El 27 de junio, apenas conocida la noticia del referéndum en Grecia, comenzaron a alzarse autoridades europeas decantándose claramente por el No. Europa no tuvo inconveniente en tomar partido. Tsipras y Varoufakis eran, entonces, kids in the room y dogmáticos hasta la irresponsabilidad de dividir a su país.
El 28/6 Donald Tusk amenaza a los griegos: “les quedan tres días” para aceptar la propuesta de la Troika.
El 29/6, el presidente del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, Klaus Regling, pide públicamente a los griegos que voten SI. Lo mismo hicieron Claude Juncker, Angela Merkel, François Hollande y Matteo Renzi: “Si los griegos rechazan la propuesta europea dirán ‘no’ a la Unión Europea”.
Del 1/7 hasta horas antes de la consulta, las noticias en los medios europeos declaraban el empate o la victoria del Sí y continuó la campaña del No con celebrities europeas.
Inesperadamente, nos dicen, el No batió al Sí por más de 20 puntos. Y, ale-hop, las declaraciones europeas cambiaron de signo, color, tono y ambiente. Juncker, Merkel, Tusk ahora hablan de llegar a un acuerdo con Grecia; de escuchar a Grecia; de mantener desde el BCE el nivel de liquidez griego; de un FMI preparado para ayudar a Grecia.
Como bien ha dicho Varoufakis, esto es política, chaval: su renuncia es un movimiento más de la estrategia griega –no olvido que ellos inventaron el Caballo de Troya- y su dimisión, aplaudida por Lagarde, Schauble y Draghi, es un gambito de peón que parece diseñado por el mismísimo Hristodoulos Banikas.
Euclides Tsakalotos, es el movimiento clave: nacido en Rótterdam, licenciado y doctorado en Oxford donde contactó con el Partido Comunista Griego, finalmente integrado en Synapismós, formación mayoritaria de Syriza. Por cierto, Varoufakis nunca ha sido afiliado de Syriza.
Lo que me trae de cabeza es quién coordinó a los líderes europeos en tan pocas horas. Esta gente no consigue un acuerdo rápido ni para ir al cine, así que ¿cómo se pusieron de acuerdo entre las 21:00 del 5/7, que ya se daba por seguro un amplio NO, y las 23:53 en que Schulz declaró en TV «Debemos respetar la soberanía y voluntad de los griegos, expresada hoy en el referéndum»? Por otra parte y no menos sintomático, las bolsas europeas se han mantenido.
Yo quiero conocer a esa persona que llama por teléfono a todos y les dice a partir de ahora, esto es así y esto lo que debéis decir. Quién es, cómo llegó a ese puesto, cuánto gana.
La gente de Grecia ha hecho una peineta gigante a los mercados europeos. Posiblemente, lo esperaban desde el mismo día en que Tsipras anunció el referéndum y ya tenían desarrollado su plan B. El asunto es quién lo propone, quién hace la llamada que pone la maquinaria en marcha; en qué se basa un poder capaz de cambiar la orientación del discurso oficial de Europa.
¿Quién o qué ha llevado en horas a que sean mayoría los líderes que hablan de una quita a Grecia como algo necesario; como Sigmar Gabriel, vicecanciller y ministro de economía de Merkel, que ha declarado en Stern que considera «posible una reestructuración de la deuda griega»?
¿Llamó Obama acongojado por el acercamiento –elemental- de Grecia a Rusia? ¿Llamó Amin H. Nasser, presidente de Saudi ARAMCO cagándose en las muelas de todos porque el gaz-business se le iba a la porra? ¿Llamó el mismísimo Donald Valentine, fundador de SEQUOIA Venture Capital y padre amantísimo de Cisco Systems, Oracle, Apple, YouTube, Yahoo y Google entre otros? ¿Llamó el CEO del Industrial & Commercial Bank of China, el mismísimo señor Jiang Jianqing, el banquero más poderoso del mundo? ¿Llamaron Amancio Ortega, Bill Gates, Carlos Slim?
Algún poder debe tener quien con una sola llamada hace cambiar de opinión a todo un continente y en apenas algunas horas consigue que pasen de decir que Grecia tiene que pagar inexorablemente a dar por sentado que es imposible que Grecia pague.
La pregunta más inquietante, empero, es otra: ¿Quién está detrás del que llama? Quizás la única esperanza que nos quede es que un montón de griegos le han parado los pies y han hecho retroceder sus alfiles. ¿O son peones?