Los juegos de azar siempre llevan el estandarte del entretenimiento y el relax. Son consideradas actividades recreativas y de socialización pero sí, siempre y cuando su consumo se haga de forma equilibrada.
El juego responsable trata de no caer en los excesos y en la toma de decisiones basadas en la adicción. En la lista de juegos podemos encontrar algunos como las loterías, bingos, casinos, las máquinas recreativas y por supuesto el universo de las apuestas.
La intención siempre es garantizar la diversión, pero evitando al máximo poner en peligro tu salud mental, emocional, financiera o física. Es por eso que en este artículo te ofreceremos algunas recomendaciones sobre el juego responsable.
Límites sanos
Nunca los juegos deben verse como una solución a tus problemas y menos si estos son problemas económicos. Por tal motivo, cuando ya sientas que no puedes controlar el tiempo que durás en los casinos ni el dinero que gastas en este entretenimiento es momento de parar y si no puedes, pide ayuda.
Compartimos algunas de las máximas que debes tener muy presente cuando decidas dedicar tiempo en tu esparcimiento a los juegos en sea cual sea su clasificación.
En primer lugar, no excedas esos límites de acuerdo con tu situación económica.
Destina siempre un monto fijo con el que jugarás y apostarás. Si al calor de la emoción quieres buscar dinero adicional para seguir apostando ¡detente!
Debes tener en cuenta que tendrás días de suerte y días de mala racha. Nunca juegues o sigas jugando si lo que buscas es recuperar tu dinero pues es un laberinto sin salida.
Antes de entrar a los casinos o centros de apuestas ten en cuenta tus emociones, si estás en un estado depresivo no es el mejor momento para jugar.
Ya lo comentamos al inicio pero los juegos de azar son entretenimiento, no el salvavidas para rescatar tu situación financiera. Si las cosas no funcionan como pretendes, la depresión está a la vuelta de la esquina.
No juegues si estás bajo los efectos del alcohol o de las drogas.
Tu salud mental primero
En la mayoría de los casos, las personas que padecen de adicción a los juegos no lo reconocen y les parece una exageración que se les critique ese pequeño momento de distracción.
Lo que no notan es que todo su comportamiento impacta su entorno. Por ejemplo, lo que comienzan con un par de horas a la semana termina con jornadas de hasta ocho o diez horas. También algunas personas pueden llegar a faltar al trabajo para irse a las salas de juego.
Otra forma de ver este impacto es cuando las pequeñas cantidades para las apuestas
empiezan a ser sumas más grandes y comprometen la economía familiar. En casos más extremos hay apostadores que empeñan bienes para obtener más dinero que arriesgan en el casino.
No discrimina a hombres ni mujeres y que pueden tener cambios drásticos de humor y además descuidan su aspecto personal.
En muchas ciudades se dispone de asociaciones de psicólogos o grupos de apoyo a los que las personas afectadas pueden recurrir de forma anónima. Pueden tener líneas telefónicas a las que pueden llamar y solicitar la atención pertinente. Le escucharán sin juzgar y le acompañarán en su proceso.
Importancia de las regulaciones
Las regulaciones en los juegos en todos los países son de suma importancia y esto sí que no es mero entretenimiento.
Las reglas y obligaciones a los prestadores de servicios permiten, en primer lugar, que el Estado tenga control sobre la transparencia de los juegos y sus mecanismos, el dinero que se genera y detener cualquier acción delictiva.
También obliga a que los representantes de las casas de apuestas deportivas, tanto físicas como en línea, protejan a sus usuarios. Por eso las reglas e indicaciones de los juegos deben estar siempre a la vista y esto abarca tanto los juegos tradicionales de casino como los eSports.
Ante cualquier irregularidad, los casinos deberán actuar en caso de que una persona lleve largas jornadas apostando y no pueda parar.
En la familia también es muy importante que se pueda observar si hay cambios en alguno de sus integrantes con relación al juego. La moraleja más grande de todo: evitar los excesos.
