Katu Arkonada
Lo que hemos vivido los últimos días en Honduras merece un análisis mucho más profundo, pero a modo de reflexión preliminar y síntesis, podemos decir que la voluntad mayoritaria de refundar el país manifestada por el pueblo hondureño ha sido cercenada por las élites políticas y económicas. Todo ello además sufriendo un nivel de injerencia por parte de la Embajada de Estados Unidos nunca visto antes.
En estos momentos podemos hablar de una situación no resuelta en Honduras donde el Tribunal Supremo Electoral tiene 30 días para dar resultados definitivos y son ya 3 los candidatos que se han declarado ganadores de las elecciones. La diferencia entre Juan Orlando Hernández y Xiomara Castro, candidata de Libre, que comenzó siendo de 7 puntos a favor del Partido Nacional, ha bajado en estos momentos a 5 puntos mientras el recuento continua, y todo parece indicar que se va a dar un empate con una diferencia todavía no se sabe a favor de quien, de en torno a 1 punto de diferencia. La situación y el escenario que se vislumbra son de incertidumbre y no se descarta incluso la posibilidad de repetición de las elecciones.
Mientras tanto, en un Estado fallido como Honduras donde la institucionalidad es prácticamente inexistente, los representantes políticos de los grupos económicos y los representantes económicos de los grupos políticos, continúan negociando votos y diputaciones y se han acercado a candidatos de Libre para sugerir que si quieren que se confirme su elección debe abonar una cantidad de dinero o comprometerse a ciertos favores futuros.
Genealogía de un fraude
En las calles hondureñas no se tiene ninguna duda de que Libre ganó las elecciones y ha sido víctima de un fraude cometido mediante una estrategia perfectamente organizada y diseñada por JJ Rendón y la Embajada de Estados Unidos. Si en algún momento llegamos a creer en la victoria de Libre, este golpe de estado electoral dado el domingo y televisado en directo nos devuelve a la realidad y demuestra que a veces la izquierda peca de inocencia y la derecha está perfectamente articulada tanto a nivel de medios como en el plano internacional.
Son varios niveles de este fraude en el que el menos importante es la compra de votos en zonas populares y regiones más pobres mediante la entrega de bolsas con comida por parte de delegados del Partido Nacional el mismo día de las elecciones. Pero hay dos niveles en los que es preciso detenerse.
Por un lado, uno más central y nuclear como es el propio Tribunal Supremo Electoral, cuyo presidente David Matamoros es militante y exdiputado del Partido Nacional. El Tribunal Supremo Electoral comenzó la noche del recuento publicando actas de zonas donde ganaba los cachurecos, como popularmente se conoce al PN, mientras al mismo tiempo mandaba a auditoría en torno a un 20% de las actas (que representan 400.000 votos) de territorios como el departamento de Santa Bárbara donde el voto mayoritario es para Libre. En el equipo de coordinación electoral del partido Libertad y Refundación se tiene la certeza de que en torno al 75% de las actas auditadas son ganadas por Xiomara. Todo lo anterior se hace con el objetivo de crear la sensación de que el Partido Nacional estaba ganando las elecciones, sembrando descontento y desconfianza, e incitando a muchos fiscales de Libre a abandonar las mesas electorales después del recuento de los candidatos presidenciales, dejando vía libre para la manipulación de datos en el recuento de diputados y alcaldes.
El otro nivel es precisamente el territorial, en el que, desde lo local, se ha cometido fraude nacional. Los candidatos presidenciales eran 8 de 9 partidos diferentes y cada partido tenía 2 credenciales para sus representantes en cada una de las mesas electorales (16 mil en todo el país). Sin embargo, en centenares de mesas, como hemos podido comprobar personalmente en las actas escaneadas enviadas al TSE, el voto a 4 de estos candidatos era de 0 votos. Esto significa que ni siquiera los representantes de estos partidos en cada municipio han votado por su candidato, vendiendo sus credenciales al Partido Nacional. Los candidatos de estos 4 partidos, Democracia Cristiana, Alianza Patriótica del golpista Romeo Vásquez Velásquez, Unificación Democrática y PINU, ni siquiera alcanzan entre los 4 el 1% de los votos escrutados hasta el momento. Queda claro que se han presentado a las elecciones para hacer un negocio con las credenciales electorales otorgadas por el TSE.
Toda esta estrategia de fraude vino acompañada el domingo por una, hay que reconocer perfecta, estrategia mediática en la que el clímax fue la llamada de felicitación del presidente de Colombia Juan Manuel Santos en mitad del discurso del candidato del Partido Nacional. Asimismo, el actual presidente de Honduras, Porfirio Lobo, también ha reconocido como vencedor al candidato de su mismo partido cuando aún falta 1 millón de votos por escrutar y la diferencia a pesar del fraude es de tan solo 100 mil votos.
Una mirada hacia delante
La posibilidad de 8 años continuados de gobierno del Partido Nacional aterra de solo pensarla, pero es más real que nunca. El pueblo hondureño ha hecho un esfuerzo inmenso, logrando construir una herramienta para la transformación y refundación de Honduras llamada Libre y el primer objetivo en estos momentos debe ser defender la victoria de la candidata Xiomara Castro voto por voto, pero quizás hay que empezar a plantearse que en un escenario en el que el Partido Liberal (20% de los votos) no se ha hundido a pesar del golpe de Estado, y el Partido Nacional tiene mucha fuerza a pesar del fraude cometido, la izquierda necesita recorrer aun el camino hasta la madurez política que le permita ganar las elecciones con un proyecto identificado con los sectores populares que pase por encima de cualquier tipo de fraude e injerencia. También en algún momento es necesario analizar el papel del Partido Anti Corrupción, que se ha convertido en la tercera fuerza de Honduras habiendo sido en un primer momento menospreciado por todos los partidos, incluido Libre. El PAC ha canalizado mejor que la izquierda el voto antisistema, con un discurso populista y de derecha, pero que ha calado en varios sectores, especialmente entre la juventud.
El objetivo más allá de la defensa del voto para la candidatura de Xiomara, debe ser asegurar un buen porcentaje de alcaldes y diputados de Libre, así como mantener la cohesión de un partido frágil ideológicamente, en el que la izquierda, los movimientos sociales y sectores provenientes del liberalismo se han unido con el objetivo de romper el tradicional bipartidismo.
Es el momento de comenzar a pensar en (re)construir el partido, fortalecerlo política, ideológica y organizativamente para convertirlo de una vez por todas en el proyecto político de todo un pueblo, de toda una nación, de una Honduras libre y soberana.
- *Katu Arkonada se encuentra en Honduras como observador electoral y acompañante internacional de Libre.
- *Información distribuida por Alai-amlatina
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