Estados Unidos líder mundial en personas encarceladas

Estados Unidos es el líder mundial en encarcelamientos tanto en términos del número total de reclusos como de la tasa de presos por habitante, informa Joseph Chamie (IPS) desde Portland.

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Presos ancianos en EEUU

La tasa nacional de encarcelamiento de Estados Unidos, el número de reclusos cada cien mil habitantes, 630 personas, destaca claramente como la más alta del mundo. Los países con números similares son Ruanda, Turkmenistán y El Salvador con alrededor de 575 presos. A escala mundial, el promedio es de 140, y la de casi todos los países desarrollados es tan solo una fracción de la tasa de Estados Unidos.

Además, las tasas de encarcelamiento de los estados de Estados Unidos son mayores que las de las democracias más desarrolladas. Por ejemplo, la tasa de encarcelamiento de Massachusetts de 109, la más baja de este país, es significativamente mayor que la de Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Japón, Países Bajos, Noruega, Suecia y Suiza, que están por debajo de los 90 presos cada cien mil habitantes.

La elevada tasa de encarcelamiento es un fenómeno relativamente reciente para Estados Unidos. Entre 1925 y 1975, por ejemplo, se mantuvo relativamente estable con unos 110 presos cada cien mil habitantes. A fines de la década de 1970, la tasa aumentó significativamente, más del cuádruple, luego del movimiento de mano dura contra la delincuencia que se extendió por todo el país.

A pesar de tener un poco menos de la vigésima parte de la población mundial, Estados Unidos concentra aproximadamente 20 por ciento de la población carcelaria del mundo. A fines de 2019, este país tenía el mayor número de presos del mundo con alrededor de 2,2 millones reclusos.

Ese número es alrededor de 10 por ciento inferior al máximo de aproximadamente 2,3 millones registrados en 2008. Sin embargo, el número actual de reclusos es sustancialmente mayor que el de mediados del siglo veinte. Hace cincuenta años, por ejemplo, el número de presos en Estados Unidos era de 200.000, o cerca de dos millones menos de presos que en la actualidad.

Le sigue de lejos, en segundo lugar, China con 1,7 millones de presos, o alrededor del 16 por ciento del total mundial, y luego Brasil, India y Rusia con unos 0,8 millones, 0,5 millones y 0,5 millones, respectivamente.

Es importante reconocer que, si bien la estimación de la población penitenciaria del mundo supera los once millones de personas, es probable que sea una subestimación. Por ejemplo, si se incluye el número de presos políticos y no declarados, así como los recluidos en centros de detención en varios países del mundo, como China, Eritrea, Indonesia, Myanmar (Birmania), Corea del Norte y Somalia, se cree que la población carcelaria superaría los doce millones de presos en el mundo.

En muchos países, la población carcelaria sigue aumentando. Por ejemplo, desde principios del siglo veintiuno, esta se triplicó en América del Sur, aumentó a más del doble en Asia sudoriental y casi duplicó en Oceanía.

En Estados Unidos, en cambio, disminuyó el número de presos en los últimos años. La tasa de encarcelamiento en 2019 estuvo en el nivel más bajo desde 1995. De 2009 a 2019, por ejemplo, el número de presos bajo jurisdicción estadual o federal se redujo 11 por ciento y la tasa de encarcelamiento disminuyó en 17 por ciento.

En algunos países, incluido Estados Unidos, la pandemia de la COVID-19 también contribuyó a la disminución del número de reclusos. Las actuaciones judiciales, los retrasos en los juicios y en la emisión de sentencias llevaron a una disminución de 40 por ciento de ingresos en las cárceles estaduales y federales de este país a partir de 2019 y provocaron una disminución de 25 por ciento en el número de reclusos en las cárceles locales.

Como sucede en todo el mundo, la gran mayoría de los presos en Estados Unidos son hombres. En 2019, por ejemplo, las mujeres representaron alrededor de 10 por ciento de las personas privadas de libertad, alrededor de 0,2 millones de reclusas, y constituyeron la tasa de encarcelamiento de mujeres más alta del mundo. Además, la mayoría de los hombres presos tienen menos de cuarenta años, provienen de comunidades desfavorecidas, pertenecen de forma desproporcionada a minorías y, a menudo, tienen problemas de adicción.

