El primero que llegue, que lo coja. El que antes se sobreponga al shock, ése será el ganador y el que dé lecciones a los que hayan llegado tarde o aún no se hayan enterado. Tal es el significado de las escenas con momentos estelares de la Gran Recesión, tal como se nos ofrecen en la función titulada La especie dominante. Y por eso quizás lo mejor de toda la función sea el video que han preparado para arropar esas escenas que luego nos van a ir sirviendo como en bandeja, que hay mucho camarero entre los desterrados del sistema.
Y digo «quizás lo mejor» porque viendo las imágenes en la pantalla envolvente, te entran ganas de reír, de bailar (tiene un ritmo frenético), de gritar, de salir a la calle y mezclarte con los demás. Trata sobre la crisis y reúne momentos conocidos por todos («momentos estelares») que han reproducido hasta la saciedad los medios de comunicación, por lo que frases como «A mí no me puede estar pasando esto» se suceden con tal insistencia en el video y alternativamente en las escenas que arropa, como zarpazos de oso (como los zarpazos que el oso le atiza a Di Caprio en The revenant).
Porque lo que era sólido y seguro hasta hoy mismo, se licuó de repente y sin avisar, sumergiéndonos en las incertidumbres de un mundo empobrecido y sólo preocupado por sobrevivir. En esta atmósfera de miseria moral y física, las amistades se disuelven, las fidelidades (a una empresa, a un sello, a un trabajador veterano) son cosa que da risa y el ser humano es lo último que cuenta en la cadena porque «sobramos todos». Otro zarpazo para rematar al muerto viviente del capitalismo tal como lo habíamos entendido. Un capitalismo costumbrista para el que la gente era un valor siempre que consumiera.
Ahora bien, el dinero sigue estando ahí, en la nube, sólo que ahora viaja y se acumula en otros cirros.
Desde ese mundo en líquida extinción, nacen las escenas de La especie dominante como ejemplos de lo que en lo personal ha venido a producir ese caos que llegó sin anunciarse pero que ya dura nueve años. Los cuatro actores encarnan eficazmente a otros tantos personajes heridos y, si bien sus papeles se intercambian, es fácil reconocer en cada caso al perdedor y al triunfador, o mejor a la víctima y a su ejecutor que no es ni siquiera un triunfador sino alguien que corrió primero a venderse y a vender a su compañero, amigo o familiar, cuando todavía daban algo. De ahí La especie dominante.
Surgen así siete escenas y 16 personajes. Sus rostros los hemos visto antes en la prensa, en los medios digitales, en los reportajes televisivos, en los desconocidos con los que nos cruzamos a diario, por lo que el interés es indudable. La sátira y el humor negro trufan por igual estas escenas y entre ellas es genial la de la plancha. Queda algo confusa, sin embargo, la relación de la última con el resto y con los postulados generales que dan el título a La especie dominante -será que no soy una economista avezada-, pero el espectáculo se ve con interés creciente y el veredicto final no desmerece.
No desmerece, a pesar de no entenderlo, y quizás también a esto haya que acostumbrarse.
He aquí la sinopsis de la función: El señor Andréu, catedrático de economía política y asesor de varias entidades financieras e instituciones públicas, toma relajadamente un aperitivo y opina sobre los jóvenes alborotadores que protestan en las calles. Mientras saborea su vermú se sucede un abanico de escenas en oficinas, almacenes, hoteles, dormitorios, bares… que nos muestran el paisaje de la vida cotidiana. Al pagar el vermú, el camarero, un antiguo alumno suyo, lleva la lógica de sus teorías económicas al cobro del aperitivo.
Al grupo Guirigai le espera de febrero a abril de 2016 una gira Circuito Ibérico por Portugal: Évora, Faro, Coimbra, Braga, Castelo Branco, Montemuro y Sintra
- Título: La especie dominante
Creación y dirección: Agustín Iglesias
Producción: Guirigai Teatro y Teatro de la Frontera
Reparto (por orden de intervención): Cándido Gómez, Mario Benítez, Nuqui Fernández, Magda Gª Arenal.
Ayudante de dirección – Oscar Salinas
Video creación – Nacho Vilaplana
Diseño vestuario – Laura Campos
Espacio escénico– Jose Iglesias
Diseño cartel – Nacho Vilaplana
Música: Memorial de Michael Nyman; Skokiaan de Louis Armstrong & His All-Stars; Dzajori Romanio de Lakhere Bala e Ida Kelarova; Una Mujer como yo de Albita; There’s More to Life Than This de Björk; Oye 2014 de Santana, Pitbull; Şah-ı Merdan de Kardeş Türküler; Take Five de The Dave Brubeck Quartet (Yo quise escuchar, además, zarpazos del otoño de Vivaldi que iban muy bien con la caída de todo y de las hojas).
Técnico de sonido: Jose Mª Mato
Teatro Lagrada
Fecha: 31 de enero de 2016