Gaza: después de Hamas. ¿qué?

A comienzos de abril, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó rotundamente: Gaza es un campo de exterminio.

El vicepresidente de los Estados Unidos, James David Vance, no comparte este punto de vista.  No creo que Israel esté intentando matar deliberadamente a todos los palestinos (de Gaza). Por consiguiente, no considero que lo que está sucediendo allí sea un genocidio, afirmó el número dos de la Administración norteamericana.

Gaza: hay opiniones para todos los gustos; apreciaciones muy dispares…

Recuerdo que, en los años 80, durante las primeras semanas de la intifada, solía reunirme en Jerusalén con un pequeño grupo de analistas árabes y hebreos, tratando de contestar a la única pregunta ¿Cuántos muertos hubo ayer? ¿75? ¿90? ¿52? Cuando la cifra de víctimas no superaba el umbral de los 33 ó 35, alguien dejaba caer la frase: No, no ha sido un mal día.

Curiosamente, nadie se pregunta hoy en día: Después de Hamas, ¿qué? ¿Cuál será el provenir de Gaza al término de las hostilidades? Sí, es cierto: los gobernantes de Tel Aviv contemplan una limpieza étnica total: la expulsión de los dos millones de pobladores de la Franja a un país árabe. Pero ningún Gobierno hermano está dispuesto a acogerlos con los brazos abiertos, alegando dificultades económicas, complicaciones políticas o trabas administrativas. Para Egipto, los gazatíes son enemigos de toda la vida; para los jordanos, un exceso de población extranjera difícilmente asimilable. Los países del Golfo Pérsico prefieren limitar su solidaridad con el pueblo palestino a los cheques que envían periódicamente a las organizaciones humanitarias.

Un mal día… Desde el 7 de octubre de 2023, me toca practicar este lúgubre ritual solo, en mi torre de marfil madrileña. ¿Solo? ¡No! Las lejanas voces de mis interlocutores de antaño me acompañan. Y los malos días siguen sucediéndose.

Donald Trump tiene un proyecto: convertir Gaza en un lujoso resort turístico mediterráneo, capaz de competir con la Costa Azul francesa o la Riviera italiana. Pero si Gaza se queda sin población. No pasa nada, afirma el multimillonario americano, podemos importar mano de obra barata de Asia. Una opción ésta que no acaba de convencer al aliado israelí.

Tel Aviv tiene, a su vez, un proyecto que podría complacer a Trump.  Se trata de una propuesta para crear en la Franja una nueva entidad tras el derrocamiento de Hamás. El plan, titulado pomposamente Programa de Seguridad y Recuperación de Gaza, cómo debería ser el día después, fue elaborado en diciembre de 2023 por un grupo de 35.000 reservistas de las fuerzas de seguridad israelíes y de los miembros del grupo de expertos del Jerusalem Center for Security and Foreign Affairs

Acuerdo-Abraham-NO Gaza: después de Hamas. ¿qué?

El informe implica la reconstrucción económica, la construcción de infraestructuras, así como la necesidad de preparar un cronograma detallado para el control de la Franja tras la caída o el desmantelamiento de la organización islámica.

Ese plan de control de Gaza descarta la soberanía palestina, o mejor dicho, de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), o la presencia del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNWRA) como fuente de ayuda humanitaria.

El documento, cuya autenticidad fue confirmada por un alto funcionario del Gobierno. no indica si Israel tiene la intención de anexionarse la Franja, aunque se afirma claramente que las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) quieren tener un mayor protagonismo en la gestión de los asuntos de Gaza. Detalle interesante: el borrador no alude, en ningún momento, a las exigencias palestinas o a los documentos firmados por las dos partes – Israel y Palestina – desde la entrada en vigor de los acuerdos de Oslo.

Tras la caída de Hamas, el ejército israelí trataría de apoderarse temporalmente de la totalidad de la Franja, teniendo libertad de movimiento sobre el terreno y obteniendo el control total de la frontera de 12 kilómetros entre Gaza y Egipto, incluido el cruce fronterizo de Rafah.

Las FDI ya han creado una zona tampón a lo largo de algunas partes de la línea fronteriza. Desde principios de abril, los israelíes controlan aproximadamente la mitad de la Franja. Para ampliar la zona tampón, las FDI demolieron sistemáticamente toda la infraestructura, haciendo que parte del territorio fuera inhabitable.

Durante la segunda fase de la ocupación, el gobierno de Tel Aviv establecería cinco consejos administrativos autónomos, denominados: Gaza Norte, Ciudad de Gaza, Franja de Gaza Central, Khan Yunis y Rafah. Los consejos tendrían la tarea de gestionar la vida civil en la Franja, después de cumplir con ciertos requisitos previos: no estar relacionados con facciones terroristas, reconocer el estado de Israel y participar en un plan de reeducación también llamado proceso de desnazificación.

Israel establecerá una Dirección Administrativa Internacional (IMD, por sus siglas en inglés) para la ayuda, la reconstrucción y la supervisión de los consejos administrativos. No se contempla para nada incluir a la Unión Europea en los nuevos órganos de gobierno, pero sí a los Estados Unidos, algunos países occidentales como Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, así como a Estados suníes pragmáticos como Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y posiblemente Arabia Saudita, como parte de una maniobra destinada a normalizar las relaciones entre Riad y Tel Aviv.

Israel debería favorecer, asimismo, el despliegue de un cuerpo parecido a la Fuerza Multinacional y Observadores en el Sinaí, instrumento de mantenimiento de la paz creado en 1982 con el apoyo de Estados Unidos.

Durante la tercera y última fase, los palestinos podrán autodeterminarse.

El plan propuesto no pone ningún obstáculo real a la capacidad de los palestinos para lograr la autodeterminación una vez que reconozcan a Israel como el Estado judío y abandonen las actividades terroristas imputables a Hamas.

¿Los palestinos? Digamos que brillan por la ausencia, al igual que en los Acuerdos Abraham, negociados durante el anterior mandato de Donald Trump.  ¿Qué opinan los palestinos?

Adrian Mac Liman
Fue el primer corresponsal de "El País" en los Estados Unidos (1976). Trabajó en varios medios de comunicación internacionales "ANSA" (Italia), "AMEX" (México), "Gráfica" (EE.UU.). Colaborador habitual del vespertino madrileño "Informaciones" (1970 – 1975) y de la revista "Cambio 16"(1972 – 1975), fue corresponsal de guerra en Chipre (1974), testigo de la caída del Sha de Irán (1978) y enviado especial del diario "La Vanguardia" durante la invasión del Líbano por las tropas israelíes (1982). Entre 1987 y 1989, residió en Jerusalén como corresponsal del semanario "El Independiente". Comentarista de política internacional del rotativo Diario 16 (1999 2001) y del diario La Razón (2001 – 2004). Intervino en calidad de analista, en los programas del Canal 24 Horas (TVE). Autor de varios libros sobre Oriente Medio y el Islam radical.

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