Las tasas de encarcelamiento de Estados Unidos también varían considerablemente según la región y el estado. Los estados con los guarismos más altos suelen estar ubicados en el sur. Los tres estados principales, por ejemplo, fueron Luisiana, Mississippi y Oklahoma, todos con tasas superiores a 600 en 2019. En contraste, los tres estados con las tasas más bajas, alrededor de 150 o menos, fueron Massachusetts, Maine y Rhode Island.

A fines de 2019, poco menos de la mitad, o alrededor de 46 por ciento, de los presos federales con sentencia cumplían condena por tráfico de drogas y 8 por ciento por delitos violentos. Asimismo, el delito más común entre los presos estaduales con sentencia estuvo relacionado con drogas y aproximadamente uno de cada siete, o 14 por ciento, cumplía condena por asesinato u homicidio involuntario.

El alto nivel de encarcelamiento de Estados Unidos plantea varios problemas, como los relacionados con los derechos civiles de las personas pobres y pertenecientes a minorías, el hacinamiento que supone riesgos para la salud y las presiones económicas sobre los presupuestos estaduales. Algunos sostienen que el encarcelamiento deshumaniza a las personas, ayuda muy poco a mejorar la seguridad pública y perjudica a las comunidades marginadas.

Además, muchos presos después de ser liberados enfrentan serios desafíos, como reingresar al mercado laboral, encontrar una vivienda adecuada, restablecer las relaciones familiares, sociales y comunitarias, acceder a la asistencia pública y alejarse de actividades delictivas.

El gasto en prisiones y cárceles también varía considerablemente en Estados Unidos. Sus presupuestos generalmente se destinan a proporcionar seguridad, alimentos, vivienda, recreación, educación, manutención y atención médica a los reclusos.

Los costos anuales por recluso van desde 20.000 dólares en estados como Alabama, Kentucky y Oklahoma hasta más de 50.000 dólares en Connecticut, Nueva Jersey y Nueva York. Además, invariablemente, en todos los estados, los costos anuales de mantener a un recluso en prisión son significativamente mayores que los fondos estatales destinados a la educación de un estudiante de primaria o secundaria durante un año académico.

Hay varios factores que explican por qué Estados Unidos tiene la tasa de encarcelamiento más alta del mundo. Entre ellos se destaca la guerra contra las drogas, que a lo largo de los años dejó muchas personas presas. Muchos especialistas sostienen que una mejor opción sería ofrecer tratamiento contra las drogas a los delincuentes en vez de mandarlos a la cárcel.

Otros factores y prácticas que podrían contribuir a las altas tasas de encarcelamiento en Estados Unidos incluyen: leyes con sentencias más duras, penas de prisión más largas, mayor probabilidad de encarcelamiento, tasas más altas de delitos violentos, armas de fuego fácilmente disponibles, un legado de discriminación racial, el temperamento estadounidense, la falta de una red de seguridad social, servicios de reingreso inadecuados, discriminación laboral, tiempo en la cárcel por delitos menores o delitos de bajo nivel, y la falta de fondos para cubrir la fianza.

Además, la mayoría de los jueces y fiscales estatales de Estados Unidos son elegidos y, en consecuencia, tienden a ser sensibles a la opinión pública con respecto a las respuestas apropiadas para hacer frente a la delincuencia. Por el contrario, los profesionales de la justicia penal en otros países desarrollados son funcionarios públicos que tienen menos probabilidades de sufrir presiones para emitir largas penas de prisión.

En resumen, no hay grandes desacuerdos sobre quiénes tienen más probabilidades de terminar en la cárcel hoy en día: los residentes de Estados Unidos. Las razones detrás de este lamentable logro con respecto al encarcelamiento, sin embargo, son más discutibles. Además, las políticas, los cambios y los programas necesarios para abordarlo siguen siendo temas polémicos entre los funcionarios electos de este país, los profesionales de la justicia penal, los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y el público.

En consecuencia, parece que al menos en un futuro próximo, Estados Unidos conservará su título de líder mundial en encarcelamiento tanto en términos del número total de personas en prisiones y cárceles como en la tasa de presos por habitante.

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