Define la jornada con naturalidad, para que crezca espontánea. Procura que sea sencilla, que no tenga demasiadas expectativas, y que albergue algún punto único y divertido. No traspases más fronteras de las necesarias para ser feliz.
Olvida los presagios nefastos, los malos rollos anteriores, las ofensas, las miradas de quienes no desean verte bien. Sé tu propio maestro y acércate a los momentos claves desde el afán de deleitarte y con el anhelo de que sean insuperables. Probablemente sin ansiarlos acaben siendo excepcionales. La tranquilidad ayuda.
Intenta estar en ese punto que te hace dulce, tierno, y cosecha cuanto puedas sin abarcar más de lo que consumes. Bueno, guarda algo para mañana, pero sin romperte por ello. Eres irrepetible, y lo sabes. Cuídate.
Los hechos te mostrarán el camino. Corrige sin tristeza cuando ello te ayude a estar en paz. Contribuye con los demás a su progreso, que será también el tuyo.
No te amilanes ni vivas en una valentía irracional. Cada etapa te dará la inspiración conveniente, si la laboras, si te entregas, si tienes tu mente presta. Anda cada día un poco y no olvides que la referencia es la dicha, ahora y siempre.