Los orígenes de la fotografía arqueológica se sitúan en los años finales del siglo XIX, cuando numerosos fotógrafos se dedicaron a visitar los grandes descubrimientos arqueológicos que se produjeron durante aquel fin de siglo. Maxime du Camp, escritor y fotógrafo, amigo de Gustave Flaubert, fue uno de los pioneros de la fotografía arqueológica.
En 1850 utilizó en su trabajo el procedimiento de copia en papel a la albúmina inventado por Louis Désiré Blanquart-Evrard para publicar un libro dedicado a los monumentos de Egipto, Nubia, Palestina y Siria con 125 calotipos tomados por él mismo. En 1851 la Administración de Bellas Artes de Francia promovió la Mision Heliographique para llevar a cabo una serie de campañas fotográficas que documentaran las riquezas arqueológicas del país. Las fotografías sirvieron para inventariarlas y restaurar los espacios que manifestaban un mayor estado ruinoso.
En 1887 la fotografía ya estaba plenamente incorporada a las labores arqueológicas, como pone de manifiesto que ese año la expedición francesa a Delfos tuviera ya como director técnico a un fotógrafo, Henry Convert. Hasta entonces los responsables de los yacimientos arqueológicos se servían de dibujantes y grabadores para mostrar sus hallazgos. Algunos se hicieron famosos, como Étienne Dupérac, cuyos servicios eran requeridos por los más importantes investigadores. Pero desde la invención de la fotografía, ésta se convirtió en indispensable para registrar los descubrimientos, por su fidelidad a la realidad, su veracidad testimonial y su rapidez.
La mayoría de edad de la fotografía arqueológica llegó en 1922 cuando el fotógrafo Harry Burton tomó las primeras fotografías de la tumba de Tutankamón acompañando a sus descubridores, Howard Carter y lord Camarvon, y éstas se mostraron a la prensa para documentar el hallazgo.
Fotografía arqueológica española
Las primeras fotografías del género tomadas en España fueron obra de fotógrafos franceses. En 1846 Francisco de Leygaunier obtuvo sobre calotipo las primeras vistas conocidas del Alcázar de Sevilla. Los hermanos Louis y Auguste Bisson documentaron en 1853 el estado de la Alhambra, que Jean Laurent, el fotógrafo francés afincado en Madrid, también fotografió. Laurent dedicó una gran parte de su obra en España a recoger los fondos de las pinacotecas y las catedrales españolas.
Entre las obras de los primeros españoles figuran las fotografías de 1863 de H. Otero, con imágenes de la demolición de las murallas de San Sebastián y las que J. Suárez publicó en 1869 en la Guía de Madrid de Ángel Fernández de los Ríos. Ya en 1880 don José Escalante y González, profesor de Instituto, tomó las primeras fotografías del techo de los policromos de la Cueva de Altamira, iluminándolos por vez primera con luz eléctrica. Y en 1897 Picó Tomás y Picó Martínez hicieron las primeras fotografías de la Dama de Elche al día siguiente de su descubrimiento. Fueron estos los primeros hitos de la fotografía arqueológica por españoles, entre cuyos pioneros cabe citar también a Juan Cabré, Antonio García Bellido y Rafael de Castro, cuyos archivos atesoraban una gran cantidad de fotografías relacionadas con su dedicación a este género.
Sin embargo no existe una tradición importante en la fotografía arqueológica española fuera de los circuitos científicos. Entre los fotógrafos actuales del género destaca José Latova Fernández-Luna, cuya obra, de una gran calidad, bascula entre lo científico y lo artístico. Latova ha reunido cuarenta años de su obra fotográfica dedicada a la arqueología en una exposición que se puede ver estos días en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) de Madrid.
Un recorrido histórico por la arqueología española
Arqueólogo de vocación, José Latova recorrió los yacimientos de España y de otros países durante su trabajo para la Administración durante los años 1976 a 1989 junto al también fotógrafo Miguel Ángel Otero. Con él ilustró publicaciones y catálogos de una gran calidad y contenido pedagógico. Es también autor de fotografías publicadas en revistas especializadas y profesor de la Escuela Efty de fotografía. Uno de sus trabajos más destacados fue el dedicado a las cuevas de Altamira en 1979 con motivo del centenario de su descubrimiento. Entre 1982 y 1989 inventarió el arte rupestre de la Península Ibérica con la ayuda del Equipo Norte, del que fue fundador.
En la exposición de José Latova se pueden ver trabajos desde sus primeros pasos en prospecciones arqueológicas y en fondos de museos e instituciones hasta sus últimas fotografías en este campo. Aquí se muestran los sistemas de excavaciones en medios diversos, desde los yacimientos en Egipto hasta los hallazgos en prospecciones arqueológicas submarinas, enriquecidos por las últimas aportaciones de la tecnología digital, la fotogrametría y los escaneados tridimensionales. A destacar una espectacular reproducción a escala real de una parte del techo de polícromos de la cueva de Altamira tomada con el procedimiento gigafoto, con el que se puede recoger la imagen completa de una gran superficie con el más mínimo detalle.
- TÍTULO. José Latova. Cuarenta años de fotografía arqueológica española
- LUGAR. Museo Arqueológico Nacional. Madrid
- FECHA. Agosto 2017