Iniciar a los niños en el juego les permite anticiparse a la vida y adentrarse en la perspectiva real de lo que luego podrán valorar conforme a sus deseos y respecto a sus problemas en el futuro.
El juego está necesariamente asociado al psiquismo y se adentra en el mundo de la imaginación del niño lo que permite establecer unas reglas únicas para que desarrolle su creatividad, exprese sus necesidades y plasme cuanto quiera informar al mundo exterior. Una pelota, una comba o un tablero de ajedrez pueden hacer un universo único para cada niño y puede ser el juguete de su vida porque le da una significación única.
Jugar a pilla-pilla, al escondite, a la gallinita ciega, a los columpios son parte de los juegos que el niño recrea con sus iguales que no necesita de nada más que un tiempo necesario y sus compañeros aliados para poder enriquecerse de ellos y desarrollar con ello el ingenio, la socialización y los recuerdos que siempre permanecerán intactos.
Problemas derivados de los juegos online
La elección de los nuevos juegos interactivos que fomentan el individualismo y la nula interacción con los iguales hace que el niño no sepa expresar sus emociones y refiera toda su imaginación a lo que le es dado. El cerebro del menor está desarrollándose y es necesario que los padres permitan que esos juegos de antaño que son gratuitos, sigan estando en las mentes de los niños para que puedan desarrollarse las habilidades necesarias que corresponden a sus respectivas edades.
En ocasiones el abuso de los juegos online, los móviles con juegos en apps y otras consolas pueden evitar el normal desarrollo de los niños porque suceden retrasos cognitivos, problemas de aprendizaje, aumento de la impulsividad y la falta de control. La atención y las capacidades del menor pueden verse alteradas en la escuela e implica necesariamente limitar sus movimientos y como consecuencia de ello, padecen obesidad, diabetes, problemas vasculares entre otros.
En otros menores se han dado el caso de alteraciones de la conducta, ansiedad infantil, aumento de la tasa de depresión, trastorno bipolar entre otros y las conductas agresivas o violentas que posteriormente generarán una adicción. Estos problemas derivados de estos juegos se atribuyen a padres ausentes, a las niñeras actuales que son las que algunas madres procuran para calmar al niño y desconocen el flaco favor que les están haciendo pasados los años.
Matar monstruos, ver vídeos repetidamente o tirarse horas en una consola hace que los menores no interactúen, les permite desarrollarse como seres únicos y no aprecian los valores referidos a compartir, jugar con iguales o ser testigo de caídas, golpes y otras circunstancias que suceden al aire libre.
Entre los problemas más agudizados a la hora de jugar con estos dispositivos es que los ojos de los menores no enfocan nunca al infinito porque pasan de la escuela al hogar en donde no juegan como antaño sino vuelven a centrar su vista en un campo inferior a un metro. La luminosidad de la pantalla, el exceso de brillo, y tener un ojo seco por la falta de parpadeo debemos controlarlo; además pueden ser los primeros signos de tener una miopía en los cinco siguientes años. La activación de estos dispositivos retrasa la DLMO (por sus siglas en inglés, la segregación biológica de la melatonina); si no hay luz ordena a la glándula pineal su segregación que conduce al sueño.
Cierto es que los juegos han evolucionado y con ellos la forma de aprender otras destrezas y habilidades cognitivas incluidas también en el rango de las sociales, si buen es cierto que gestionar los recursos, las funciones ejecutivas de los mismos y resolver problemas con otro contrincante puede facultar al menor en determinadas circunstancias si bien la oferta de jugar a un juego tradicional, estar en familia, compartir y sobre todo, valorar lo que se le ha regalado, es necesario para desarrollar los otros criterios referidos al significado único del regalo.
Una sorpresa, valorar las cosas pequeñas y dar sentido a lo que ha supuesto pedir a Papa Noel un regalo, es sin duda la mayor expectación que tienen las personas llegados al tiempo de Navidad. Sin duda tras un largo viaje, normalmente acierta pero si no lo hace hay que disculpar a este gordinflón porque somos muchos y es normal que se traspapelen las cartas. Lo importante es ver un pequeño presente y que toda la imaginación se desarrolle después. Solo así daremos un verdadero valor al juguete, al juego y sobre todo, a haber alcanzado un sueño que cuando seamos mayores, siempre recordaremos.