la izquierda, han votado nulo o en blanco o, en el peor de los casos se han abstenido de ir a votar.

Si en términos militares para aniquilar al enemigo se le pasaba por las armas, en mayo de 2014 a los políticos de la transición española les han pasado por las urnas, en un mensaje claro de que hay que comenzar de inmediato otra transición, en esta ocasión de un sistema obsoleto y corrupto a una democracia real en la que los ciudadanos puedan verse representados.

La primera toma de conciencia debería venir del PP, como partido que sustenta al Gobierno, y que hoy es consciente de que solo cuatro millones de españoles sobre un censo de 35 millones de electores respaldan su política económica y social. Mariano Rajoy y sus ministros ya no pueden decir que gobiernan para todos, y ninguno de sus dirigentes regionales puede presumir de haber salvado la cara, la debacle es absoluta.

La segunda toma de conciencia debería venir del PSOE, por ser el partido en el que millones de españoles confiaron desde la transición para conseguir una España diferente, y que se ha demostrado incapaz de defender los avances sociales conseguidos en veinte años de gobierno, lo que le ha valido la desafección de la inmensa mayoría social de centro izquierda: los errores acumulados de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero en la última fase de sus respectivos mandatos, permitiendo que la burocratización y la corrupción permearan la estructura de su centenario partido y afectara a la acción de gobierno; más los errores del equipo liderado por Alfredo Pérez Rubalcaba al no calibrar el desencanto ciudadano y pensar que la caída libre del PP les llevaría de nuevo al poder, les han llevado a una debacle también absoluta, aunque si se les ha encendido una lucecita de esperanza en Andalucía.

La tercera toma de conciencia debería venir de la izquierda articulada tradicionalmente en torno al PCE, devenido en Izquierda Unida tras coaligarse, descoaligarse y volverse a coaligar con otras formaciones minoritarias vinculadas a los derechos humanos y medioambientales: a pesar de haber conseguido más eurodiputados, solo cuentan con millón y medio de españoles, y han podido comprobar como emergen con fuerza otros grupos de izquierda, sin el lastre de años de pasillos parlamentarios, con capacidad de sintonizar mejor con las aspiraciones de una ciudadanía joven frustrada.

La cuarta toma de conciencia debería ser colectiva, de los más de 18 millones de españoles que se han abstenido de ir a votar, propinando un golpe demoledor a los partidos tradicionales, pero dando un respiro a la derecha autista que solo es capaz de enarbolar sus dieciséis eurodiputados para decir que ha ganado estas elecciones y que queda legitimada para seguir con su “recuperación económica” y “creación de empleo” hasta el final de la legislatura. El voto de los abstencionistas de izquierda repartido entre Podemos y Primavera Europea hubiera sido un correctivo aún mayor y además habrían ayudado a formar una mayoría diferente en el Parlamento Europeo, que podía servir de referente para las próximas elecciones en España.

1 COMENTARIO

  1. Qué bebe el periodismo español? Elecciones europeas como termómetro del panorama político interno? El «desahogo europeo», es un lujo emocional, y no anuncio de un cambio interno.

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