Empezó siendo el ejercicio de fin de carrera de cuatro estudiantes de la universidad Pompeu Fabra y, una vez convertido en largometraje, “Juli Ist”, de la catalana Elena Martín, que lo dirige, protagoniza y ha colaborado en el guión, no ha dado mucho más de sí.
Júlia es una estudiante de arquitectura que decide irse de Erasmus a Berlín. Es una niña mimada y es la primera vez que se marcha sola de casa. Una vez allí se encuentra con los problemas habituales: un clima desconocido y unas expectativas –de trabajo y ocio- muy diferentes de las imaginadas desde su Barcelona natal.
Lo que había pensado que sería innovador y que podría trasformar su vida se convierte en una toma de conciencia sobre la imposibilidad de adaptarse, la incapacidad de vivir sola y la incomprensión de una cultura muy diferente de la suya.
Julia comparte piso, acude a clase, frecuenta fiestas y se enamora en Berlín, pero no se encuentra en ninguna de las vivencias ni situaciones que atraviesa. Descubre una sociedad y una cultura con la que no encuentra puntos en común. Sin duda, en Berlín como en muchas otras ciudades europeas, hay más posibilidades de conocer gente que no sean estudiantes brillantes y desacomplejados que parecen estar de vuelta de cien años de existencia. Pero el tiempo de un Erasmus no da para mucho y Julia solo conoce a un tipo de colegas. La directora también cursó en esa ciudad su Erasmus, así que es de suponer que sabe de qué está hablando.
Lo que pasa es que al espectador le interesa poco la trayectoria emocional de esa Julia que probablemente se parece a la de otras muchas chicas en las mismas circunstancias. Lo que se sueña en Barcelona raramente coincide con la realidad encontrada.
En cualquier caso, y aunque a mí me parezca otro intento más de contar una realidad tan diversa como protagonistas tiene, lo que quizá haga imposible intentar dar una visión generalizada de lo que en definitiva es uno de los muchos momentos que viven los jóvenes universitarios, la película ha gustado en el pasado Festival de Málaga, donde consiguió la Biznaga de Plata a la Mejor Película y a la Mejor Dirección.
