Contemos con cada minuto del día. No nos demos muchas explicaciones. Los planes a veces arruinan las opciones. Ganemos tiempo perdiéndolo.
No hagamos caso a los que generan ruido. Imaginemos que es posible. Veamos que lo es. No nos asustemos. Predispongamos las situaciones con amor.
No hallemos motivos estériles. Nos endulzaremos. Nos distinguiremos. Los peldaños se han de subir con cordura. Nos mostraremos con mansedumbre.
Andemos con garbo y señalemos las garantías que podemos disfrutar sin pedirlas a priori. Nos ganaremos con fuerza si no hacemos daño al presente.
Lo gratuito a menudo es más importante que lo costoso. Nos hemos de ubicar donde las cuestiones básicas verdaderamente lo son. Merece la pena cada jornada, cada segundo. No fracasemos: nos jugamos la vida, y también su esencia: la felicidad.