A las madres, con cariño: Tu día es hoy

El sentimiento de ser madre es indescriptible, se asegura que es el amor incondicional, el que no espera nada a cambio y lo da todo en cada instante.

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Puede ser que otras personas opinen distinto. Es cierto que hay madres que abandonan a sus hijos, otras los lastiman, los golpean y, hasta los matan a golpes o con insultos y agresiones. Pero hay infinitos ejemplos de maternidad excelsa, la que da la vida por el ser que se ha formado dentro de su vientre, incluso antes de que nazca, la que se pone de escudo para que a su descendiente no le hieran o lastimen, la que trabaja en horarios extendidos y todavía tiene ánimo para correr a abrazar a sus pequeños, guiarlos en sus tareas y, a veces, hacerlas cuando el maestro pide cosas extraordinarias.

Y allí están ellas cuando el pequeño está enfermo a la par de su cama cuidando su sueño y tomando la temperatura, corriendo al médico o al hospital si se pone más delicado. Buscando para la medicina si no cuenta con los recursos en ese momento. Pero también disfruta con sus risas y travesuras, con cada nuevo aprendizaje, con cada beso que recibe y hasta celebra alguna impertinencia.

Pero las madres tienen también sus propias categorías sociales. Unas gozan de privilegios hasta para ayudar en la crianza de los hijos, tienen tiempo para ellas y sus lujos. Otras, las que tienen un trabajo formal, cumplen con muchas presiones sus horarios y labores, tienen un salario digno para cubrir las necesidades familiares. A las madres trabajadoras de la economía informal les toca hasta acarrear a los pequeños a tuto y ponerlos como se pueda, entre cajas si son bebés o con cajas como escritorios si ya van a la escuela.

Algunas son madres de más de dos mil niños que están, junto a ellas en prisión, o están con familiares mientras ellas cumplen su condena. Otras muchas se han tenido que alejar de los hijos para buscar, migrando, mejorarles el futuro; y miles lloran la pérdida de sus retoños por la terrible violencia que azota al país o por la violación a sus derechos al no tener cómo garantizarles salud y vida a sus descendientes.

Es cierto que muchos padres enfrentan similares situaciones, pero hoy escribo para las madres, que de manera silenciosa son el cimiento de éxitos y el consuelo de fracasos. Esas que ponen el hombro para recibir las lágrimas que ella acompaña con las suyas cuando a quienes ama tanto buscan su compañía.

Les comparto este mensaje: “El día es hoy para amar, para perdonar, para compartir, para sonreír, para acompañar o para pedir perdón, porque mañana puede ser tarde”.

Otro mensaje simpático dice que los hijos “reconocen” las enseñanzas de las madres: “Enseñan lógica: ¡porque lo digo yo, … por eso… y punto!; enseñan ironía: “seguí llorando y te voy a dar una razón verdadera para llorar”; enseñan ósmosis; ¡cerrá la boca y comé!; enseñan contorsionismo: ¿mirá la suciedad que tenés en la nuca, …volteate!; enseñan fuerza y voluntad: ¡te vas a quedar sentado todo el día hasta que te comás todo!; y, entre otras cosas, también mesura: ¡te he dicho un millón de veces que no seas exagerado!”.

Ileana Alamilla
Fallece en enero de 2018. Abogada, notaria, periodista. Presidenta de la Comisión de Libertad de Prensa de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG). Analista en temas de libertad de emisión de pensamiento y de prensa. Coordinadora del Observatorio de los Periodistas y Directora de la agencia Cerigua. Consultora de Agencias del Sistema de Naciones Unidas, de entidades de investigación y de Organismos no Gubernamentales. Miembra de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Genero y onsultora en temas de género.

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