Javier Hernández Velázquez: Un camino a través del infierno

El miércoles 13 de noviembre se presentó la novela Un camino a través del infierno, de la que es autor Javier Hernández Velázquez. La obra fue finalista y Mención especial del jurado del Premio L’H Confidencial de novela negra y ha sido editada por M.A.R. editores.

portada-Camino-infierno Javier Hernández Velázquez: Un camino a través del infiernoEl evento literario tuvo lugar en la Librería La Fugitiva (Calle Santa Isabel, 7, Madrid), y contó con la participación del escritor Juan Armas Marcelo como presentador. El ambiente fue extremadamente cordial, y hasta familiar, dado que ambos autores son canarios a pesar de que no se conocían hasta el momento, lo que obligó al más veterano a aclarar que no estaba allí para apoyar a un paisano, a un escritor canario por el mero hecho de serlo, sino porque había leído la novela y había descubierto que era muy buena.

Juancho Armas Marcelo estuvo muy animado con la situación actual de España (el eje Madrid/Tokio, la basura frente a la limpieza extrema), con la sociedad canaria (cada vez más analfabeta entre el Club Náutico de altura y la miseria de abajo) a la que Javier hace frente en su novela.

Escritores hay en Canarias que murieron completamente olvidados (Domingo Pérez Minik) frente a políticos inútiles que ahora dan nombre a grandes avenidas cuando deberían estar dando nombre a basureros, dado lo desastroso de su gestión. En Canarias, para que te reconozcan, tienes que estar muerto, como algunos poetas que han tenido la suerte de ser reconocidos con 34 años porque que murieron con 33, o ser muy viejito, como Chirino, que además es muy buen escultor, porque lo que es Óscar Domínguez…

No hay mayor divertimento para un canario en el exilio que leer el editorial de El Día de Canarias con el primer café. Impagable. Allí te puedes regocijar con un delirio nacionalista que no se lo cree ni el que lo ha escrito. Un tal Chávez, no de Venezuela sino de Canarias, es el asesor literario de estos desayunos. La conversación que ambos mantuvieron fue una verdadera gozada de seguir por la libertad y la falta de prejuicios con que ambos se expresaban. Lo malo es que al ser la atmósfera entre amigos, yo traicionaría su confianza al tocarla para trasladarla aquí. Baste decir que la sociedad se reconstruye por la noche, cuando los políticos duermen, y se desbarata al despertarse de nuevo esos mismos políticos. Sólo así es comprensible que aún siga en pie estando como está.

El autor presentado, Javier Hernández Velázquez, resumía así su ideario: «Yo, cuando algo no me gusta, escupo sobre ello, y eso lo hace por mí Mat Fernández (el detective de su novela). Como me gustan tanto los westerns, me siento como un Clint Eastwood cuando escupe en las películas. Y si me quiero reír, que es lo que más me gusta del mundo, que me hagan reír, tengo que acudir al cine en blanco y negro, después ya no. Risas irónicas y con humor como yo pretendo producir. Siento que a través de Mat puedo hacer cosas que como ciudadano Hernández, jamás podré hacer. Voy por la calle viendo a gente que no quiere más que morirse, para dejar de pagar. O irse a un hospital donde le atiendan y se ocupen de él gratis, sin tener que pagar por ello, o a una cárcel donde le den de comer y dormir también gratis, sin tener que pagar.» (…)

Por eso su novela es la anatomía del lado sórdido y oscuro de la política en una sociedad con un alto índice de desafección. El comienzo de una campaña electoral llevará al detective privado Mat Fernández, a iniciar una trepidante investigación para esclarecer el asesinato de su mujer que lo sumergirá en un ambiente deslumbrante y a la vez turbio y violento. Con el paso de los días, comprobará que el caso en el que se ha metido va repercutiendo en la lucha electoral, desvelando, sin tapujos, las grietas del sistema democrático y su lodazal de corrupción. Y en ese mercado de espejismos, que articula los resortes del poder, Mat andará los días para descubrir que las mentiras envenenan y lo conducen a un final que desatará una súbita orgía de tensión, sangre y muerte auspiciada por la retórica de las balas.

Sobre el autor:

Javier Hernández Velázquez nace en Santa Cruz de Tenerife (1968), abogado y funcionario de carrera en la Administración Local. Es un autor que utiliza la narrativa para contar lo que pasa a su alrededor y dar una respuesta rotunda a sus causas, intentando que esa ambición explícitamente urbana de contar lo que sucede despierte la conciencia sobre la realidad. Porque el auténtico patrimonio de una sociedad es su memoria. Así lo ha reflejado en sus obras El fondo de los charcos (finalista del Premio Benito Pérez Armas 2009), Los días prometidos a la muerte (programa Canarias Lee 2012) o El sueño de Goslar (programa Santa Cruz Ciudad leída 2013 y Red de Bibliotecas).

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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