Tras haber sido plebiscitada por el público en los festivales de cine Latino en Toulouse, y de nuevo cine latinoamericano en La Habana, llega a las pantallas en Francia “Sergio & Serguei” tercer largometraje de ficción de Ernesto Daranas, veterano director cubano de cine, radio y televisión.
Tomas Cao (Sergio el profesor cubano) y Héctor Noas (Serguei el astronauta ruso), son los dos actores cubanos protagonistas de esta historia, quienes han tenido que aprender a hablar ruso para las necesidades del guion. El que completa el trio protagónico, en el papel de Peter, es el actor y productor norteamericano Ron Perlman, al que los cinéfilos recordarán por ser uno de esos rostros de cine que no se olvidan, en películas francesas como “En nombre de la rosa”, o “La guerra del fuego” de Jean Jacques Annaud, o en “Cronos” la ópera prima del mexicano Guillermo del Toro, con quien reincidió también en “Blade II” y en “Hellboy”.
Se trata de la primera película cubana coproducida con Estados Unidos, pues Perlman es al mismo tiempo actor y coproductor, y cuenta así mismo con la participación de España, a través de Mediapro. La película fue rodada en La Habana, en Barcelona y Nueva York, gracias a ese breve periodo de buenas relaciones entre Cuba y la Casa Blanca que marcó la presidencia de Barack Obama.
Poética y entrañable historia relatada desde el punto de vista de Marianita, una niña de seis años, que pone humor y distancia cómica cuando nos habla de su padre, de su abuela, de Cuba y de sus gentes. Un relato que tiene a la vez un perfume de autenticidad autobiográfica con hechos vividos en la propia experiencia durante el “periodo especial”, junto a la paródica ficción en esa improbable historia de amistad a distancia cósmica entre un profesor cubano de filosofía marxista y un astronauta ruso en la celebre estación espacial Mir.
Cabe subrayar que la historia del astronauta ruso está inspirada en la realidad, cuando el cosmonauta de la nave soviética MIR Serguei Krikaliov, batió el record de permanencia abandonado en una nave espacial, a causa de la crisis en la Unión Soviética.
Sergio, ferviente radioaficionado cubano, es el papá de Marianita, un honesto profesor de filosofía que estudio en Moscú en los años fastos de la amistad ruso cubana, pero con la caída del muro de Berlín en 1989 y el derrumbamiento del “paraíso” soviético, se ve obligado a sobrevivir durante el “periodo especial” en la Habana. Ese momento en que Cuba, privada de las inversiones y el dinero del kremlin, se vio mas aislada que nunca con el más severo embargo económico.
La picaresca de la supervivencia en esa Cuba aislada, la dignidad de sus gentes, con sus apagones de luz, con más dolores que dólares, censurada y controlada por la burocracia castrista, es filmada por Daranas con cariño por cada uno de sus personajes. Una cariñosa mirada también sobre ese mundo de los radioaficionados, y el precioso papel de la radiodifusión, antepasado de Internet, en la comunicación entre los pueblos, que permitía pasar por encima de las barreras alzadas por los censores.
El guion se estructura así en torno a la doble actividad de Sergio, como viudo profesor en la universidad, que ha dejado de pagar sus salarios, mientras con Marianita, su abuela, y la ayuda de su vecino Ulises sobrevive con tráficos diversos, desde una destilería de ron casero, a la fabricación de habanos artesanales, o la fabricación de balsas para los que se deciden a echarse al mar y escapar a la creciente miseria del país.
La otra actividad de Sergio es su pasión por la radiodifusión, lo que le permite, sea por morse, o por las ondas cortas de la radio que el mismo ha fabricado, ponerse en contacto con radioaficionados del mundo entero. Entre ellos un americano, Peter, de origen polaco, anticomunista de turbio recorrido profesional, y un astronauta soviético, que capta la señal emitida desde Cuba por Sergio, empezando así el comienzo de una tan improbable como entrañable amistad a distancia cósmica.
Tres personajes que son cada uno en su entorno, náufragos perdidos en el universo. Sergio en Cuba que “ya no puede más de cantar la internacional con el estomago vacío”, Serguei el astronauta ruso abandonado en el espacio en pleno proceso de desintegración de la URSS, y el tercero el radioaficionado Peter, en Estados Unidos, aislado y amenazado por oscuros motivos.
Para dar mayor credibilidad a esa relación a larga distancia, cuenta el director que ambos Sergios no se encontraron nunca durante el rodaje, uno fue filmado en Barcelona y el otro en la Habana. Los efectos especiales con las escenas de la estación Mir en orbita espacial, contribuyen a entrelazar el guion con verdadera fuerza poética.
La parodia de la burocracia cubana y de sus servicios de información, a través de los personajes de Lia y de Ramiro, encargados de vigilar al “peligroso” Sergio, refuerzan la comicidad caribeña de la película, en la mejor tradición de la comedia cubana, de la que años atrás fue figura emblemática Tomás Gutiérrez Alea.