Lo que vio el mayordomo

El testamento oculto de un genio endiablado

Lo que vio el mayordomo es, según su director Joe O´Curneen, la más ortonesca de todas las comedias que escribió el malogrado dramaturgo inglés Joe Orton, y está producida y versionada por otro malogrado genio, Tomás Gayo. A ambos los arrebató por sorpresa «un accidente del destino». 

cartel-lo-que-vio-el-mayordomo Lo que vio el mayordomoEl que «Lo que vio el mayordomo» sea la más ortonesca de sus obras, siendo como es una gran farsa de enredo en la que no queda ni un cabo suelto, invita a ver en ella algo así como su testamento de autor, una especie de profecía social. De hecho, Joe Orton nunca la vio representada, no le dio tiempo, por lo que sería una obra póstuma con todo lo que ello tiene de legado y de premonición.

Tampoco Tomás Gayo vio acabado su proyecto de llevarla a escena, cosa que otros han cumplido por él, deseando que lo disfrutemos tanto como él en su día disfrutó con las visiones que la farsa plantea.

La farsa de la familia, del patriotismo y del patrimonio sobre los sexos y la propia vida, que todo eso plantea la obra de Orton.

El tema son las convenciones sociales (de ahí el juego que dan los vestidos, los postizos, los zapatos y los uniformes), así como la imposición social de respetarlas, unida a la necesidad de cada individuo de llevar adelante su propia vida cueste lo que cueste. Esto sólo se puede lograr con una gran dosis de hipocresía, con una dosis aún mayor de cinismo y con un culto al ego que hará que por fin no todo cuadre. O que todo cuadre pero de una forma totalmente inesperada, que es lo que ocurre al final de una manera arrebatadora, deslumbrante en que triunfa por fin la fuerza de la sangre. Y de esto ya no se burla nadie.

Pero siempre administrado con grandes dosis de humor, pues no olvidemos que el motivo principal de la velada loca-loca que vamos a presenciar es la búsqueda de un miembro viril sin el cual la historia de Inglaterra quedaría incompleta. Un miembro viril tal que hubiera aliviado en el frente de batalla a más de uno de saberlo, pero que alguien parece haberse llevado a la tumba como su última voluntad. Ya veremos que no.

Para dar titulo a la obra, Joe Orton cogió prestado el nombre con el que se bautizaron en el Reino Unido a miles de maquinitas tragaperras de principios del siglo XX, “What the Butler Saw” que, por un penique, mostraban durante un corto período de tiempo una secuencia de fotos sensuales y eróticas en color sepia o en blanco y negro. Era como mirar por el ojo de una cerradura, fisgonear en las vidas ajenas, que es lo que nos invita a hacer el autor de «Lo que vio el mayordomo», todos voyeurs apasionados por naturaleza que, gracias a internet, ya miramos con toda naturalidad y sin tener que pagar el bendito penique.

El argumento es el que sigue: En el despacho de su clínica mental, el doctor Prentice hace una entrevista de trabajo a Geraldine, joven aspirante a secretaria. La pulsión psiquiátrica de este doctor de pedirle a todo el mundo que se desnude «para ver su alma», y las explicaciones tan peregrinas que da al ser pillado en su manía, pronto nos hacen ver que allí se cuece algo más que cubrir un puesto vacante. Llega en ese momento la señora Prentice, que viene de pasar el puente con un colectivo de lesbianas pero que a su vez ha sido acosada y violada por un botones del hotel, el mismo hotel donde ella de joven…

Este es el inicio de Lo que vio el mayordomo, un disparate tras otro que, por milagro, encajan de puro desparrame en los dos actos de pura función, por lo que al final revelan no ser tan disparates. Entretanto, el papel de las fuerzas del orden queda por los suelos, para el arrastre y con las vergüenzas flotando en el aire. Ahora bien, las seis actuaciones están tan bien combinadas, hay tanta precisión en sus lances despiadados, que no hay ningún momento de confusión y los hilos del enredo se muestran nítidos ante nuestros ojos.

No hay nada, ninguna salida ni entrada, por extravagante que sea, que desentone y que no tenga su correlato en este record interpretativo de casi dos horas. Una obra de enredo muy bien trabada y muy bien representada, con momentos de risa franca y un vivo interés por la peripecia humana que no decepciona ni decae en un final apoteósico.

  • Título: Lo que vio el mayordomo.
  • Autor: Joe Orton.
  • Versión: Julio Escalada y Tomás Gayo Bautista.
  • Dirección: Joe O´Curneen.
  • Reparto: Pep Munné, Marta Belenguer, Luis Fernando Alvés, Mundo Prieto, Carmen Barrantes. Y la presentación de: Raúl Mérida.
  • Iluminación: Ion Aníbal López.
  • Escenografía: Raimundo P. Arias.
  • Espacio Sonoro: Kike Calvo.
  • Diseño Gráfico: Bravo Lofish.
  • Vestuario: Anna Tusell.
  • Distribución y contratación: Metrópolis Teatro. Producción:Tomás Gayo
  • Fecha: 9 de julio (hasta el 30 de agosto de 2015)
  • Espacio: Teatro Infanta Isabel
Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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